jueves, 18 de octubre de 2018

¿POR QUÉ?


¿POR QUÉ?
¿Por qué? Cuando estoy derrotado vienes a consolarme, me ves enfermo me alivias,  me ves sediento me das de beber,  estoy seco me refrescas, he estado hambriento me has alimentado, si estoy derrotado te acercas a solidarizarte conmigo, si estoy triste me alegras, cuando ando deprimido me animas.
Pero cuando estoy feliz, sano y contento, me evades; te vas si me ves alegre, huyes si estoy bailando, desapareces si estoy cantando, te enojas si soy dichoso, te enfadas si estoy de júbilo extasiado, te disculpas si me ves reír y te vas…
¿Por qué solo te acercas si me ves llorando, por qué son mis dolores los que te atraen, por qué mis congojas te llaman y entonces me besas, por qué mis lágrimas endulzan tu rostro?
Te gusta extenderme la mano y sacarme del hoyo, te place extraerme del lodo ¿Qué éxtasis extraño te produce mi angustia, qué rara pasión se despierta en ti al sentirme desesperado?
Te deleitas con mis penas, te regodeas de mis vergüenzas, te solazas con mis penurias, dime ¿Por qué? 


OBRERO


OBRERO
Quieren aceptar y aprobar solo personas exactas como un ladrillo más en la pared, para eso la sociedad industrial post moderna ha diseñado los huecos precisos y quien no quepa, se queda afuera.
Los hombres deben modelarse conforma la fábrica o el mercado lo demanden, ni más ni menos, mientras más exacto y preciso, mejor.
Debes encajar en estos puestos que te ofrece el mercado de trabajo, ahí te mantendrás enajenado, alejado de tu esencia indómita, castrado como un eunuco; alienado si es posible, mejor; para que ni siquiera rebuznes, ni te quejes ni protestes y nunca te rebeles; solo así serás “feliz”.
Tendrás un horario estricto, desde la guardería donde te depositarán tus padres, dormirás, comerás a tus horas, siempre con puntualidad inequívoca a los minutos dictados por las manecillas de la compañía donde serás esclavo de por vida.
¡Ay! De ti, si osas trasgredir las reglas de la sociedad industrial y de mercado, ¡Ay! De ti, si te atreves a salirte de la horma que el sistema dispuso para trabajadores como tú.
La industria es cruel, desalmada, insensible, está violando constantemente tu libertad, ¡Ay de ti! si no te ajustas, la pagarás muy caro. Luego, cuando ya estés viejo y no sirvas para maldita la cosa, serás desechado como fierro viejo, quizá te den las gracias, pero tú acostumbrado a la servidumbre, no sabrás que hacer con tu libertad, no podrás decidir qué hacer con tu tiempo libre, la inercia de tu sometimiento te hará anhelar las cadenas y los grilletes virtuales que durante tantos años te tuvieron alienado. Enfermarás con el peso de la nostalgia por el látigo del capataz y al final morirás sin haber vivido.
La inmensa mayoría de los hombres que pululan en el mundo son fieles, están sometidos incondicionalmente a un régimen de vida que los enajena, no tienen criterio propio e independiente, son una mancha más en el muro de la decadente sociedad de estos tiempos.
Si alguien se aparta, se desbalaga, lo señalan e intentan incorporarlo al rebaño; no aceptan más que dóciles y serviles trabajadores, resignados a los dictados del jefe como la tropa a su sargento.
Quien deserta, quien escapa, se le considera demente, un loco que amerita manicomio o merecedor de cárcel; aquel que no acepta las normas convencionales, aquel que se excluye de cumplir con la sumisión implícita en el sistema económico social imperante, será estigmatizado con la tacha de loco.
La sociedad quiere borregos, robots programados para callar, producir, consumir, sin nunca preguntar nada.
¡Ay! De aquel que se atreva a dudar de la buena marcha del sistema.      

