martes, 25 de agosto de 2015

LOS JINETES

LOS JINETES
Los dioses por fin dejaron de ser solo especulaciones y decidieron presentarse en el mundo en todo su esplendor; todos aquellos que no creían, quedaron perplejos, al verlos descender majestuosamente de los cielos.
-¿No que no existían?- Bramaban los sacerdotes, -ahí están para que los vean y los toquen - Ladraban los curas - ¡Malditos herejes, faltos de fe, helos aquí en persona!- vociferaban los obispos.
Uno a uno fueron bajando de entre las nubes, trompetas y arpas acompañaban con divina solemnidad la deifica aparición, mujeres y hombres hincados y agachados, juntaban sus manos en señal de reverencia, dándose golpes de pecho y cantando el aleluya.
-¿Vendrán a castigarnos? -  Se preguntaban los ancianos. – ¿Llegarán a salvarnos del hambre?  – Se decían los pordioseros. - ¿Querrán comprar terrenos?- Especulaban los fraccionadores. ¿Traerán nuevas inversiones? – Se frotaban las manos  los políticos – ¿Vendrán a impartir verdadera justicia? – Sospechaban los magistrados - ¿Vendrán a arreglar cuentas? – Conjeturaban los funcionarios.
Los dioses impertérritos cabalgaban entre cirrus, nimbos y estratos, al ritmo  de los vientos del este, sus túnicas se revolvían entre las chispas que dejaban sus magníficos corceles, cuyas crines se expandían por los aires; relinchos y bufidos retumbaban en lo alto.
-¡No son los dioses!-  Se escuchó en medio de la asombrada expectación - son parte del séquito que acompaña al creador. – gritó una voz perdidas.
Pronto los cascos de las bestias sobre ellos estaban, los jinetes blandiendo sus espadas cual si fuesen ardientes antorchas, vociferaban terribles maldiciones  y sentencias.
Son cuatro, murmuró una mujer, vienen anunciando el fin, se acabó la comedia, terminó el drama, culminó la novela, llegó por fin por quien lloraban.

¡Corran, huyan, escapen, que ya están aquí!       

RUMBO AL PRECIPICIO

RUMBO AL PRECIPICIO

-¿Por Qué?- me preguntaba, al ver aquella criatura tan inmensamente triste, me acerqué y le pregunté el por qué de su llanto.

-Es que se acabaron las vacaciones y con ellas mi libertad, creo que por eso lloro- me dijo-.

-Ya van a empezar las clases y es un horror, un infierno – un enorme puchero se dibujó en su carita-. 

¿Por qué la educación no ha perdido su carácter represivo, modelador de la conducta, mediante la disciplina del premio y el castigo? ¿Por qué debemos contentarnos con las migajas para evitar el hambre?

¿Qué acaso no debemos y tenemos que hacer un mejor mundo para que en él, habiten las futuras generaciones? Dejarles, al menos, empezada la labor de limpieza, no ensuciando más nuestro planeta con esta forma de vida de dispendio, contaminación, crecimiento demográfico y económico depredador.

¿Qué no es tiempo de detener el tren y recapacitar si la dirección es la correcta? Se han prendido ya los focos rojos, indicando que vamos hacia el desfiladero.

Hacia allá nos encaminamos y los niños lo intuyen, la escuela es el inicio del sometimiento del natural espíritu libertario del hombre. Encerrar a las criaturas dentro de cuatro paredes, desde la madrugada hasta la noche, escuchando en silencio, sufriendo callados, apachurrados en un pupitre, doblegados en un asiento, desesperados por respirar un poco de recreo, rayando un cuaderno con los garabatos del alma, preparándose para la vida burocrática, la oficina donde pasarán el resto de su vida.

¿Por qué a los niños no les gusta la escuela? ¿Por qué se resisten a acudir espontanea y alegremente al colegio? Se enferman cuando se aproximan las fechas de reinicio de clases, surgen toda clase de trastornos, una fobia natural al encierro, el mismo que les espera cuando lleguen a la fábrica o a  la oficina.

