PRIMIGENIO
Antes de empezar el tiempo, el que me consta y conozco; el
éxtasis contemplativo absoluto, era lo único que había, el pasmo esencial, del
que súbitamente fui traído al cerco de las dimensiones materiales, donde ahora me
presento largo, ancho y grueso.
Soy el misterio mismo de la vida. Guardo en mis cromosomas
los sublimes secretos que hacen el misterio del ser del universo. Por mi
recorren millones de años luz de existencia fantasmagórica.
La vida se da, sale sola; de las entrañas de la Diosa. La
muerte viene, se quita, aparece y nos lleva a donde nunca jamás.
Añoraremos, sí; extrañaremos la sensación superlativa de
existir en vida.
Quien primero nos olvida es uno, después los demás.
Regresar al estado primigenio de inocencia absoluta.
Renunciando al exquisito deleite de estar concentrado,
atento a lo que sucede en el espacio y en el tiempo.
Retando a la imaginación, con las dimensiones diminutas
imposibles.
Moléculas apiñadas en el fractal que se multiplica,
exponiéndose al infinito.
Las palabras no alcanzan a los significados que escapan sin
rumbo conocido, allá quizá donde reposan los símbolos eternos.