NOÏA OTSUAF


NOÏA OTSUAF

Muerto de miedo, se escondía detrás de alacenas, tanques, bloques y donde podía; procuraba no hacer sombra ni ruido alguno, parecía suspendido, como flotando en una espuma verdosa.
Luego se agachaba entre la hierba, se perdía entre las matas, se soslayaba tras los frondosos árboles de aquellos milenarios bosques llenos de leyenda y misterio.
Lo veía venir de lejos y entonces entraba en paranoia, se tenía que tapar la boca con las dos manos para no oír sus alaridos de pavor y así arrastrándose huía hacia el interior de aquel paraíso fantasmal.
Se sentía acosado, sabía que lo espiaba aquel diabólico ser que le prometió el infierno, se consideraba la presa de aquel furtivo cazador de almas.
Lo husmeaba, seguía su rastro, por más indeleble que fuera, tenía un olfato de lobo. ¿Cómo enfrentarlo desarmado? Lo único que le salvaba era escapar, ya no había donde ocultarse, pero cada vez se acortaba la distancia y ahora a mayor velocidad, todo por haberle vendido su alma; pero hoy ya están a unos pasos, pronto estarán frente a frente.

 

INGRATA.


 INGRATA.
Así te debieron haber puesto por nombre, ingrata, si todavía no dejas de hacerme sufrir con tus desprecios, como un mártir irredento del amor…. Me escatimas hasta el saludo, a duras penas te das cuenta de mi existencia; en cambio con cualquier barbaján te empinas y a morder almohada se ha dicho…
Te sigo todas las tardes hasta ver cómo te metes en hoteluchos de mala muerte, bajas de los automóviles trastabillando no sé si ebria de amor o de alcohol, otras veces te tropiezas de la prisa que traes por caer rendida en algún colchón, donde te esclavizas de placer con cualquier gañán; prefieres leñadores, gente ruda, ahí te revuelcas en piruetas descomunales, casi indescriptibles,  tus gritos y tus gemidos se oyen hasta la esquina; mientras yo rebuzno de celos, no me engaño.
Sales sudorosa y embarrada de placer, con los labios torcidos y la mirada perdida, para luego regresar a regodearte con el primero que se te  ponga enfrente, ¡menos conmigo! Tu indiferencia es mi tormento, yo también existo, merezco aunque sea una mirada, pero me la niegas ¡Ingrata!
Cada vez que cierras la puerta del cuarto donde te entregas completa, yo aúllo en silencio de dolor, los celos cubren todos los rincones de mi alma, lo peor es cuando oigo o no sé si solo imagino, tus eróticos lamentos cuando se te saltan los ojos boca abajo y con todas tus fuerzas muerdes la almohada.    ¡Duro y duro, no paras…..ya es mucho!  Hasta rezo un ave María cuando ya vienes de regreso, ¡de bajada…chata!
A veces a empujones, tus galanes, te sacan de los antros, otras te veo tirada en algún callejón, llena de moretones, con las arracadas desplumadas, despeinada, corrido el rímel, llorosa la vista y todavía emitiendo quejidos de lujuria.
Habías mordido almohada todo el santo día, ¡ninfómana! mientras que a mí, ni una mirada me dispensabas, ¡ingrata!
Pero me gusta latiguearme, me convencí que soy inmensamente masoquista; en lugar de mandarte al diablo en un olvido programado, me entretengo imaginándote cometiendo los más desgarradores actos de perversión como los que me platican esos lenones, que no solo te zarandean de las greñas y patean tus costados, sino que además te llenan de sus inmundas excresencias.
Luego tengo que ir a rescatarte de esos nauseabundos tugurios donde amaneces echada de bruces, todavía con las plumas de la almohada entre  los dientes, ¡Perra! Así te saco, unas veces a rastras, otras en vilo, para llevarte donde restauro tus heridas y curo tus chipotes, lo hago con el mayor de los cuidados, para no provocarte dolor ni molestias de ninguna especie.
Finalmente despiertas cuando lamo tus yagas con un algodón mojado en agua oxigenada y entonces ruges improperios contra mí,.. ¡Déjame! – me gritas, dándome de bofetadas, a veces me escupes, de tus labios no salen más que lebras que yo cacho, insultos que yo capturo, maldiciones que interpreto para adjudicarme como blanco de tu rabia; pero luego desvías tu atención y dices: - a ti no te digo, ¡pedazo de excremento! Yo callo y tú sales vistiéndote en el camino, con el bolso en el hombro, las pantaletas mojadas a media asta y los tacones de tus zapatos inclinándose a tu paso. – ¡Hazte a un lado! – me gritas y te veo salir, lista para emprender una nueva batalla en tu cadena de aventuras cariñosas. 
Me gusta recogerte después de una refriega de las que acostumbras dosificarte los fines de semana, a veces son orgías tumultuarias, ocho o nueve sementales en una noche  ¡qué te duran! Ingrata y aun así no te sacias ¡Culebra!-
Hay veces que me traigo una camilla, en ella te deposito desvanecida  con el mayor de los cariños, por tus piernas todavía escurren ríos de semen de negros, mulatos, latinos, chinos y europeos. Te llevo con dulzura vasos de astringosol para que hagas  gárgaras, pero me lo vomitas en la cara diciendo: - ¡Largo de aquí! –
Cuando me aproximo para besarte, me das la espalda; entonces te ofrezco un garrote, un azote o un alambre, esperando descargues en mí una buena andanada de golpes para que desquites tu coraje y tristemente, solo recibo de ti un gesto de desprecio que me deja zarandeado, desconcertado e indeciso.
Me he disfrazado de todo lo imaginable, pero me descubres, siempre te das cuenta quien soy por mis temblores, pues cuando estás cerca de mí, el corazón me traiciona y empieza a repiquetear incesante, me sube la bilirrubina, cambia el color de mi rostro, mis ojos no dejan de llorar de emoción, se me traba la lengua y me siento desmayar; entonces me das con lo que traigas en la mano y allí quedo, como sapo embarrado en el suelo.
¿Qué me diste? ¿Qué embrujo se posesionó de mí? ¿Qué brebaje bebí, qué pócima me envenenó para seguir amándote...…? Tus desaires me están matando, no me muero ahora porque de seguro ni una sola vez te acordarás de mí, antes de dibujarme ya me has borrado ¡Ingrata!
  

