jueves, 18 de octubre de 2018

EDUCACIÓN PARA ESCLAVOS


EDUCACIÓN  PARA  ESCLAVOS

En aquel año abrió sus puertas la primera escuela para esclavos en ese pueblo, las instalaciones no eran de primera, pero sí de segunda, los baños lucían hasta el momento de la inauguración, bastante limpios.
El Gobernador con su séquito de lambiscones y acompañado por el Ministro de Educación y del Rector de la Universidad, presenciaron el corte de listón con el que se iniciaba la solemne ceremonia.
Padres de familia y profesores atestiguaban atentos el acontecimiento, mientras los alumnos, futuros esclavos, pasmados se veían unos a otros con cierta aflicción; al entrar a escena aquella corte de funcionarios, los aplausos no se hicieron esperar, el primer que lo hizo fue el propio Ministro de Educación, quien levantaba los brazos en señal de recibir  tumultuaria ovación.
Un autobús de lujo repleto de empresarios, había llegado poco antes, del que descendieron cincuenta famosos potentados, directores y gerentes de la industria establecida en aquella próspera región.
Los valores de un buen esclavo no deben confundirse, su entrega incondicional es fundamental, toda la serie de preceptos que deben cumplir los esclavos, será garantía para su sobrevivencia a lo largo de su existencia.
Ningún derecho a nada, si algo se les brinda será por el altruismo del patrón considerado como su amo, solo deberes, responsabilidades  y obligaciones como puntualidad, asiduidad, resistencia, resignación, obediencia, disciplina y eficiencia serán las directrices. Se les exigirá que estén permanentemente agradecidos por la generosidad de los propietarios.
Huelgas y sindicatos, paros y exigencias quedan prohibidos, nada de incrementos salariales ni prestaciones de ninguna especie, vacaciones quedan anuladas, los castigos por insolencia serán mortales, prisión para alborotadores, cualquier rumor reivindicativo será sancionado con penas judiciales para quien los inicie.
No habrá pago de horas extra, las jornadas laborales podrán extenderse tanto como el negocio lo requiera, cualquier esclavo que sufra una enfermedad o un accidente, será sancionado con penas de cárcel de 1 a 3 años, en caso de reincidir se les recluirá en un campo de exterminio o de concentración y torturados mientras les toca el turno de cremación o inhumación, a criterio del capataz.
En caso de que algún esclavo logre evadir su deber y se escape, será victimado con un disparo en la cabeza, si alguno logra huir de esta caza, será perseguido por la guardia de la fábrica, con perros adiestrados para comer carne de obrero.
Todos aplaudieron a rabiar después del discurso, solo un esclavo dejó salir una lágrima de su ojo izquierdo, de inmediato un valiente custodio del Gobernador, le sorrajó un culatazo en plena cara que lo dejó allí tirado, mírenlo como quedó, ni siquiera se revuelca.          

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