jueves, 18 de octubre de 2018

LA BOCA


LA  BOCA
Se acabaron las conversaciones, se terminaron las pláticas y las tertulias donde se dialogaba, las amenas charlas pasaron al cementerio del pasado; se agotó el verbo y la lengua dejó de decir; todo lo borró la tecnología; el primer gruñido del hombre y el último suspiro de la mujer están ya sepultados bajo el polvo del olvido.
Las ondas electromagnéticas arribaron con el telégrafo, después el radio, la televisión y el teléfono fijo, pero el celular móvil vino a dar el último golpe de gracia a la palabra hablada de boca a boca.
Ya nadie escribe con pluma o lápiz en una hoja, todo se reduce a un teclado donde se oprimen botones insensibles que envían a distancias inconmensurables señales codificadas que anticipan pensamientos presupuestados; se cabo el susurro al oído, la caricia de las voces, el tono enamorado; hoy todo es estridencia magnética de sonidos muertos que resucitan con las conexiones casi impersonales de ruidos sin cables.
Las ondas atraviesan paredes y membranas, todo se reduce a vibraciones, a transformadores, condensadores, micrófonos, bocinas, audífonos, enchufes y electrones.
La boca perdió el habla, ahora solo mastica, chupa, lame, se encoge, se muerde la lengua, pero sobre todo, calla.

   


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