LA BOCA


LA  BOCA
Se acabaron las conversaciones, se terminaron las pláticas y las tertulias donde se dialogaba, las amenas charlas pasaron al cementerio del pasado; se agotó el verbo y la lengua dejó de decir; todo lo borró la tecnología; el primer gruñido del hombre y el último suspiro de la mujer están ya sepultados bajo el polvo del olvido.
Las ondas electromagnéticas arribaron con el telégrafo, después el radio, la televisión y el teléfono fijo, pero el celular móvil vino a dar el último golpe de gracia a la palabra hablada de boca a boca.
Ya nadie escribe con pluma o lápiz en una hoja, todo se reduce a un teclado donde se oprimen botones insensibles que envían a distancias inconmensurables señales codificadas que anticipan pensamientos presupuestados; se cabo el susurro al oído, la caricia de las voces, el tono enamorado; hoy todo es estridencia magnética de sonidos muertos que resucitan con las conexiones casi impersonales de ruidos sin cables.
Las ondas atraviesan paredes y membranas, todo se reduce a vibraciones, a transformadores, condensadores, micrófonos, bocinas, audífonos, enchufes y electrones.
La boca perdió el habla, ahora solo mastica, chupa, lame, se encoge, se muerde la lengua, pero sobre todo, calla.

   


ORDENES DE DIOS



 ORDENES DE DIOS
Dejar ir a la locura, morir en ella, es mejor que agonizar lenta y dolorosamente en la cordura, tan altamente ponderada por todos.
Dónde hay más felicidad, ahí me anclo, con ella me voy como rémora, perdiendo la típica razón, me ausento en lo cuántico, donde no hay ni espacio ni tiempo, donde no existen los lugares ni las horas, donde todo está en todo.
Me pierdo en la muerte, porque la amo, porque yo soy la muerte misma; a nadie le gusta hablar de mí, les da miedo, tiemblan al imaginarme, se espantan tan solo al mencionar mi nombre; saben, no obstante que aunque me pospongan con amnesias tontas, caerán contagiados con mis mieles.
Tienen que empezar a quererme, pero si ni a la vida entienden, ¿cómo me van a entender a mí, a la muerte? No hay más muerte que yo, siempre he estado aquí, junto a ustedes, a su lado, muy junto, muy presente, no sé ausentarme.
Se aferran a la vida, a sus pertenencias, a sus comodidades, a sus existencias   acartonadas diseñadas en Hollywood.   
Me enloquecen las erupciones, los huracanes, los terremotos, las guerras, las revoluciones, las hambrunas, las sequías prolongadas, las epidemias, las plagas, pero sobre todo la vejez y sus enfermedades.
Soy enemiga de las medicinas, los hospitales y las enfermeras; no se diga ya de los médicos; solo tolero aquellos que practican la eutanasia. Me gustan los violentos, los broncos, los descuidados, los distraídos, los insolentes y los altaneros; también los delincuentes, los policías y los ladrones.
A quienes más admiro es a los suicidas, aquellos que se atreven a morir,  a ser también muerte, sin miedos; el horror hacia mí, es absurdo y nefasto; si ustedes supieran lo que soy, me anhelarían, sabrían lo que es dejar la carga del espacio y el tiempo, vagar en el vacío cuántico.
Allí desaparece el apego a esa realidad ficticia, que es la vida efímera, vida que no es mi enemiga, sino mi hermana gemela, mi otro yo, la vida; somos inseparables, sin ella no existo; lo que ella da, yo lo quito.
Son las órdenes de Dios 


