LA REPUBLICA
Platón lo explica con claridad en su diálogo “La República” al
comparar y equiparar al hombre con la sociedad a la que pertenece. El individuo
como célula fundamental del estado.
La ley de la hologramología, evidente en la información genética,
contenida en el ADN de la célula, permite que de la parte se integre el todo.
La semilla contiene toda la información necesaria para generar la
planta.
Así, afirma Platón, el hombre contiene la información de su sociedad,
la parte y el todo se corresponden estrecha y mutuamente. Aceptando esto,
tenemos que lo que ocurre en el individuo sucede en la escala de lo social.
Un hombre que padece cierta alteración en su homeostasis, equivale a
una consecuencia provocada por indeterminada causa. Presenta un padecimiento,
una enfermedad. Cuando intentamos un diagnóstico de su estado de salud,
percibimos a través de indicadores que su cuerpo refleja alteraciones en su
armonía, que debiera obedecer parámetros normales.
Así, con el termómetro medimos la temperatura, con el baumanómetro la
presión sanguínea, con los rayos x observamos el interior del cuerpo, con el
microscopio podemos ver la composición de las biopsias, de la sangre, de la
orina, de las heces fecales, de la saliva, la mucosa, etc. Contamos además con
sofisticadas técnicas de investigación analítica, como tomografía
computarizada, ultrasonido, resonancia
magnética, etc.
Diagnosticada así la enfermedad, podemos paliar sus consecuencias,
haciendo que el cuerpo aparente recuperar su normal des-equilibrio, pero una
vez pasado el efecto de estas enmiendas, remiendos, parches o remedios
efímeros; los síntomas volverán a presentarse y la enfermedad se manifestará
con el mismo o mayor rigor.
Solo yendo a las causas que provocaron estos efectos, se logran
eliminar las enfermedades; en el individuo generalmente los motivos que
producen los padecimientos se encuentran en el ámbito de lo psicológico, por lo
que es aconsejable buscar también por ahí, la solución del problema. Traumas,
frustraciones, angustias, presiones sociales, fracasos, derrotas, impresiones
fuertes, debilitan y hacen inseguro el camino de la persona, son causa de
dolencias y disfunciones somáticas.
Lo primero que se ve afectado en el individuo es su sistema
inmunológico, las defensas se abaten, es decir los leucocitos o glóbulos
blancos, los linfocitos pertenecientes al sistema linfático, también. Desde
luego que no todas las causas de las
enfermedades tienen su origen en el área psicológica, puesto que también
intervienen factores hereditarios, intoxicaciones involuntarias, accidentes,
etc.
El mismo desgaste entrópico puede devenir en enfermedad, es normal en
la vida del hombre que con la edad la vitalidad disminuya, periódicamente se
hacen presentes: epidemias de gripe, dengue, paludismo, influenza, diarreas;
tifoidea y otras infecciones constantemente acechan a los organismos vivos.
Existen enfermedades que no son fáciles de aliviar, como sí lo son
relativamente las anteriores, a base de antibióticos, éstas son trastornos
muchos más complejos, que involucran el funcionamiento general de la persona.
Son las llamadas enfermedades auto inmunes, como la esclerosis
múltiple, el SIDA, el lupus, el cáncer, la artritis reumatoide y otras
más. Hay también las que se caracterizan
por una deficiencia en el funcionamiento de un órgano, como la diabetes, donde
las células beta del páncreas suspenden a elaboración de insulina, hormona
indispensable para la generación de energía en las mitocondrias celulares.
Regresando a Platón y su teoría holográmica entre la parte y el todo,
es posible deducir que así como es en el
individuo es en su sociedad.
Diagnóstico Social
La sociedad al igual que el individuo, padece trastornos que se manifiestan
en síntomas de desbalance homeostático, conforme al criterio platónico del
paralelismo entre ciudadano y estado.
Las enfermedades de la sociedad se hacen evidentes en un análisis
medianamente aplicado a nuestra realidad histórico clínica: terrorismo,
proliferación de grupos criminales organizados en carteles, producción, tráfico
y distribución de drogas “deliberadamente prohibidas”, delitos de toda índole
como: asesinatos, secuestros, violaciones, torturas, asaltos, robos,
extorsiones, violencia en general.
Otro tipo de enfermedades que padece la sociedad
son: pobreza con todas sus caras, como: hambre, desnutrición, ignorancia,
suciedad, debilidad; concentración de la
riqueza, pésima justicia, corrupción en
todos los niveles e impunidad; estas
última debemos catalogarlas como enfermedades
sociales auto inmunes, las más nefastas,
ya que siendo órganos pertenecientes al sistema de defensa del estado,
atacan a la sociedad, la traicionan.
Sistemas
Se entiende por sistema a un conjunto complejo de elementos que inter
actúan. De acuerdo a esta definición tanto el individuo como la sociedad son
sistemas que funcionan como tales. Para comprender sus mecanismos, es necesario
conocer la relación existente entre sus elementos, que a su vez son
subsistemas. No hay entonces, nada completamente aislado, las sociedades son
interdependientes dentro de un sistema global.
