EL ENFERMO
Solo un
enfermo mental puede buscar su incomodidad, nadie en su sano juicio persigue el
sufrimiento ¿Quién desea dolor?- ¡No!- le decían, eso es imposible, ni el más
recalcitrante de los estoicos quiere dolor.
-Entonces,
dígame doctor ¿Por qué se saca las uñas, por qué se entierra alfileres en los
ojos, por qué se encaja navajas en las piernas, por qué se acuesta entre
vidrios y piedras, por qué come lombrices y cucarachas, por qué se hace daño
con un cincel?
-Quizá
sea masoquista e intenta purgar alguna culpa, no es lógico que en vez de salir
a caminar, lo haga arrastrándose como un reptil, no es entendible que le guste
revolcarse en el lodo con los cerdos, tampoco es comprensible que se golpee el
cráneo con el primer martillo que encuentra.
-No
duerme, no se asea, bebe orines y aguas negras, se alimenta con excrecencias, se embadurna inmundicias,
olfatea con repugnancia fétidos humores, se arranca mechones, lame
asquerosidades ¿Qué le pasa doctor?
-Ayúdeme
usted, dele algo que lo calme, qué caso tiene que cada rato se corte las venas,
convénzalo para deje de mortificarse.
-Tal vez
quiera suicidarse, quizá no haya sido muy afortunado y quiera morir.
-No
doctor, le encanta estar adolorido, le fascina llorar, dar lástima, pena y
congoja; por las noches no para de lamentarse, durante el día sus quejas son
penitencia para todos, en las tardes se dobla dando sordos alaridos y vuelve a introducirse esas jeringas
infectadas entre los pellejos.
-Hemos
ensayado con píldoras, pastillas, cápsulas, tónicos, pomadas, cataplasmas,
masajes, brebajes herbolarios, vendas, cubetazos, lazos y hasta cojinazos.
-Los
ojos se le saltaron doctor, la lengua se le partió en dos, los dientes se le
cayeron, la saliva se le secó, las flemas lo atragantan, el moco lo ahoga, las
lágrimas le brillan, la mugre se le amontona, hiede a rayos ¿Qué le hacemos
doctor?
-Mírelo
cómo está, encogido, calvo, tembloroso, pálido, enjuto, ojeroso, triste,
fúrico, con fuertes calambres y para acabarla, entumido.
-Aquí le
traigo los resultados de estudios y de radiografías a los que este pobre
infeliz ha sido sometido.
-Quizá,
le repito, se está aplicando los castigos que cree merecer para pagar sus
culpas, lo indicado es descuartizarlo, yendo por partes.
- Lo más
sencillo es practicarle de una vez la autopsia, ¿no cree doctor?
-¡Pero
en vivo!- Gritó el enfermo.
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