LA REALIDAD INVENTADA


LA REALIDAD INVENTADA
Buscaba con vehemencia la realidad donde asirse, pero se le escapaba, se resbalaba con asombrosa rapidez tan solo al invocarla, se perdía cada vez que intentaba enfocarla, entonces se confundía; a veces creía entenderla con su pensamiento y ahí sujetarla para desmenuzarla, pero se desvanecía como  humo.
Descubrió que la realidad no existe el día que se miró en el espejo de su alma, se dio cuenta que siempre había querido complacer a los demás, darles satisfacción, que actuaba en función de lo que pensarían los otros de él; cómo calmar sus críticas, cómo conquistar su aprobación, cómo obtener su anuencia; porque ellos eran sus jueces, su felicidad dependía de su veredicto, estaba todo el tiempo pendiente de sus manifestaciones de aprobación y así actuaba intentando cosechar sonrisas y tratando de evitar gestos de rechazo.
¿Les gustará mi estilo, la forma como me expreso, el modo como me desempeño en la vida? ¿Qué opinarán de mi rostro y de mi cuerpo? ¿Qué dirán de mis humores, de mis defectos y cualidades, si es que tengo alguna?
¿Cómo deberé caminar, vestir, moverme, dormir, despertar? ¿Qué dirán de mi forma de ser? ¿Qué calificación me dan?
Descubrió una noche que nadie había, que aquel jurado era solo un puñado de fantasmas que bailaban en su cabeza, que tan solo un reflejo de sus propios complejos, una extensión de su solipsismo.
  

EL SUEÑO


EL SUEÑO
Cuando tocaron a mi puerta, yo apenas conciliaba el sueño después de un arduo día de labores en la construcción de una galera, me levanté y abrí la puerta, era Melitón Martínez con una chusma de rancheros; antorcha en mano alumbraron la noche, yo desconcertado le pregunté lo que pasaba y me dijo que venían a saludarme y a ponerse a mis órdenes para lo que yo juzgara conveniente.
Me quedé atónito, no supe qué pensar, tal vez era un sueño; pero no, todos casi al unísono empezaron a darme las gracias, había en ese tumulto mujeres que lloraban de alegría al verme, otras se acercaban y exigían mi bendición sollozando de entusiasmo, me pedían perdón a gritos y me besaban los pies.
Yo no sabía qué hacer ni qué decir, me reduje a lanzar bendiciones a diestra y siniestra y repartir saliva hasta que acabó el bullicio de aquella noche.
Ya exhausto los despedí con cánticos e himnos celestiales, se calmaron y así se fueron retirando en grupitos de uno en uno, hasta que desaparecieron todos.
Yo regresé a la cama, ya estoy soñando.