Mundialización
El acelerado proceso de globalización experimentado por nuestra
civilización, tiende a unificar los subsistemas dispersos y someterlos a uno
solo, en términos económicos, culturales y políticos. De facto, este fenómeno
de mundialización tiene sus inicios en tiempos remotos, en los cinco
continentes. El afán de dominio y conquista por parte de los diferentes
imperios regionales, ha sido característico de nuestra historia.
Hoy en día casi la totalidad de los pueblos de la tierra, mantienen
relaciones entre sí, el sistema monetario internacional deja sentir su
hegemonía en todo el planeta, el sistema económico capitalista neoliberal,
promovido por el consenso de Washington, cubre a la humanidad entera.
Un sistema basado en perseguir como objetivo primordial las ganancias
financieras, la utilidad bursátil, el beneficio monetario, la especulación
mercantil y por lo tanto, fomentando el consumismo, la incitación a la demanda,
exaltando la competencia, fustigando los mercados mediante la publicidad, etc.
Dejando de lado al ser humano de carne y hueso y a su dignidad, al que tiene
nombre y apellido, al ciudadano en general.
Este pensamiento es causa de muchos de los males que padece la
sociedad humana. Enfermedades del planeta, como el calentamiento mundial, la
contaminación atmosférica; la de aguas de ríos, lagos, freática y de los mares,
los desechos tóxicos acumulados en los enormes basureros urbanos, la
deforestación, la depredación de la naturaleza en general; provocadas todas por
el afán de lucro, requisito sin ecua non del sistema que nos rige
internacionalmente.
Percepción
Los elementos y los subsistemas se van enlazando en relaciones
jerárquicas hasta formar el sistema que abarca la totalidad, así que no podemos
aislar por completo ningún componente, ningún subsistema de la fórmula que les
eslabona con el todo.
Regionalizando y aterrizando las cosas en nuestro medio inmediato,
podemos concluir que todas las instituciones, consejos, secretarías, congresos,
poderes, etc. están amarrados y unidos a una jerarquía real y a otra aparente.
El sistema manipula al pueblo y lo hace, apoyado a través de los
medios masivos de información, manteniéndole el mayor tiempo posible como
pasivo espectador de torneos y campeonatos deportivos interminables que se van
encadenando sin tregua, para concentrar la atención en ellos, fomentar el
consumismo, promover la enajenación, distraerlos de su papel de ciudadanos
responsables de su soberanía.
Causas
Enfocando la atención hacia el origen de las enfermedades sociales
antes enunciadas, para primero detectarlas, luego evaluarlas y posteriormente
destruirlas; no solo para modificarlas o reformarlas; debemos extirparlas de
raíz para que no regresen, de lo contrario solo es el equivalente a un
paliativo, es como cambiar de autoridades sin modificar radicalmente el
sistema.
Existe un común denominador que enlaza las causas de los males
sociales ya diagnosticados; es el poder que representa la riqueza, la
superioridad, las propiedades, la soberbia, la vanidad, el mando y la hegemonía
sobre aquellos que, lo único que poseen es su fuerza de trabajo.
Existen evidencias que prueban que cúpulas sociales han creado y
fomentado históricamente, ciertas enfermedades para inducir de modo artificial
la demanda de ciertos medicamentos, para beneficio de los laboratorios que las
producen. Provocar males pata vender los remedios.
Instigar antagonismos entre pueblos, azuzar los nacionalismos chovinistas para generar guerras y comercializar armas para ambos bandos. Previo a la Primera Guerra Mundial y
anticipándose a que las clases proletarias se unieran en la Internacional Socialista,
se fomento el jingoísmo o patrioterismo exacerbado, para disponer a los pueblos
a las luchas por la defensa de las naciones burguesas.
Critica
Investigaciones sobre lo que, al carácter del hombre, hace la
industrialización, sea del signo que sea, reflejan la enajenación humana. El
efecto que la presión contemporánea ejerce sobre la salud mental de las personas
que viven a ella sometidas, es devastador.
El hombre es un producto de la organización social, la necesidad de
identidad es tan vital e imperativa, que el individuo no podría estar sano, si
no pudiese satisfacerla al menos parcialmente.
La identificación con una estructura orientadora, con un esquema
ideológico e incluso con una creencia en algo sobrenatural que dé sentido a la
existencia, es aprovechada por el sistema, para la manipulación inconsciente La
salud mental se caracteriza por el desarrollo de la objetividad y la razón; el
sujeto alienado es incapaz de soportar el peso de la libertad y la
independencia, intenta huir hacia ataduras artificiales que le dan sensación de
pertenencia, de arraigo y vinculación.
El Capitalismo enferma, crea hostilidad y recelos que convierten al
hombre en un instrumento de uso y explotación, que lo priva de sentimiento de
sí mismo, lo convierte en una autómata. El hombre de hoy está condenado a ser
un neurótico a causa de la constante frustración de sus instintos inhibidos por
la sociedad.
