viernes, 27 de marzo de 2020

JAQUE MATE COVID 19


JAQUE MATE COVID 19

Nos asustaba lo gigantesco, lo monstruoso, lo enorme, lo poderoso como un terremoto, lo brutal como un tsunami, lo estruendoso como la erupción de un volcán, lo catastrófico de un diluvio, lo fatal de un gran aerolito; pero ninguna de esas contingencias nos obligó a ocultarnos en nuestras casas.  
Fue una insignificancia casi imperceptible, un diminuto ser que es poco más que nada, invisible y ligero; pero letal como la mordedura de una cobra, mortal como los colmillos del león, peligroso como el coletazo de un lagarto, venenoso como la picadura de un escorpión rojo.
Las ciudades y los pueblos suspenden su cotidiano bullicio, las tiendas bajan sus cortinas de acero, los carros permanecen estacionados, las escuelas cierran sus puertas, los niños ya no alborotan los barrios con sus gritos y juegos del recreo, la poca gente que deambula enmascarada y triste por las solitarias calles, lo hace como escondiendo un misterio.
La urbe se ha vaciado, parece dormir un sueño apabullante, lleno de melancolía, esporádicamente escapan rumores confusos de los aposentos en los que se guardan temerosas las mujeres, reclamando por las condiciones en las que deben padecer el hacinamiento forzoso, dentro del hogar se tienen que soportar las tensiones familiares de la estrecha convivencia obligatoria que nos ha impuesto este minúsculo ser, salido del infierno y que nos tiene en jaque mate.    

EXISTENCIA


EXISTENCIA

Qué más da si nunca existí, de todas maneras siempre estuve condenado a morir, ya nada me extraña que un día de estos resulta que todo fue falso, una simple ilusión abstracta que se mece en la nada, quizá lo mejor sea por fin descansar en paz.
A cada momento se ha estado aproximando el fin de la vida y el comienzo de la muerte, destino de todo lo viviente, ¿no es acaso un absurdo?
El temor a dejar de existir corroe al hombre, todo ¿para qué? Un verdadero sin sentido, el tiempo corre sin jamás detener su torrente de instantes que, como en catarata permanente va perforando la realidad en orden cronológico.
Si miro hacia atrás, nada ha quedado, los hechos se fueron en el hoyo negro del pasado, solo los libros escritos guardarán por un leve tiempo la historia taladrada con efímeros testimonios siempre tendenciosos, terminarán borrados por el soplo de los vientos del vacío.
Los recuerdos, hechos añicos por el olvido; las certezas, descuartizadas por la razón; los dioses, sepultados por la ciencia; la fe, diluida por la filosofía; las religiones, destrozadas por la decepción; y yo solo y abandonado en la incertidumbre del fondo de la nada.  

FÉMINAS DIVINAS


FÉMINAS DIVINAS

En castigo después de la rebelión de las mujeres en el mundo, lo que puede suceder es que ahora sí van a saber lo que es bueno, les daremos motivos reales para protestar y se den cuenta de lo consentidas que estaban: Les dábamos el pase, les cedíamos el asiento, les abríamos la puerta, les pagábamos la cuenta, las oíamos y las escuchábamos con interés, las atendíamos con esmero, les cumplíamos sus caprichos, obedecíamos sus corazonadas, las respetábamos, las amábamos, las deseábamos.
Ya no será así, las trataremos igual que a otro hombre cualquiera, como lo exigen sus demandas de equidad de género, a empujones, a jalones, a gritos y sombrerazos; aunque nos duela más a nosotros hacerlo; secularmente lo han provocado y por fin lo han conseguido, renuncian a los privilegios que durante tanto tiempo disfrutaron, quieren competir contra nosotros siendo más frágiles y delicadas, allá ellas!    
Muchas mujeres dicen ser tan nobles y generosas, tan buenas, justas y capaces como los mejores hombres, la tradición cree virtuosa a la mujer por decreto; pero las mujeres son  maliciosas, embusteras, traicioneras, abusivas, chismosas, hipócritas, celosas, léperas, cínicas, tramposas, ventajosas, vengativas, impulsivas y canallas igual o peor que nosotros.
Mustias, remilgosas, chantajistas, fraudulentas enmascaradas en maquillajes de locura; sin embargo tienen el embrujo que embelesa, la magia de cautivar, la caricia de domar, la risa de encantar y la ternura divina que nos hace a sus plantas rendir.   

martes, 3 de marzo de 2020

LIGEREZA


LIGEREZA

Mientras leo tratando de concentrar mi atención en el mensaje contenido en estos escritos, cruza por mi mente un recuerdo que desenfoca la materia del texto, sin embargo mi vista sigue persiguiendo el guion del libro.
¿Dónde estoy? Perdido quizá en otra más de las confusiones que nublan mi entendimiento, una madeja indescifrable de claves y códigos que hablan diversos idiomas.
Un distractor más se encaminó al encuentro espurio, al momento apócrifo, en el que la simultaneidad, revienta en la carátula del presente.
Entro y saligo del tema, como una pelota golpeada en la cancha, el paso del ojo por la página se va borrando, alejarse y acercarse sin ritmo y sin permiso a la sustancia que intenta impregnar de información mi pensamiento, aquí y allá al unísono, ni voy ni vengo, combinación equivoca, ser y no ser simultáneamente, estar y no estar en ninguna parte, desubicación desconcertante.
Por eso me avergüenzo y me escondo donde nadie sepa que existo, ahí donde nadie me vea, donde nadie pueda acusarme de incongruencia alguna, no quiero exponer mis taras a la burla de mis detractores, no quiero exhibir ni mis errores ni mis defectos; quiero dejar una buena imagen, una sana impresión a los muchachos.







LA SOBRA



LA SOBRA

Luego de descuartizado,  voraces carroñeros empezaron a arrebatarse el contenido de aquel infeliz.
-Me quedo con el alma gritó el más viejo, ya llevo su inconsciente gruñó el flaco, yo tengo su memoria sonrió el loco; me adueño de su espíritu, rugió un rufián; para mí su consciencia y se la llevó entre las patas el carnicero; yo sus viseras, dijo un comerciante; el esqueleto para mí, escupió la enfermera; yo aparto la calavera aulló el vecino; déjenme algo, vomitó su compañero, toma su mente y haz con ella lo que quieras, cantó el gordo.
Nada quedó de aquel cadáver en el salón de autopsias clandestinas, salvo la sangre coagulada que había salpicado las paredes del tétrico recinto.
-¿Quién fue este sujeto? Preguntó el Director del nosocomio. Era un delincuente, acaso un migrante indocumentado o quizá un menesteroso.
-Era un desconocido, un excluido, nadie lo reclamará, no era nadie, era alguien que sobraba, replicó al asistente.