EL PASADO


EL PASADO
¿Dónde estabas antes? Cada uno nos hicimos en esta extraña aventura  ¿Qué fuimos en el pasado¨? Sino una probabilidad estadística, que entre muchas, se cristalizó.
La consciencia la cobramos con nuestra minúscula experiencia egoísta, la persona se nos va construyendo poco a poco a lo extenso de la vida.
¿Cómo podríamos haber estado en el banco de posibilidades? Si no mediante nuestros ancestros que nos corren por las células, por nuestros genomas y mitocondrias. Como relevos generacionales, nos pasamos la estafeta de la vida; está ya transcurrido el alboroto de la juventud, el entusiasmo de la paternidad y nos corresponda ahora el voluntario retiro del anonimato existencial cósmico, la muerte.
¿Qué era de cada uno de nosotros en la historia, en la Revolución, en la Reforma, en la Independencia, en la Conquista, en el Encuentro de los Pueblos del Anáhuac, en el Renacimiento, en la Edad Media, en el Imperio Romano, en el auge de los Griegos, en el Egipto Antiguo, en la Época de los Sumerios y de los Caldeos, cuando Babilonia y qué en las Glaciaciones?
¿Dónde están los que todavía no han sido concebidos? ¡Si no en el limbo de las probabilidades!    

EL CUANTO EGOÍSTA


EL CUANTO EGOÍSTA
Todo pasa, transcurre en el tiempo, las hojas caen en Otoño, la nieve en Invierno, las flores abren la primavera y en el Verano se desatan las fuerzas del viento es Eolo y Poseidón que rugen en furiosos embates.
Sucede aquí, allá, abajo, arriba; por todos lados acontece, en mi cuerpo también los tejidos se renuevan, las células muertas salen expulsadas y metabolitos frescos llegan a sustituir los desechados.
Solo yo sigo aquí metido, viendo pasar la historia, testigo de cómo la gravedad va venciendo todo a su paso, como se desmoronan los edificios, como envejecen los hombres y como mueren, se van, desaparecen como si fuesen luz que se apaga, quién si no nadie está detrás de todo esto.
Nuestro ser dentro de un mundo tridimensional y temporal, se encuentra perdido por pertenecer a una existencia cuántica donde el espacio y el tiempo dejan de ser los ejes directrices de la física, donde la lógica cartesiana y la geometría euclidiana no funcionan, donde las leyes de Newton no operan, donde cronos no cabe, donde se puede estar en varios sitios a la vez, donde la distancia no cuenta.
Es por eso que vivimos en un desconcierto, entre el sueño y la vigilia, entre lo imposible y lo evidente. Pertenecemos así a dos mundos ni contradictorios ni opuestos, pero misteriosamente complementarios, recipientes donde se ejercen fuerzas diferentes.
Nuestra mente, alma, espíritu o psique energética que habita nuestro cuerpo, se rige por leyes cuánticas y no obstante hay que lidiar cotidianamente con las dimensiones magnas que ocupan espacio y tiempo.
Sensaciones físicas intercaladas de dudas conscientes con fractales inconscientes, sueños cuánticos mezclados con imágenes estrambóticas y estrafalarias. Estamos entre dos fuegos, ni somos totalmente unidades corporales ni absolutamente cuánticos.


¿DE QUÉ SE TRATA?


¿DE QUÉ SE TRATA?
Cuando estés muerto entenderás todo- le decían- no te preocupes ahora, la verdad te será revelada cuando hayas cruzado el umbral de la vida, se paciente, todo llegará a su hora, no te precipites ni te desesperes. ¿Por qué querer escarbar hasta los límites, más allá de los confines de la abstracción más absoluta? ¿Por qué espulgar todos los rincones y atravesar mil laberintos? ¿Por qué incrustarse en los pantanos donde la ponzoña crece? ¿Por qué penetrar en las profundidades espeluznantes? ¿Por qué desafiar al monstruo encadenado? ¿Por qué huir por el monte perdido? ¿Qué te empuja al abismo?
-¡No! Ya muerto para qué- contestaba irritado, yo lo quiero saber ahora que todavía estoy vivo, que los misterios se abran, que se transparenten, que caigan las mentiras, que se despeje la bruma que envuelve a las ideas, que al menos me quede satisfecho con una explicación convincente.
-¿Acaso no estás satisfecho con la vida, ni contento con tu estilo ni conforme con tu destino?-
-¿Acaso alguien lo está? Basta de religiones mediocres, de doctrinas infames, de dogmas irracionales, de ecuaciones cuánticas; de complejas fórmulas de bosones, quarks, iones y partículas subatómicas, ya estoy harto de aproximaciones relativas, de hipótesis paradigmáticas, de discusiones bizantinas, discursos dialécticos y de teorías sospechosas.
Hipnosis y telepatía me tienen más que desconcertado, que no hay una fuente fidedigna que me diga ¿de qué demonios se trata todo esto? Ustedes lo saben les gritó y no quieren decirme….
-Quiero evadirme, olvidarme, irme, descansar, no volver jamás, ¡nunca jamás!
Furioso contra todos, tomó a uno del cuello, lo zarandeó con mucha violencia y empezó a ahorcarlo con saña inaudita, hasta que se puso morado en la asfixia, - suéltame – alcanzó a decir la víctima y te lo diré en un instante, solo entonces aflojó sus manos y le dijo, dímelo.
Entonces el ahorcado medio muerto, sacó un puñal clavándoselo en el esternón, diciéndole con fuerza: -De esto se trata ¡cabrón!  
Ni así entendió nada.    