Ivan Illich, escribió un texto llamado: “La Sociedad Desescolarizada”, quizá ahí se encuentra la respuesta.   

martes, 11 de agosto de 2015

LOS MEDIOCRES



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LOS MEDIOCRES

Es casi imposible encontrar hombres congruentes en este complejo mundo en que vivimos, aunque los hay; son personas excepcionales, íntegras, verticales, sólidas, de una sola pieza, admirables. 
La congruencia es vivir de acuerdo como se piensa, es practicar lo que se pregona, es no presentar contradicciones entre la práctica y la teoría, es actuar el propio discurso.
Hay quienes hablan de rectitud, honestidad, honorabilidad y honradez; lo hacen de dientes para afuera, no lo demuestran con su ejemplo; la pasan criticando furiosamente las desviaciones, las traiciones y las corruptelas de los demás; juzgan implacablemente los abusos de los políticos en el poder, no perdonan a quien se ha salido de la ley; pero ellos mismos se dispensan y justifican, cuando han violado los preceptos que en teoría, defienden.
--“No me quedaba otra”- argumentan – “tengo obligaciones que atender, una familia que mantener, deberes que cubrir; por eso vendí mi voto, acepté el soborno, negocié la comisión del contrato, serví al gobernador, me acerqué al secretario, busqué al diputado, saludé al presidente, subasté plazas, acudí al convivio donde se reunía la clase política o fui cómplice en malversación de fondos públicos; de todas formas  se iba a hacer, si no yo, cualquier otro lo hubiera hecho” – se excusan –
--Las circunstancias me obligan – así dice el sicario -- es mi trabajo – dice el asesino a sueldo – para eso me pagan – pretexta el Ingeniero Químico que controla la calidad del Napalm con que incendian las espaldas de los niños del Viet Kong y envenenan los suelos de los pueblos que pretenden liberarse del imperio.
--Soy empleado, tengo que cumplir con mi deber, vender mis servicios a las empresas petroleras extranjeras que están llegando a explorar y perforar en busca de los yacimientos minerales y energéticos que esconde la Huasteca y Wirikuta, debo hacerlos mis clientes, a eso me dedico; sé que con el fraking se contaminarán los mantos friáticos de la región, que las tierras serán devastadas; pero no tengo opción, así es la vida, no tengo alternativa —arguyen –
Quien obedece, no se equivoca, su conciencia está tranquila, adormecida por el sagrado cumplimiento del deber, ante la fatalidad no hay nada que hacer, ---quien paga manda, todos tenemos precio – se justifican - 
La gran mayoría de los hombres son mediocres, débiles, frágiles, endebles, mequetrefes, desconfiables, susceptibles de traicionar cuando las condiciones obligan, carecen de agallas, de valor, son timoratos a la hora de definir, titubean en las decisiones. 
Pero existen hombres enteros, completos, la historia nos muestra algunos ejemplos de heroicas congruencias y en ellos está la esperanza del mundo, los otros no pasan de ser menos que mediocres.  

LA POBREZA



LA POBREZA

La cantidad de pobres sigue en aumento en este patético país, la pobreza es vista en algunos círculos como una terrible  y peligrosa enfermedad  contra la que hay que vacunarse, haciendo hasta lo imposible para no caer en esta especie de epidemia que en México, va ganando terreno día con día.

Pero la pobreza es generada, fomentada y estimulada por el sistema económico en complicidad con la clase política que se nutre de poder gracias a ella. Para el sistema económico es conveniente tener una enorme oferta de mano de obra, así los salarios se mantendrán muy bajos, rosando el nivel mínimo de subsistencia.  Con una baja demanda de trabajadores gracias a la automatización, se logra tener excelentes utilidades para los accionistas de las empresas.  

La pobreza brinda muchos beneficios al sistema político que llaman: “Democracia” pues las personas en estado de pauperización, no tienen como llevar alimento a su familia y entonces se ven en la necesidad de hacer “cualquier” cosa para satisfacer sus más indispensables necesidades, así pueden ser fácilmente reclutadas ya sea por las distintas fuerzas armadas gubernamentales, por el crimen organizado o delinquir por cuenta propia.

