LO SIMPLE
Ni de
hipótesis ni de síntesis quiero nada oír, odio lo supuestos, detesto las
teorías, no soporto lo metafísico; prefiero las cosas claras, solo comprendo lo
sencillo, me gusta simplificar todo, no soy de análisis.
Huyo de lo complicado,
me revuelvo con lo complejo, cuando aparecen conceptos, corro; en medio de las
abstracciones me pierdo, no me hablen de estructuras ni de ambigüedades.
Por eso no
me quedo a discutir con los eruditos, escapo de las conferencias, me aburro en
los discursos, rehúso lo complicado, voy al grano, a la sustancia, a la médula,
soy elemental y primitivo.
En cuanto
aparecen los sofismas y términos extraños acabados en ismo, me desconecto,
evado las cuestiones que involucran interpretaciones rimbombantes, detesto lo
rebuscado y lo revuelto, me encanta lo plano, lo recto, lo lineal, lo directo,
lo transparente, lo fácil, lo diferenciado, no entiendo de matices.
Me disgusta
lo de apariencia engañosa, los rodeos, lo enmarañado, soy alérgico a lo obvio, rechazo lo
que presume de evidente, abomino las falsedades, las mentiras, lo mítico; me
enferman las indirectas, los albures y los dogmas, me repugnan las
manipulaciones y los secretos.
Siempre
intento compactar lo expuesto, lo que me dicen; no me agradan las actitudes
vacilantes ni las explicaciones eminentes, no entiendo de paradojas ni de
enigmas, rechazo todo lo que huela a descifrar representaciones subjetivas, me
extravío entre la paja, solo deseo estar en lo simple, me gustan los números, pero
no los porcentajes, nada relativo, solo lo absoluto.