jueves, 18 de octubre de 2018

EL SUEÑO


EL SUEÑO
Cuando tocaron a mi puerta, yo apenas conciliaba el sueño después de un arduo día de labores en la construcción de una galera, me levanté y abrí la puerta, era Melitón Martínez con una chusma de rancheros; antorcha en mano alumbraron la noche, yo desconcertado le pregunté lo que pasaba y me dijo que venían a saludarme y a ponerse a mis órdenes para lo que yo juzgara conveniente.
Me quedé atónito, no supe qué pensar, tal vez era un sueño; pero no, todos casi al unísono empezaron a darme las gracias, había en ese tumulto mujeres que lloraban de alegría al verme, otras se acercaban y exigían mi bendición sollozando de entusiasmo, me pedían perdón a gritos y me besaban los pies.
Yo no sabía qué hacer ni qué decir, me reduje a lanzar bendiciones a diestra y siniestra y repartir saliva hasta que acabó el bullicio de aquella noche.
Ya exhausto los despedí con cánticos e himnos celestiales, se calmaron y así se fueron retirando en grupitos de uno en uno, hasta que desaparecieron todos.
Yo regresé a la cama, ya estoy soñando.

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