ZAFAR-T
La guerra es
su vocación, el robo su profesión, el crimen su pasión, las bombas su
pasatiempo, el asesinato su orgullo.
Se insultan,
se menos precian, se ofenden, se amenazan; ya no esconden la mano al apretar el
gatillo o lanzar la puñalada.
La soberbia
ha ennegrecido la atmósfera del planeta, derribando con rabia lo que se pone en
su camino, acaban con el suelo con desparpajo, soplan carbón sin medida y luego
se jactan revolviéndose en esas ambulancias para ser llevados al sepulcro.
No, no
aceptan que se les olvide, desean dejar su impronta de repudio. Nos arrastran
en la vorágine del consumo, dentro de un destino que no escogimos, lleno de
presunción, de vanidad y competencia.
Nos incitan
a luchar, nos bombardean con retos, siempre desafiando el potencial que no es
tuyo, te acusan, te culpan, te arrinconan, te acorralan, te desafían a ser el mejor de la manada, te
inoculan un criterio, sin siquiera consultarte, cuando acuerdas ya sus
pensamientos los hiciste tuyos, no solo te han invadido sino que como un virus
metabólico han modificado tu ser, ya piensas como ellos, enfocas tu punto de
vista desde su ángulo, estás en ese vórtice sin consentirlo, sin tu anuencia,
no eres libre y para liberarte tienes que entenderlo.
Desde que
naces estás programado para ser un tabique en la pared, un remache, un
tornillo, una rondana o una tuerca en el sistema; tu calificación dependerá de
qué tanto te adaptes y renuncies a tu libertad, sin la cual, dejas de ser
tú.
Liberarte,
es primordialmente regresar a tu esencia pura, sacudirte lo más que puedas los
valores impuestos, las costumbres tan arraigadas como degradantes, los vicios
inoculados, los odios enraizados, los temores, las venganzas, las acusaciones,
las culpas, las necedades, las condenas.
Para liberarte
debes zafarte las cadenas invisibles que te tienen preso en los grilletes del
sistema opresor capitalista, donde lo que vale es tu consumo.