CICLO TEMPORAL DE REVERSA


CICLO TEMPORAL DE REVERSA
Muerte y nacimiento se tocan la mano, de salida y de regreso, de ida y vuelta, empieza con un funeral acaba en una cópula, polvo fuiste y en polvo de convertirás. Las cenizas hacia atrás en el transcurrido tiempo de una larga vida que retorna para encontrarse con su origen, una vuelta al insondable misterio del más allá.
Las cenizas truenan por última vez en el horno que apaga su fulgor, como el último gusano que muere al acabarse el platillo del inhumado;  en este ejercicio el cuerpo pálido de pronto cobra brillo, se incorpora, resplandece, el reloj marcha hacia atrás, el tiempo se invierte, la anatomía enciende sus funciones, los órganos cobran su brío, el hombre se mueve, camina de espaldas como una película que se regresa.
El proceso reversivo está ya desatado, el anciano decrepito se hace solo un viejo que luego se endereza para convertirse en un señor maduro, que se yergue aún más borrando sus canas y su calvicie; va transitando a edades más tempranas, cumple con todas las coyunturas de un adulto y con todos los sacramentos y aniversarios por los que atraviesa, las arrugas y la joroba desaparecen, se desobliga, se deshace su casamiento, se pierde en los estudios, se deleita en los deportes y en las fiestas, comulga por primera vez después de confesar nimiedades, camina, se tambalea, gatea, se ensucia, llora en su cuna, mama, lo llevan a la maternidad, se instala en la matriz, se hace embrión, cigoto fecundado, se desintegra y vuelve al origen, cerrando el ciclo de donde partió.

AGONÍA


AGONÍA
¿De qué le servían tantos agradecimientos, cumplidos, cartas y telegramas; tantas alabanzas, halagos y premios por su obra, por su vida?
Ahora lo recordarían como a un prócer, como a un genio, sus palabras habían retumbado ya en la historia, el mundo lo registraría en sus anales, sus ideas habían trascendido y modificado el pensamiento de la humanidad, eran repetidas en todas las lenguas del orbe.
Su pensamiento creaba vertientes que convergían en sus palabras, en sus libros, en sus escritos; pero durante su vida fue vilipendiado como un absurdo, lo habían perseguido, acorralado, acosado por todos los medios, lo asustaron, lo arrinconaron  hasta que lo capturaron.
Demasiado tarde comentaban algunos de sus fieles amigos, pero  ¿los años en la cárcel, los tormentos, los suplicios, las torturas, los latigazos y las yagas?
Ahora que ya agonizaba empezaron a llegar flores, cheques, contratos,  ofertas, propuestas, invitaciones, reivindicaciones. Hoy todos reconocen la calidad de su obra, ya no lo ven como un idealista utópico y loco, ni lo desprecian ni de él se avergüenzan.
Hoy es un orgullo nacional, un ejemplo a seguir; levantarán obeliscos en plazas y jardines, avenidas y bulevares llevaran su nombre, estatuas y mausoleos con su busto adornaran las ciudades; lástima que esté ya agonizando.  

