EDUCACIÓN PARA ESCLAVOS
En aquel año abrió sus puertas la primera escuela para
esclavos en ese pueblo, las instalaciones no eran de primera, pero sí de
segunda, los baños lucían hasta el momento de la inauguración, bastante limpios.
El Gobernador con su séquito de lambiscones y acompañado por
el Ministro de Educación y del Rector de la Universidad, presenciaron el corte
de listón con el que se iniciaba la solemne ceremonia.
Padres de familia y profesores atestiguaban atentos el
acontecimiento, mientras los alumnos, futuros esclavos, pasmados se veían unos
a otros con cierta aflicción; al entrar a escena aquella corte de funcionarios,
los aplausos no se hicieron esperar, el primer que lo hizo fue el propio
Ministro de Educación, quien levantaba los brazos en señal de recibir tumultuaria ovación.
Un autobús de lujo repleto de empresarios, había llegado
poco antes, del que descendieron cincuenta famosos potentados, directores y
gerentes de la industria establecida en aquella próspera región.
Los valores de un buen esclavo no deben confundirse, su
entrega incondicional es fundamental, toda la serie de preceptos que deben
cumplir los esclavos, será garantía para su sobrevivencia a lo largo de su
existencia.
Ningún derecho a nada, si algo se les brinda será por el
altruismo del patrón considerado como su amo, solo deberes, responsabilidades y obligaciones como puntualidad, asiduidad,
resistencia, resignación, obediencia, disciplina y eficiencia serán las
directrices. Se les exigirá que estén permanentemente agradecidos por la
generosidad de los propietarios.
Huelgas y sindicatos, paros y exigencias quedan prohibidos,
nada de incrementos salariales ni prestaciones de ninguna especie, vacaciones quedan
anuladas, los castigos por insolencia serán mortales, prisión para
alborotadores, cualquier rumor reivindicativo será sancionado con penas
judiciales para quien los inicie.
No habrá pago de horas extra, las jornadas laborales podrán
extenderse tanto como el negocio lo requiera, cualquier esclavo que sufra una
enfermedad o un accidente, será sancionado con penas de cárcel de 1 a 3 años,
en caso de reincidir se les recluirá en un campo de exterminio o de
concentración y torturados mientras les toca el turno de cremación o
inhumación, a criterio del capataz.
En caso de que algún esclavo logre evadir su deber y se
escape, será victimado con un disparo en la cabeza, si alguno logra huir de
esta caza, será perseguido por la guardia de la fábrica, con perros adiestrados
para comer carne de obrero.
Todos aplaudieron a rabiar después del discurso, solo un
esclavo dejó salir una lágrima de su ojo izquierdo, de inmediato un valiente
custodio del Gobernador, le sorrajó un culatazo en plena cara que lo dejó allí
tirado, mírenlo como quedó, ni siquiera se revuelca.
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