lunes, 15 de septiembre de 2014

ESTRATEGIA CONTRA LA POBREZA



ESTRATEGIA  CONTRA  LA  POBREZA

Lo repiten como slogan en todos los noticieros, de todos los canales y estaciones. La premisa de la que parten reza así: “Para acabar con la pobreza, es necesario un crecimiento económico sostenido y ello se conseguirá realizando las reformas estructurales que el país reclama y necesita”

Con esta apabullante propaganda en todos los medios, convencerán a la mayoría de la población de los beneficios que conllevan las reformas estructurales, mismas que traerán consigo un importante incremento del Producto Nacional Bruto (PNB) y esto repercutirá automáticamente en los bolsillos de los más pobres.

La mayoría de los mexicanos es pobre o muy pobre, y esa masa fue la que apoyó vía monex, dádivas, compra de voto, despensas, gorras, láminas de cartón, bultos de cemento, tarjetas soriana, etc. a la clase política que es subordinada de las decisiones internacionales, que toman las grandes corporaciones, que a su vez dependen de quien verdaderamente detenta el poder supremo, es decir los universales magnates de las finanzas.

Las reformas energéticas que se llevarán a cabo en el sector petrolero, solo legalizarán lo que de facto ya se hace. Los contratos de servicios múltiples se verifican por todo el territorio nacional, hay camionetas de Halliburton entrando y saliendo de las instalaciones de Pemex, tal como corren por las vías nacionales veloces trenes de Kansas City o se yerguen majestuosos los hoteles Sheraton,  lo mismo sucede con la energía eléctrica, áreas reservadas exclusivamente a la nación de acuerdo a nuestra Constitución.

Pemex no se va a privatizar como empresa, es un gigante ya casi hecho chatarra, una estructura obsoleta, gracias a una campaña soterrada y mal intencionada de descuido y corrupción; el primer golpe lo dio Salinas al dividirla, hoy se disponen a darle la puntilla. Vendrán las petroleras extranjeras con equipo y tecnología de punta.

La reforma fiscal hincará los colmillos no a las inmensas fortunas ni a los capitales trasnacionales, sino que irá dirigida al pueblo, incrementando el impuesto (IVA) a los alimentos y medicinas. La reforma política es otra vacilada, la democracia es incompatible con los pueblos hambrientos e ignorantes. Se avecina una avalancha de nuevos abusos contra las clases más débiles de todos lo pueblos de la tierra, mismos que en su negligencia casi infinita, se disponen a aplaudir a sus verdugos, cuando a estos, los verdaderos poderosos,  ordenen  a los políticos,  aventarles unas migaja

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