jueves, 18 de octubre de 2018

LA REALIDAD INVENTADA


LA REALIDAD INVENTADA
Buscaba con vehemencia la realidad donde asirse, pero se le escapaba, se resbalaba con asombrosa rapidez tan solo al invocarla, se perdía cada vez que intentaba enfocarla, entonces se confundía; a veces creía entenderla con su pensamiento y ahí sujetarla para desmenuzarla, pero se desvanecía como  humo.
Descubrió que la realidad no existe el día que se miró en el espejo de su alma, se dio cuenta que siempre había querido complacer a los demás, darles satisfacción, que actuaba en función de lo que pensarían los otros de él; cómo calmar sus críticas, cómo conquistar su aprobación, cómo obtener su anuencia; porque ellos eran sus jueces, su felicidad dependía de su veredicto, estaba todo el tiempo pendiente de sus manifestaciones de aprobación y así actuaba intentando cosechar sonrisas y tratando de evitar gestos de rechazo.
¿Les gustará mi estilo, la forma como me expreso, el modo como me desempeño en la vida? ¿Qué opinarán de mi rostro y de mi cuerpo? ¿Qué dirán de mis humores, de mis defectos y cualidades, si es que tengo alguna?
¿Cómo deberé caminar, vestir, moverme, dormir, despertar? ¿Qué dirán de mi forma de ser? ¿Qué calificación me dan?
Descubrió una noche que nadie había, que aquel jurado era solo un puñado de fantasmas que bailaban en su cabeza, que tan solo un reflejo de sus propios complejos, una extensión de su solipsismo.
  

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