CICLO TEMPORAL DE REVERSA
Muerte y nacimiento se tocan la mano, de salida y de
regreso, de ida y vuelta, empieza con un funeral acaba en una cópula, polvo
fuiste y en polvo de convertirás. Las cenizas hacia atrás en el transcurrido
tiempo de una larga vida que retorna para encontrarse con su origen, una vuelta
al insondable misterio del más allá.
Las cenizas truenan por última vez en el horno que apaga su
fulgor, como el último gusano que muere al acabarse el platillo del
inhumado; en este ejercicio el cuerpo
pálido de pronto cobra brillo, se incorpora, resplandece, el reloj marcha hacia
atrás, el tiempo se invierte, la anatomía enciende sus funciones, los órganos
cobran su brío, el hombre se mueve, camina de espaldas como una película que se
regresa.
El proceso reversivo está ya desatado, el anciano decrepito
se hace solo un viejo que luego se endereza para convertirse en un señor
maduro, que se yergue aún más borrando sus canas y su calvicie; va transitando
a edades más tempranas, cumple con todas las coyunturas de un adulto y con
todos los sacramentos y aniversarios por los que atraviesa, las arrugas y la
joroba desaparecen, se desobliga, se deshace su casamiento, se pierde en los
estudios, se deleita en los deportes y en las fiestas, comulga por primera vez
después de confesar nimiedades, camina, se tambalea, gatea, se ensucia, llora
en su cuna, mama, lo llevan a la maternidad, se instala en la matriz, se hace
embrión, cigoto fecundado, se desintegra y vuelve al origen, cerrando el ciclo
de donde partió.
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