La sociedad y la economía deberían existir para el hombre y no éste
para ellas. El sistema convierte al individuo en un apéndice suyo. El mercado
es la base de la formación de las relaciones humanas en la sociedad
capitalista. En esta rebatiña por el éxito, se destruyen las reglas de la
solidaridad humana y se enaltece la competencia, ahora convertida en competitividad, en donde solo el más astuto
gana y todos los demás pierden. Aquí, toda actividad tiene como objetivo final
la máxima ganancia posible, es la única lógica que impera.
Ser utilizado, ser usado, es ser empleado para fines ajenos, para el
logro del objetivo del patrón, que es la
más grande ganancia posible. El capitalista manda, aprovecha a la persona que,
lo único de que dispone es su fuerza vital, su destreza constructiva.
Las cosas están por encima del hombre. Consumir desaforadamente para
satisfacer necesidades artificiales, estimuladas por nuestra actual economía.
El gigantesco estado y el sistema económico ya no están controlados
por el hombre ¿funcionan por sí mismos? Lo
defienden sus abanderados neoliberales como a un sagrado monolito, pero sabemos
que atrás, está la mano siniestra que mece la cuna, la Reserva Federal.
La relación del hombre con sus semejantes, es la de máquinas vivientes
que se utilizan recíprocamente, el individuo no se mueve por solidaridad sino
por intereses egoístas, como el sistema del que es un ínfimo engranaje.
La finalidad del estudiante, del desempleado es venderse a buen precio
en el mercado de trabajo, ganar aprobación y evitar el rechazo, no sentirse
distinto a los demás, el individuo renuncia a sí mismo, para convertirse en
parte del rebaño.
El trabajo convertido en un
medio para ganar dinero y no una actividad humana con sentido en sí misma.
Medios y fines confundidos.
La Democracia nace viciada de origen, puesto que la sociedad tiene
enormes desigualdades de ingresos y posibilidades entre sus miembros, por eso,
el sufragio universal no resuelve los problemas que plantea este ideal
político. ¿Cómo pueden las personas expresar “su voluntad” si no tienen
convicciones propias, si son autómatas enajenados, cuyos gustos, opiniones y
preferencias son manipuladas y condicionadas por los grandes medios masivos de
información?
Usan la televisión para promover personalidades políticas, lo mismo
que para anunciar una pasta de dientes, lo que importa son los resultados de
las votaciones. Mediante la insistente e
incesante repetición de una consigna, evitan la argumentación reflexiva y el
despertar crítico de la gente, haciendo que los esclavos amen su servidumbre.
La Democracia no puede funcionar en una sociedad alienada, porque en
esas condiciones el individuo no tiene ni convicciones propias ni voluntad,
solo opiniones reflejas, aversiones, preferencias inducidas y prejuicios
irreflexivos.
Propuesta
La creciente dificultad para ganarse la vida, absorbe cada vez más a
las masas en preocupaciones materiales inmediatas y hace que lo demás temas parezcan
sombras.
La finalidad de la vida es el despliegue de las potencias creadoras
del hombre; la finalidad de la historia, es la transformación de la sociedad,
en un estado gobernado por la verdad y la justicia.
El primer acto de desobediencia, fue el primer acto de libertad, el
hombre tiene que darse nacimiento a sí mismo, su total humanización. La
sociedad sin clases, gobernada por la razón y la fraternidad será el comienzo
de un mundo nuevo. La falta de fe en el hombre, permitió que el autoritarismo
indujera a las masas a crear fetiches, ídolos y dioses.
Hacer creer al trabajador que el es también dueño, empresario activo y
participante en el sistema capitalista, es una estrategia maquiavélica para
confundir la propiedad de un anafre, una bicicleta o un montón de cachivaches
con la de los grandes magnates poseedores de riqueza ofensiva que desquicia
toda sensatez.
La energía física del hombre se ha convertido en una mercancía, en una
cosa, para actuar consecuentemente en este régimen neoliberal capitalista, el
hombre tiene que obedecer, adaptarse a una organización sometida a una rutina
enajenante. Una de las formas de sufrimiento mental, es el tedio, el no saber
qué hacer ni de sí mismo ni de su vida. El miedo a morir de hambre hace aceptar
todas las condiciones, por indignas que sean.
El sentimiento de infelicidad y disgusto en el trabajo, no puede ser
reprimido, así lo evidencia la experiencia psicoanalítica.
En el capitalismo, la finalidad del hombre se reduce a tener éxito,
venderse en el mercado del modo más provechoso posible, la felicidad se
identifica con el consumo de mercancías más nuevas y mejores.
¿El hombre ha muerto? Debe impedirse que el móvil de la ganancia
oriente la producción en direcciones socialmente perjudiciales. La
burocracia tiene poca iniciativa, es su
carácter mecánico, de ella no podemos esperar nada; por todo lo anterior es
urgente implementar formas internacionales de cooperación y planificación
económica, modelos justos de colaboración e integración universales, todos
vamos en la misma nave.