lunes, 22 de febrero de 2021

LO SIMPLE

 

LO SIMPLE

Ni de hipótesis ni de síntesis quiero nada oír, odio lo supuestos, detesto las teorías, no soporto lo metafísico; prefiero las cosas claras, solo comprendo lo sencillo, me gusta simplificar todo, no soy de análisis.

Huyo de lo complicado, me revuelvo con lo complejo, cuando aparecen conceptos, corro; en medio de las abstracciones me pierdo, no me hablen de estructuras ni de ambigüedades.

Por eso no me quedo a discutir con los eruditos, escapo de las conferencias, me aburro en los discursos, rehúso lo complicado, voy al grano, a la sustancia, a la médula, soy elemental y primitivo.

En cuanto aparecen los sofismas y términos extraños acabados en ismo, me desconecto, evado las cuestiones que involucran interpretaciones rimbombantes, detesto lo rebuscado y lo revuelto, me encanta lo plano, lo recto, lo lineal, lo directo, lo transparente, lo fácil, lo diferenciado, no entiendo de matices.

Me disgusta lo de apariencia engañosa, los rodeos, lo enmarañado, soy alérgico a lo obvio, rechazo lo que presume de evidente, abomino las falsedades, las mentiras, lo mítico; me enferman las indirectas, los albures y los dogmas, me repugnan las manipulaciones y los secretos.

Siempre intento compactar lo expuesto, lo que me dicen; no me agradan las actitudes vacilantes ni las explicaciones eminentes, no entiendo de paradojas ni de enigmas, rechazo todo lo que huela a descifrar representaciones subjetivas, me extravío entre la paja, solo deseo estar en lo simple, me gustan los números, pero no los porcentajes, nada relativo, solo lo absoluto.

jueves, 18 de febrero de 2021

LA MUERTE ESTÁ DE MODA

 

LA MUERTE ESTÁ DE MODA

La moda de morir había llegado con renovados bríos, nunca se había retirado del todo, a pesar de remedios, medicinas, campañas de sanitización, vacunas, médicos, hospitales, sanatorios, curas y cirugías.

Por obvias razones la gente la procuraba evitar, ni siquiera hablar de ella, un tema indecente en la sociedad del mundo.

De pronto apareció con toda su majestuosidad, poco a poco se hacía cotidiana en algunas zonas y empezaba a ser algo familiar en el seno de pueblos y ciudades.

La habían echado de menos por el breve tiempo en que se ausentó, pero finalmente llegó para quedarse, ¡no nos dejes! Habían clamado hortelanos, arrieros, campesinos, pastores, albañiles, obreros, oficinistas, vendedores, vagos, presos, sinvergüenzas, burócratas y amas de casa.

¡Yo, yo! Gritaban los enfermos, ¡yo! Demandaban los moribundos, no nos abandones exclamaban los heridos, las viudas se apretujaban en fila en las funerarias para obtener una ficha y esperar su anhelado turno.

La muerte llegaba serena, humilde, vestida de  desgarrada y negra túnica, cubierta por un velo que ocultaba su sarcástico rostro, avanzaba por las polvorientas calles donde soplaba fúnebre viento con siniestro olor a cementerio.

¡Por fin has llegado! – cantaron ansiosos los ancianos, nos has escuchado vociferaron los menesterosos; nadie huyó, todos se entregaron a ella con admirable estoicismo.

CRUX

 

CRUX

En esa religión, ser feliz es el peor de los pecados, imperdonable para los infieles, la felicidad es irresistible para los débiles de carácter, más no para aquellos que se mantienen puros abrazando la fe.

La alegría la califican como impudicia, la sonrisa como majadería, la risa como maldición, el placer como vergüenza, la carcajada como el colmo del delito; cualquier actividad dirigida a disfrutar de la vida es condenada.

Todos tienen que estar acongojados, meditabundos, cabizbajos y tristes; tal como debe ser, tal como dios manda; obligados a ser agachados por sus culpas, arrepentidos por sus faltas, compungidos por sus actos, denigrados por sus excesos, arrastrando sus penas como lo ordenan los cánones de la iglesia.

No queda más que rezar, ahí está el recurso de la oración y la plegaria, también el sacrificio y la penitencia, peregrinaciones, mandas, cánticos, alabanzas, bendiciones, rosarios, salmos, letanías, persignaciones, genuflexiones y golpes de pecho demostrando resignación en el rostro.

Las lágrimas son bienvenidas, el llanto abundante buena señal, el grito de dolor una perla, aquí se ha venido a padecer, a sufrir y al que dude, un castigo eterno le aguarda en el infierno, amenazan los sacerdotes.

