martes, 1 de junio de 2021

EL EGO, LA CONSCIENCIA.

 

EL EGO, LA CONSCIENCIA.

La consciencia viva es el mejor de los castigos, un suplicio que nadie debía merecer, si en la muerte la consciencia se pierde, entonces es el cielo, porque no hay mayor bien que perderla para siempre.

El horror de estar consciente es pasajero por fortuna y mientras más breve sea esta tortura, mayor será la dicha, no perdamos la esperanza.

CON LA PLUMA DESENVAINADA

 

CON LA PLUMA DESENVAINADA

Con la pluma desenvainada me dispongo a escribir lo primero que salte en mi mente enferma de dolor, de resentimiento y de locura.

No responsabilizo a nadie, ni a dios ni la suerte ni al destino, por mi desgracia.

Lleno  de rabia me hinco ante las piedras de los montes, pues no hay nada otro a quien reclamar ni implorar claridad y cordura.

No, ya no quiero excusas ni explicaciones, para qué bálsamos y consuelos; quiero fuego, relámpagos y truenos que conmigo despotriquen contra la taciturna indiferencia del universo.

La vida se ha declarado víctima de una macabra broma, el tiempo como un verdugo sin escrúpulos, el mundo que recibe toda clase de escupitajos de los más soeces engendros del demonio.

Me he reducido a condición ya ni de bacteria, no merezco siquiera ser una partícula de polvo, el cosmos me quedó holgado.

Los Animales de cualquier tamaño en su temblor lleno de inocencia avanzan hacia su último adiós con la misma prisa con la que arribaron,  sin jamás enterarse de a qué vinieron.  

TIEMPO Y MATERIA

 

TIEMPO  Y MATERIA

 Una bruma en el aire, un torbellino en el viento, un instante en la historia del tiempo, un suspiro en la evolución de la vida.

Allá en el profundo infinito de la negrura cósmica se halla este planeta girando, revuela y se contonea alrededor de su eje, mirando al sol, rey de los dioses, lo abraza con ahínco la luna envuelta en su mágica sonrisa de gioconda medieval.

Somos un soy de pertenencia, un estamos de fatal alegría, un cantar discorde y unísono de temples entrelazados.

Ha mucho que venimos estando en este maravilloso mundo pleno de existencia motora, lleno de notas musicales de eterna partitura, en el ritmo que nos marca la universal cadencia, vagamos por el espacio eterno, al son de la batuta de dios.

Tal como un momento es el átomo de la velocidad y un instante una partícula de tiempo, así nuestras personas son células del mismo tejido conformador del concierto de la creación.

Vaivén, así son la muerte y la vida, unidas de la mano van como dos hermanas creadas en el seno del amor; vida y muerte, eslabones sucedáneos de la misma cadena, siderales puntos infinitos.