martes, 16 de septiembre de 2014

LOS MERCENARIOS



LOS  MERCENARIOS

Cuidado con los mercenarios, los hay en todos los ámbitos; el alma mercenaria se cotiza en los mercados de la política, del crimen, de la religión, de la salud, del deporte, de la economía y hasta del amor.

El ser del mercenario descarta la lealtad, carece de principios, adolece de ética, desconoce los valores morales; el mercenario tiene precio, negocia su fidelidad, se permite cambiar de bando, la traición es uno de sus recursos, su compromiso depende de la oferta.

Quien tiene mente mercenaria defiende hoy una causa y mañana la contraria, se compromete con un plan ahora, para después delatarlo; son veneno, ponzoña que se filtra para asestar el golpe mortal y huir entre los alaridos de la víctima.

Mercenarios a sueldo o por comisión para asesinar a un oponente, sicarios que alquilan su cobardía por dinero; a veces son policías y luego ladrones; los mejores mercenarios cumplen precisas instrucciones de quien paga sus servicios, carecen de código de conducta, son indignos de confianza, no conocen ideales, son basura capaz de todo por billetes.

Los mercenarios han existido desde siempre, son gente dispuesta a todo, quizá en un principio por necesidad, después por envilecimiento; el mismo sistema los procrea; acuden al llamado del cuerno, al tintinear de las monedas y a las promesas de quien los recluta; son  ejecutivos, obedecen sin objetar, cumplen sin considerar, procuran no equivocarse para recibir su premio.

Los mercenarios jalan el gatillo, entierran el puñal, golpean el cráneo, destruyen la vida, incendian habitaciones y vehículos, estallan bombas, bloquean caminos, dificultan la paz y la armonía de los pueblos, intimidan inocentes, persiguen huérfanos, viudas y ancianos, se jactan de sus tropelías, se mofan de sus víctimas, ejecutan el trabajo sucio, disimulan no saber que acabarán hundiéndose dentro del mismo pantano en que como cerdos, se revuelcan.        


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