A pesar y por todo ello, los templos se atiborran de feligreses, los fieles creyentes hacen fila para entregar limosnas y diezmos, todos imploran perdón para salvarse.  Y ¡ay! De aquél que siquiera se atreva a vacilar de la doctrina.

              

viernes, 5 de febrero de 2021

ATRAPADO

 

ATRAPADO

Entre la mente y el cuerpo me tienen sometido, atrapado bajo los caprichos de uno y las exigencias del otro.

Arriba una dictadura que decide qué pensar, qué imaginar; abajo un complejo organismo lleno de misteriosos mecanismos hormonales casi impredecibles, que me amenaza con dolencias, ascos, mareos, urgencias higiénicas, hambre, sed, deseos y otras necesidades.

Yo solo soy el espectador de sus elucubraciones y ocurrencias, el desplazado que creía ser el amo de sí mismo.

Sí, estoy entre dos fuegos, soy la voluntad perdida que padece la usurpación del comando, mis deseos son ignorados, mis órdenes no tomadas en cuenta, soy rehén en vez del patrón, me tienen entrampado.

Inútil ha sido el esfuerzo para rendir a la mente, siempre se sale con la suya, no me atiende y el cuerpo solo exige, protesta, duele, pesa, estorba, ancla, percibe; parece una conspiración entre ambos; me he esmerado en complacerlos, ella es desconcertante y traicionera, él insaciable y rejego.

¿Los dos contra mí? ¡No se vale!   


LA MALDAD SIEMPRE ES HUMANA.

 

LA MALDAD SIEMPRE ES HUMANA.

Los animales salvajes son auténticos siervos de sus impulsos naturales, no conocen la verdadera maldad, invento del hombre, impulso reprimido, que en el inconsciente despierta; el hombre no ha podido desprenderse de sus instintos asesinos a pesar de vivir en sociedades civilizadas avanzadas. Trata de no romper las leyes, las prohibiciones, las costumbres; se ha amaestrado; renunciando a sus fundamentales instintos, intentando alejarse de la fuente primitiva.

Aparentemente ha renunciado a los manantiales de donde surge su naturaleza original, pero sigue siendo violento, sangriento, egoísta, no sabe ni le gusta vivir en paz.

La historia está manchada de guerras, los asesinatos son cotidianos, los crímenes habituales, los delitos son la tortilla nuestra de cada día, los robos, los asaltos, los fraudes, los abusos del poder, la ambición sin medida, el odio y la venganza.

Rousseau sostenía que el hombre es bueno por naturaleza y que se corrompe al socializar; pero la violencia la hereda en sus genes, las guerras son asesinatos masivos, crueles; disfrazados de ideales de libertad o de justicia nacionalista o de cualquier otro pretexto, como destino manifiesto.

La energía que el hombre invierte en la violencia disfrazada de defensa es inmensa, las cifras son escalofriantes, la proporción es absurda y entrópica.  La industria, el comercio y el uso de armas, son inconmensurables, representa un porcentaje avasallador. 

Así visto, es ingenuo pensar que esta tendencia vaya a disminuir, seguirá la inversión en tan lucrativo negocio, la seguridad es prioridad: los escudos, los blindajes, las balas, los misiles, los bunkers, rifles, pistolas y metralletas; todo tipo de transporte por tierra, mar y aire, son naves de guerra, instrumentos de ataque. El hombre es un animal belicoso, tuvo que serlo para sobrevivir entre fieras.

Encontrar enemigos es obsesivo, prepararse para la guerra es apasionante, desatar esa violencia reprimida es catarsis, una necesidad ancestral que le urge satisfacer con sangre y muerte. Le seduce el crimen, las cárceles tienen un encanto, la tortura una tentación, se fascina el hombre con atormentar al débil, se deleita mintiendo, traicionando y robando.

Se solazaba el hombre viendo luchar por su vida a los gladiadores de antaño como ahora ver descuartizarse en un rin a los peleadores.  Sangre, sudor y lágrimas son sustancias que le embelesan, no se compadece del sufrimiento ajeno, se alegra de la agonía del perdedor en la batalla. La pelea y el pleito son su esencia. Ganar, triunfar, vencer son su fetiche predilecto.

Aquí unas cifras frías que reflejan la crueldad humana:

Venta mundial de armas dejó 420.000 millones de dólares en ganancias

El primer fabricante mundial de armas sigue siendo el estadounidense Lockheed Martin, cuyas ganancias representan el 11 por ciento de las ventas totales en el planeta.

México pidió a Washington "congelar" el tráfico ilegal de armas estadounidenses con las que se comete el 70% de los delitos en ese país, en contraparte por la reducción lograda en los flujos migratorios irregulares.