EL INMORTAL
Era
inmortal, lo presumía, se sentía distinto, tal vez superior, él no sabía morir,
no tenía por qué morir y jamás moriría.
-¿Cómo lo
había conseguido?- se preguntaban los hortelanos de la región--¿Por qué el
tiempo no le transcurre?- comentaban intrigados los gambusinos.
-Quisiera que esto ya hubiese pasado, que ya
fuera el futuro en el que ya no existo. Buscaba por donde podía la manera de
revertir el inmortal conjuro, generaciones iban y venían y él seguía impávido,
testigo del paso de los siglos; esto tenía que acabar algún día.
Preguntando
llegó a la ermita de los brujos, ancianos seniles y decrépitos que evitaban la
muerte hasta donde sus pócimas inmundas se los permitían, ahí pernoctaban la
vida entre diarreas, vómitos, gusanos, moscas y otras excrecencias.
El inmortal
entró en medio de telarañas y el crujir de las bisagras enmohecidas de aquella
oxidada compuerta que abría el tétrico sótano, donde el aire pútrido destilaba
horror.
-¿Qué edad
tendrán estas calacas moribundas, estos fantasmas disfrazados, estos esqueletos
descarnados, estos cadáveres quejumbrosos?-
Era una masa
indescriptible esparcida en la lúgubre penumbra, en un rincón se retorcían los
estertores de aquellas momias que se negaban a morir, de ahí nacía un hedor
nauseabundo e insoportable que dejó atónito al inmortal.
El creía
estar intacto, nunca quiso verse reflejado ni en los charcos, evitaba los
espejos y los cristales, la antigüedad se le veía en cada pliegue, en cada
poro.
Ya quería
morir, la merecía después de tanto peregrinar por lo siglos de los siglos.
-¿Quién
merece la muerte, quién el merecedor de tan preciado tesoro, quién merece estar
muerto?- Levante la mano quien se sienta merecedor del descanso eterno- El
inmortal suplicante alzó el brazo y escuchó.
¿Por qué
tanto miedo? ¿Qué no se han cansado de vida? ¿Es que no creen ya merecer
descanso? La vida cansa, es fatiga, carga, pena, karma; también infinita dicha,
alegría, gusto, sabor y amor.
Si no te has
cansado, vive hasta que te canses y entonces muere. De morir nunca te cansas,
lo has hecho una y otra vez.
¡Mejor ahí
muere!