viernes, 5 de febrero de 2021

LA MALDAD SIEMPRE ES HUMANA.

 

LA MALDAD SIEMPRE ES HUMANA.

Los animales salvajes son auténticos siervos de sus impulsos naturales, no conocen la verdadera maldad, invento del hombre, impulso reprimido, que en el inconsciente despierta; el hombre no ha podido desprenderse de sus instintos asesinos a pesar de vivir en sociedades civilizadas avanzadas. Trata de no romper las leyes, las prohibiciones, las costumbres; se ha amaestrado; renunciando a sus fundamentales instintos, intentando alejarse de la fuente primitiva.

Aparentemente ha renunciado a los manantiales de donde surge su naturaleza original, pero sigue siendo violento, sangriento, egoísta, no sabe ni le gusta vivir en paz.

La historia está manchada de guerras, los asesinatos son cotidianos, los crímenes habituales, los delitos son la tortilla nuestra de cada día, los robos, los asaltos, los fraudes, los abusos del poder, la ambición sin medida, el odio y la venganza.

Rousseau sostenía que el hombre es bueno por naturaleza y que se corrompe al socializar; pero la violencia la hereda en sus genes, las guerras son asesinatos masivos, crueles; disfrazados de ideales de libertad o de justicia nacionalista o de cualquier otro pretexto, como destino manifiesto.

La energía que el hombre invierte en la violencia disfrazada de defensa es inmensa, las cifras son escalofriantes, la proporción es absurda y entrópica.  La industria, el comercio y el uso de armas, son inconmensurables, representa un porcentaje avasallador. 

Así visto, es ingenuo pensar que esta tendencia vaya a disminuir, seguirá la inversión en tan lucrativo negocio, la seguridad es prioridad: los escudos, los blindajes, las balas, los misiles, los bunkers, rifles, pistolas y metralletas; todo tipo de transporte por tierra, mar y aire, son naves de guerra, instrumentos de ataque. El hombre es un animal belicoso, tuvo que serlo para sobrevivir entre fieras.

Encontrar enemigos es obsesivo, prepararse para la guerra es apasionante, desatar esa violencia reprimida es catarsis, una necesidad ancestral que le urge satisfacer con sangre y muerte. Le seduce el crimen, las cárceles tienen un encanto, la tortura una tentación, se fascina el hombre con atormentar al débil, se deleita mintiendo, traicionando y robando.

Se solazaba el hombre viendo luchar por su vida a los gladiadores de antaño como ahora ver descuartizarse en un rin a los peleadores.  Sangre, sudor y lágrimas son sustancias que le embelesan, no se compadece del sufrimiento ajeno, se alegra de la agonía del perdedor en la batalla. La pelea y el pleito son su esencia. Ganar, triunfar, vencer son su fetiche predilecto.

Aquí unas cifras frías que reflejan la crueldad humana:

Venta mundial de armas dejó 420.000 millones de dólares en ganancias

El primer fabricante mundial de armas sigue siendo el estadounidense Lockheed Martin, cuyas ganancias representan el 11 por ciento de las ventas totales en el planeta.

México pidió a Washington "congelar" el tráfico ilegal de armas estadounidenses con las que se comete el 70% de los delitos en ese país, en contraparte por la reducción lograda en los flujos migratorios irregulares.









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