ÉTICA (En peligro de
extinción)
Qué
fácil resulta eludir los principios éticos (cuando se tienen), que fácil
engañar a la conciencia (si la hay), qué fácil hallar excusas para burlar el
espíritu de las leyes, con qué facilidad se encuentran los pretextos más
pueriles para exculparse de las faltas cometidas.
Sin
testigos que presencien los delitos, traiciones, deslealtades, infidelidades;
es extremadamente fácil caer en las tentaciones que se abren en el camino.
Qué
fácil es justificarse con el argumento de siempre: Cualquiera en mi caso, habría hecho lo mismo.
Abogados
que capacitan a ejecutivos y operadores extranjeros en la práctica de sobornos
y costumbres corruptas de nuestra burocracia, para el apoderamiento de nuestros
recursos energéticos.
-Si no lo hago yo, lo haría
cualquier otro-
Licenciados
que se prestan a todo tipo de burlas al derecho: salvar a un criminal, condenar
a un inocente, liberar un pederasta, embargar un anciano indefenso, regularizar
un fraude, legalizar extranjeros indeseables, despojar ejidatarios para
beneficiar chinos, japoneses o canadienses depredadores de nuestra patria.
-Esta oportunidad no la puedo
dejar pasar, si no lo hago yo, lo haría cualquier otro-
Algunos
profesionales de todas las ramas que sirven de aval y guía para modificar
documentos, eludir normas, alterar especificaciones, facilitar el hurto, la
extracción de gasolinas, favorecer el robo, callarse ante la trampa.
-Si no lo hago yo, lo hubiera
hecho otro cualquiera-
Inspectores,
aduanales, policías, militares, carceleros, vigilantes, secretarios, rectores,
directores, diputados, senadores, gobernadores, jueces, ministros, magistrados
y presidentes que se prestan gustosos al logro de prebendas y vergonzosos
sobornos, que se entregan sin recato a la violación de la ley, con la garantía
ya endémica, de la impunidad nacional.
-Todos lo hacen ¿por qué yo no?, si es una
práctica común en nuestro país-
Asesinos
que masacran familias enteras por una cuota, gente que se aprovecha de la
ocasión para apropiarse de lo ajeno, personas que compran robado, que comercian
con infantes y con órganos humanos, candidatos que compran votos, individuos que se entregan a las más
deleznables prácticas y dicen:
-Si no lo hago yo, otro lo
hará- Con ese “razonamiento” se justifican.
Habrá
que reconocer que existen también personas que en el anonimato han permanecido
impolutas ante las tentaciones de la corrupción desencadenada a todo lo ancho
de nuestro amado México y ¡bien por ellas!
No
destacan, ni son arrogantes; son ignoradas por su modestia y sencillez, tienen
la conciencia inmaculada, limpia su alma, pura su honra; esas personas no
necesitan aplausos ni caravanas, son muy escasas y están en peligro de
extinción.
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