BIENVENIDA LA CIENCIA
Debido al
retraso que presentan los países tercermundistas como México, los avances
alcanzados en las naciones desarrolladas, están muy lejos de nuestra propia
tecnología y como el mundo gira en esta modernidad, engranado económicamente,
se hace necesario implementar de manera general, la ciencia vanguardista en el
tema energético y en otros ámbitos del conocimiento, a efecto de lograr un
satisfactorio grado de sustentabilidad para beneficio del planeta entero.
Por esta razón
bienvenidas las tecnologías sustitutas de los hidrocarburos, como la energía
eólica, la solar, la de las mareas, las que se generan a partir de los desechos
orgánicos y todas las renovables que se están estudiando, en los distintos
laboratorios de los centros de investigación universitarios.
Pero se hace
necesario que las nuevas tecnologías no invadan los territorios donde se encuentran
establecidas comunidades nacionales indígenas, ni donde habiten ciudadanos que,
verían sus propiedades y tierras afectadas negativamente por dichos desarrollos
en aras del progreso, sin respetar los derechos agrarios y legítimos de los
habitantes de esas zonas, como ya está sucediendo en Chiapas.
La
nanotecnología al mismo tiempo que la física nuclear, puede aplicarse tanto
para el perjuicio como para el beneficio del ser humano y de su entorno; la
ingeniería genética puede modificar la información del ADN de plantas y
animales, en el sentido de inmunizar contra enfermedades y plagas, así como
incrementar la productividad y mejorar los nutrientes o perjudicar las cosechas
y dañar al hombre; igual que la energía atómica puede destruir o salvar la
vida.
Se trata de
cooperar, no de competir, cambiar el enfoque del sistema; de una obsesión
enfermiza por ganar dinero a toda costa y por encima de todo, a una
colaboración integral, entre todas las naciones del mundo. La
investigación y desarrollo de fuentes alternas de energía con ciencia y tecnología
adecuadas debe alentarse y ser financiada como urgente prioridad y no como lo
es ahora que es sistemáticamente obstaculizada por intereses en conflicto,
desde las élites del poder de las corporaciones internacionales, cuyo único fin
es enriquecerse más.