Al gobierno le preocupa en gran medida la opinión pública, especialmente la internacional, por lo que debe guardar las apariencias de tener un régimen político que aparente democracia, para lo cual surte a las clases marginadas de flamantes credenciales de última generación con fotografía para votar, en cada campaña electoral, comprando su voluntad ya sea con monedero electrónico, canastas alimenticias,  bultos de cemento, láminas o en efectivo; con esto será suficiente para el periódico acarreo, donde los candidatos desfilarán en las comunidades recibiendo aplausos, confeti, serpentinas y flores.     

La pobreza conviene a los partidos políticos,  así reúnen el voto duro tan necesario para comprobar  favorables resultados o conservar su registro y así gozar del benéfico presupuesto para sus dirigentes.  A la pobreza va unida la ignorancia, la desnutrición, la enfermedad, la exposición a las inclemencias del tiempo, el vicio, la vagancia, la emigración, el crimen, el rompimiento del núcleo familiar, la desesperanza, el abandono y hasta el suicidio.

Los gobiernos dicen combatir la pobreza, los discursos están llenos de buenas intenciones para acabar con este flagelo, pero en los hechos reales la fomentan, sin ser capaces de reconocerlo, aunque las cifras hablan. 
Gritan a voz en cuello que gracias a las reformas impulsadas por la federación, se van a generar millones de empleos de clase mundial, pero de facto las empresas trasnacionales que llegan a instalarse en nuestro territorio, gozan de toda clase de facilidades fiscales, laborales y jurídicas y los empleos que ofrecen son pocos y los de más baja categoría en la industria.

Los negocios que más trabajadores emplean son los pequeños y medianos, mismos que apenas sobreviven en los mercados saturados por las importaciones permitidas por el TLC y susceptibles de ser desplazados por las sucursales de las grandes empresas internacionales.  El aumento del producto interno bruto (PIB) no abate la pobreza, como apuntan los voceros oficiales del sistema, los beneficios del incremento de este índice, van directo a los bolsillos de quienes ya tienen de sobra, la creación bruta de riqueza regresa al capital, dejando solo migajas en su camino.

La función del estado tiene que ser equilibrar estos pesos, estas fuerzas tan asimétricas, en las que la inercia económica por gravedad fortalece más al fuerte y debilita más al endeble. Para conseguir una mejor distribución del ingreso y una mejora sustancial en la calidad de vida de más de cincuenta millones de mexicanos, tenemos que incidir en varios frentes simultánea e inmediatamente: Crear una cultura de respeto a la justicia, ir seriamente contra la impunidad y la corrupción que nos ahoga desde la cúspide del poder, nivelar las cargas fiscales, gravando en saludable proporción las enormes utilidades de las grandes empresas, fomentar la creación de pequeños talleres familiares para la fabricación de artículos de uso interno y protegerlos de las importaciones, estimular la agricultura familiar con huertos e invernaderos productores de vegetales, verduras y frutas. Generar campañas y dar apoyos para la producción de alimentos para la población más marginada, impedir que se sigan destruyendo los activos del país en aras de beneficiar a las inversiones extranjeras;  educar, capacitar y entrenar a las clases más desprotegidas en actividades productivas viables, para que logren satisfacer sus más urgentes necesidades. 

Si la democracia es el gobierno de las mayorías y la mayoría de mexicanos está en pobreza extrema, son los pobres quienes tendrán que ser la fuerza política de México y no los archimillonarios, quienes hasta hoy han sido los únicos beneficiarios del sistema.                



HOMOLOGANDO



HOMOLOGANDO

-Hay que ser como los demás esperan que seas, hay que cumplir con las expectativas de la sociedad a la que te debes – Así le aconsejaban – Tienes que complacer, con tu comportamiento a tus superiores, no te pases de la raya marcada, no excedas los límites establecidos por aquellos que no son otra cosa que reflejo de los dictadores de más allá de las fronteras, haz siempre lo que ellos quieren y así te evitarás problemas-.

-Todos bien portados, nada de inconformidades, ni críticas, ni protestas, ni reclamos, ni paros, ni huelgas, ni nada ¿Qué les cuesta? y entonces serán ciudadanos ejemplares, no esa chusma de anarquistas revoltosos. Comportándose bien, serán agraciados con públicos reconocimientos y hasta con diplomas, que les acrediten como ciudadanos del mes-.

