martes, 16 de septiembre de 2014

TRAICIOLANDIA



TRAICIOLANDIA

Orgullosos de lo ajeno, ponderando las ventajas de todo lo extranjero y presumiendo de su deslealtad a México, contestan las fuerzas entreguistas, que se han adueñado de nuestra tierra.   

Los traidores hacen gala de lo que habría de avergonzarles, aplauden con euforia incontenible las próximas  inversiones extranjeras, muy orondos describen con detalle las cualidades de los nuevos complejos industriales que se instalan y proliferan a todo lo ancho de nuestro territorio, las enormes facilidades que se les brindan a los emporios trasnacionales son motivo de su orgullo, con franca sonrisa se jactan de la automatización de los cibernéticos robots que operarán las plantas, la extensión de los terrenos que ocuparán las fábricas sobre las antes propiedades ejidales, más de 400,000 hectáreas en la primera fase, lo cantan y la exención de impuestos que hacen todavía más atractiva la invasión, con alegría lo vociferan.

No dudan un instante en caravanear la ingeniería, la administración y la mercadotecnia de las marcas que vienen de más allá de nuestras fronteras, se les humedecen los ojos de la fascinación de pertenecer a cualquier consorcio norteamericano, canadiense o europeo, ahora con la terminación “mexicana” o “de México”.

Estamos en 20, 30, 114 ó 137 países, tenemos presencia en México hace ya 8 años, lo dicen en plural,  que eso garantiza la calidad de los productos y servicios para el consumidor; dejan entrever o aseguran categóricamente que lo mexicano no solo deja mucho que desear, sino que es pésimo.

Con cierto dejo de desprecio y soez malinchismo afirman que nosotros somos incapaces de realizar nada con la eficiencia que requiere su diosa la competitividad, tildan de improductivo todo lo que provenga de su propio nido, saltan con entusiasmo sobre los escombros de su cuna, pisotean con alevosía cualquier intento nacional por reivindicar los valores e ideales de nuestra gente.

Imitan irreflexivamente la conducta de quien les desprecia, se arrastran indignamente para lamer los pies de quien les patea el trasero; pero no se tientan el corazón para escupir sobre sus hermanos de raza.

Somos líderes a nivel mundial se dicen, nuestra casa matriz, está en Nueva York, Chicago, Dallas, Georgia, Denver, Tokio, Londres, Ottawa o Montreal, estamos ahora creciendo mucho en México – ladran -     

Comentaristas y locutores no pierden oportunidad de resaltar las ventajas de firmas, franquicias y marcas extranjeras, sin considerar absolutamente para nada lo que significa para el pequeño empresario nacional, todo en aras de la libre competencia, van a arrasar con el mercado gritan y se congratulan con los capataces de cuello blanco, representantes del fuereño.

Les dimos el agua y la luz para sus procesos, cumplimos con todas sus exigencias, responden ufanos gobernadores y presidentes municipales, ahora ya los tenemos aquí, seremos una de las más grandes comarcas exportadoras del país, se les llena la boca de satisfacción como si fueran los dueños de las firmas que los ocupan como sus lacayos.

¿De dónde sacaron ese espíritu pusilánime y traidor? Tal vez sea un reflejo  de la Malinche, de Moctezuma, de Santa Anna, de Félix Zuloaga, de Almonte, de Gutiérrez de Estrada, de Miramón, de Mejía, de Gómez Morín, de Salinas o de Creel!     

Con qué facilidad venden la patria, con qué desfachatez endeudan al pueblo, con qué descaro empeñan los bienes ajenos, con qué cinismo negocian la sagrada propiedad de la nación, con qué alevosía roban lo que pertenece al pueblo de México, eso tiene un nombre: ¡TRAICIÓN!                  

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