miércoles, 19 de agosto de 2020

EL OGRO

 

EL OGRO

El tiempo daba vueltas, se enredada entre sueños y vigilia, luego quedaba atorado en medio de estas dimensiones, a veces de espalda a veces de frente; los sucesos se recorrían de adelante para atrás y de abajo hacia arriba, alternando indistintamente.

Lo que ya había ocurrido podía retroceder, también era posible adelantar el pasado o retrasar el futuro, lo anormal sucedía con mayor frecuencia que lo cotidiano, lo regular y lo excepcional se confundía en un hipo.

Deshacer los acontecimientos se lograba con solo desearlo, posponer y retrotraer era una sola operación, lo divertido y lo tedioso una misma cosa; lo insólito, absurdo e inverosímil, cobraban sentido en una lógica que no necesitaba explicación ni entendimiento.

La consigna era: pon la aldaba, cierra bien la entrada para protegernos del ogro que afuera del zaguán acecha; vi la puerta entreabierta y me abalancé inútilmente a cerrarla, demasiado tarde, pues el intruso ya estaba adentro amenazando matarme; debí haberlo previsto y acudir a tiempo, antes de que se metiera, el tiempo me habría ganado la carrera (?)

Fue fácil deshacer la escena, eché andar para atrás al tiempo y el después llegó antes, logré cerrar el zaguán e impedir que aquel ogro se introdujera y le dejé afuera.