SIGLO XXI
¿Qué ha
sucedido y sigue sucediendo? Me lo he preguntado un millón de veces los últimos
días, los últimos meses y los últimos años.
La muerte
maldita regresó con más fuerza, con terrible sadismo a inundarlo todo, aquí
sigue anegado; pensé que te habías olvidado de nosotros, pero no, apareciste
repentina y furiosa, sin pisca de conmiseración por nadie, te sigues llevando
lo más íntimo, lo más sagrado, lo más amado.
Sobra decir
sus nombres, pero es la misma sangre que corre por mis arterias la que has
arrebatado sin pudor alguno, la ventisca mortal no queda ahí; abriendo la
ventana al túnel de la historia se vuelve peor de cruel tu allanamiento, el
castigo no cesa, se arrecia y con incomprensible furia irrumpe en todo el orbe.
Basta de
amenazas, estás cumpliendo con tu devastador mandato, acaba con ellos, te
ordenaron, hazlos sufrir, tuérceles el cuello hasta que se ahoguen en su propia
espuma y aquí estamos atragantados en la historia. No te culpo, eres esclava
del destino, llegaste muerte para quedarte estancada, para nublar la luz que
veíamos, ni te acuso ni nada te reclamo, simplemente no te entiendo, obedeces
instrucciones de la madre natura, te desnudas insolente, estrangulas y estallas
en Europa, te desatas las frágiles cadenas con las que ingenuamente parecías atrapada,
pisoteas los grilletes de papel con los que fingías estar presa.
¿Qué fue lo
que falló? Termina de una vez por todas, este suplicio que a todos somete.
Es que
pagamos deudas ancestrales, la perversidad sin límites de los hombres merece
castigo, lo reconozco, no obstante los culpables se ríen en sus palacios, los
triunfadores ganan los aplausos de los rebaños, los esclavos se rinden al
látigo de los amos del mundo, entre ellos se felicitan por la gran guerra que
inexorable se aproxima, jubilosos se refugian en sus bunkers orinándose a
carcajadas.
Prenden
fuego a las chozas de paja, escupen en los prístinos manantiales, vomitan en
las fuentes de la vida donde con esmero resguardábamos la pureza del agua,
alteran el silencio con sus eructos y sus flatos, defecan en los pesebres de la
fiesta que nunca pudo empezar, contaminan la felicidad que ya se disponía a
bailar de alegría.
Llenan de
tinieblas la vida, los cañones salen a rodar por la temblorosa tierra y ellos
siguen aplaudiendo y con sus infames burlas premian a los verdugos. Todo lo
adquieren, lo alquilan, lo venden lo cobran; son los amos de la usura, desde
siempre les enseñaron las reglas del abuso y del agiote.
Vamos en
caída libre, sí compañeros, el mundo está construido con ladrillos de mentira,
las través son falsas, la civilización se resquebraja, tapan la salida con sus lúgubres
oraciones, sus suplicas y rezos a los dioses que ellos mismos sembraron con
odio secular.
Desolados
sin amparo quedamos en medio de la crisis que nunca se ha detenido, maldigo a
los irresponsables que provocaron la tragedia del siglo XXI.