Jamás intenten levantar la voz a las autoridades, si hay algo que no les agrade, para eso están las lágrimas, para eso existen los sollozos y los pucheros, para eso hay clínex y pañuelos; no hay más bello que ver a un ciudadano aguantando todo como un hombre, resistiendo estoicamente el hambre, la intemperie, las enfermedades y la miseria.

En la otra vida se te recompensará, ya lo verás, se premiará tu fe y tu beatitud, allá gozarás en compañía del Señor de las alabanzas y salmos entonados por un coro de ángeles, en medio de arpas, trompetas y nubes de algodón; eso siempre y cuando mueras confesado de tus malos pensamientos.

No quieras ser tú, arranca de tus planes todo deseo de rebelión, somete tus anhelos libertarios a las autoridades, sepulta tus ansias de autonomía, no quieras juzgar por ti mismo, para eso están los tribunales, agacha la cabeza y no la levantes en tanto no se te lo ordene; así, de esta forma, nunca te arrepentirás de haber caminado por la línea recta, marcada por tus jerarcas.

No te quieras desprender del montón, está siempre atento a las indicaciones superiores, tú no eres nadie para tomar decisiones ni directrices ni siquiera de tu miserable vida, prende la televisión y entrégate sin oponer resistencia, verás como todo se te facilita, haz sin chistar lo que se te dicta, ese es todo el secreto de la mediocridad a la que tenemos que aspirar y está al alcance de la mano.        

  
 

LA EDUCACIÓN



EDUCACIÓN

La educación tiene diversas caras, dependiendo del punto de vista: Para el sistema  (producto de las fuerzas económico- políticas en marcha)  es la manera de diseñar a los hombres que el futuro necesita para continuar medrando, para acentuar las condiciones que han favorecido al poder, mismo que requiere: personas dóciles, manipulables, domadas, domesticadas y resignadas; en otras palabras: obedientes y robotizadas.

Para los alumnos, tanto niños como adolescentes la escuela es un castigo, basta observar sus caras de enfado sobre los pupitres de los salones de clase y  su resistencia y repudio a las instituciones al acabar las vacaciones, para los maestros no es mejor; la escuela es una especie de prisión a la que se ven recluidos la mayor parte de su tiempo, ahí son sometidos a tediosas imposiciones, a ser reprimidos en sus más claras espontaneidades, ahí se encargan de inhibir su creatividad, ahí se destruye su ingenio.

 Se les domestica para servir al sistema político económico que habrá de absorberlos y exprimirlos cuando cumplan los requisitos exigidos en su reclutamiento y selección. Sin escatimar crueldad, la reforma propone escuelas de “tiempo completo” es decir, más horas de represión, dentro de los recintos escolares,  más tiempo a su condena.

Los maestros están en una encrucijada, algunos hay a favor del tradicional sistema represor que premia y castiga al alumno, dependiendo de su docilidad; los hay también con ideas pedagógicas avanzadas que permiten que la propia y natural curiosidad del alumno se despliegue, que fomentan con inteligentes técnicas, que el pupilo encuentre su propia preferencia en las materias de su genuino interés. Pero aquí se da la disidencia magisterial, el gobierno quiere engranes para la maquinaria productiva  y no sujetos críticos y pensantes, por ello la insidiosa reforma.  

Es absurdo pretender homogeneizar al alumnado, querer estandarizarlo, ya que cada individuo es único y sus capacidades son singulares.  La reforma que necesita la educación tiene que ser hecha con la participación activa del alumno como vector central, nunca diseñada desde el escritorio político de la burocracia inepta por antonomasia, se debe descartar la memorización mecánica y ser substituida por la reflexión y curiosidad natural del niño, hacer de la estancia en las aulas una experiencia divertida e interesante para cada pupilo, el maestro un guía que oriente a que el alumno, por sí mismo, encuentre respuestas a sus propias interrogantes.

La reforma tiene que descartar la competencia entre los niños y ser sustituida por la cooperación entre ellos, buscar que cada alumno descubra sus potencialidades y facilitar que las desarrolle.

Pero el subsistema operado por títeres que fueron a su vez educados represivamente, es incapaz de abrirse a nuevas y frescas opciones, los políticos encargados de la educación son marionetas sumisas manejadas por los hilos del poder, que necesita para perpetuarse, máquinas humanas que trabajen y consuman en resignado silencio.