miércoles, 24 de septiembre de 2014

SANTIDADES



SANTIDADES

Esa mañana Santa María del Río amaneció de mejor talante, la veía muy repuesta su prometido, San Juan de Letrán, quien muy de madrugada había salido de su jacal para abrazarla y recibir su bendición, ya que iba a  cumplir su  cita con San Pedro de los Pinos, a fin de asistir a una promoción, dentro de la jerarquía pastoral cristiana.

San José del Cabo supo de la famosa canonización, le dolió, es cierto, pero se consolaba con su nueva amante, Santa María la Rivera ¿Quién lo hubiera creído hace unos meses?

San Juan de los Lagos ni siquiera lo sospechaba, junto a San Bartolo Naucalpan se corrían una juerga cerca de Talpa, a donde habían peregrinado para pagar la manda prometida, en espera de la cura de la infección venérea que a ambos, había contagiado Santa Marta Acatitla, famosa por sus ligeros cascos.

San Luis Missouri se quedó con la boca abierta, cuando se enteró por  voz  de San Martín Tezmelucan de las atrocidades ocurridas del otro lado de  la frontera.  San Antonio Texas  lo había sugerido como una posibilidad, pues Los Ángeles lo rumoraban desde California hasta las Vegas.

San Juan de Puerto Rico pasaba su luna de miel en la feria de San Marcos con San Angelín, ellos se habían casado en una moderna boda patrocinada por San Marcelo, famoso sodomita.

San Quintín que nunca se quedaba encerrado, se lo dijo a San Francisco California,  pero éste no se lo creyó, era muy escéptico, no creía ni en Santa Claus, desde que con devoción le pidió unos discos de Santanna y solo le trajo unos bien retorcidos cuernos.

¡Santurrón!- le gritaban por la calle a San Cristóbal de las Casas, cuando a tomarse un café se dirigía a San Borns ¿Quién le gritaba esas sangronadas? Pues entre otros estaba San Felipe Torres Mochas  y desde luego San Diego de la Unión.

Por allá venía levantando su sotana y dando graciosos saltitos Pablo II, quería que lo canonizara alguien tan fuerte como San Son, que levantaran un santuario para sanar y hacer milagros a montón, ya tenía práctica, le parecía sencillo y así se entretendría por los siglos de los siglos.

Entonces Santiago de Compostela grito desde las nubes ¡Aleluya! ¡Que cada quien coja la suya! 
-¡Amén! Cantaron en coro los frailes, amodorrados en una esquina de San José Insurgentes.
-Ya somos muchos santos, discutían los canonizados, mientras el diablo y su abogado bebían sin freno en un bar de San Marino, ya mejor que canonicen a Juan Gabriel en vivo, a Rock Hudson o Carlos Salinas de Gortari y a la Quina.
-¿Cuántos milagros lleva Wojtyla? - No más uno y fue el año antepasado-
Fue un milagrillo muy dudoso, más bien yo diría que fue un truco, resulta que se equivocó el dependiente de la tienda y devolvió milagrosamente más cambio feriado a la viejita que compró unos Trojan de sabor chocolate y lo agradeció a la intervención de Pablo II, motivo más que suficiente para elevar al polaco a los altares-
-Ahí hubo mano negra-
-Claro, ¿no ves lo que representa en términos económicos la santificación de Carol?   
-¿A cómo van a dar la estampa?- No sé, pero la concesión de las estatuas se la dieron a la Disney, las fotos a Kodak y los videos a Sony.
-¡Ya no cabemos!- bufaban, San Pablo,  Santo Tomás y San Agustín, ocultos tras una nube cirrus, vamos a preparar una recepción a este ensotanado como la que hicimos a Rasputín ¿se acuerdan?- ¡Sale!
-Un milagro no es suficiente, se necesita otro, ojalá le pidan pan y no les dé, le pidan queso y les de un hueso y entonces a patadas y empujones lo  expulsamos a esos estratos de por allá.                             

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