EDUCACIÓN PARA ESCLAVOS


EDUCACIÓN  PARA  ESCLAVOS

En aquel año abrió sus puertas la primera escuela para esclavos en ese pueblo, las instalaciones no eran de primera, pero sí de segunda, los baños lucían hasta el momento de la inauguración, bastante limpios.
El Gobernador con su séquito de lambiscones y acompañado por el Ministro de Educación y del Rector de la Universidad, presenciaron el corte de listón con el que se iniciaba la solemne ceremonia.
Padres de familia y profesores atestiguaban atentos el acontecimiento, mientras los alumnos, futuros esclavos, pasmados se veían unos a otros con cierta aflicción; al entrar a escena aquella corte de funcionarios, los aplausos no se hicieron esperar, el primer que lo hizo fue el propio Ministro de Educación, quien levantaba los brazos en señal de recibir  tumultuaria ovación.
Un autobús de lujo repleto de empresarios, había llegado poco antes, del que descendieron cincuenta famosos potentados, directores y gerentes de la industria establecida en aquella próspera región.
Los valores de un buen esclavo no deben confundirse, su entrega incondicional es fundamental, toda la serie de preceptos que deben cumplir los esclavos, será garantía para su sobrevivencia a lo largo de su existencia.
Ningún derecho a nada, si algo se les brinda será por el altruismo del patrón considerado como su amo, solo deberes, responsabilidades  y obligaciones como puntualidad, asiduidad, resistencia, resignación, obediencia, disciplina y eficiencia serán las directrices. Se les exigirá que estén permanentemente agradecidos por la generosidad de los propietarios.
Huelgas y sindicatos, paros y exigencias quedan prohibidos, nada de incrementos salariales ni prestaciones de ninguna especie, vacaciones quedan anuladas, los castigos por insolencia serán mortales, prisión para alborotadores, cualquier rumor reivindicativo será sancionado con penas judiciales para quien los inicie.
No habrá pago de horas extra, las jornadas laborales podrán extenderse tanto como el negocio lo requiera, cualquier esclavo que sufra una enfermedad o un accidente, será sancionado con penas de cárcel de 1 a 3 años, en caso de reincidir se les recluirá en un campo de exterminio o de concentración y torturados mientras les toca el turno de cremación o inhumación, a criterio del capataz.
En caso de que algún esclavo logre evadir su deber y se escape, será victimado con un disparo en la cabeza, si alguno logra huir de esta caza, será perseguido por la guardia de la fábrica, con perros adiestrados para comer carne de obrero.
Todos aplaudieron a rabiar después del discurso, solo un esclavo dejó salir una lágrima de su ojo izquierdo, de inmediato un valiente custodio del Gobernador, le sorrajó un culatazo en plena cara que lo dejó allí tirado, mírenlo como quedó, ni siquiera se revuelca.          

lunes, 8 de octubre de 2018

ENGAPULAR



ENGAPULAR
Hay acciones que se ejecutan, pero no tienen nombre, se ocultan tras el mutismo, se diluyen entre distractores para inocularse subliminalmente en la interlocución con el auditorio; son conceptos que aun siendo reales, carecen de palabras en el lenguaje para referirlos, simplemente se efectúan.
Como por ejemplo: antes que existiera el léxico que define los siguientes conceptos, éstos se dieron: la sospecha, la intriga, la cobardía, la canallada, la traición, la humillación, etc. Primero existieron y después se les adjudicó un término lingüístico.  
Es decir, antes existió lo siniestro, la venganza, el rencor, el odio y el amor; solo entonces se les define, etiqueta, encapsula o describe en qué consisten.
Así el hacer complicidad involuntaria a un tercero o sea manipular subliminalmente al auditorio, al público, a un grupo de personas o a una sola, para que se asocien con el locutor, conductor, profesor o quien ejerce la palabra; no posee un léxico que defina esta acción, este verbo.
Este concepto hasta hoy anónimo, involucra el apoyo sin el consentimiento del público, sea éste uno o muchas personas, contando con su anuencia incondicional, da por sentado que quien funge como escucha, televidente, lector o auditorio en general, están conformes y de acuerdo, con lo que argumenta quien tiene la palabra, aunque sean sofismas o falacias.
Contar anticipadamente con su apoyo sin su tácita aprobación, asume que están de su lado, es actuar como si todos estuvieran de acuerdo conmigo en una polémica, mis argumentos no necesitan convencer, puesto que son sustentados predeterminadamente por el auditorio.
Esta forma de controlar la opinión hasta hoy carecía de un verbo que la nombrara,  se le designa: Engapular.