DECREPITUD
-¿Cómo frenar el tiempo? - Se preguntaba al ver su reflejo en aquel viejo espejo, - Cómo
borrar esas arrugas, esos pliegues colgantes que la fuerza de la gravedad
evidenciaba y le afeaban el rostro, antes tan lozano y fresco.
Se embadurnaba de maquillaje las ojeras, se pintaba los
párpados de ocre para ver si así podía disimular los años que se lo habían comido,
por todos lados la vejez asomaba, patas de gallo, de mula y líneas marcadas en
sus labios, delataban los estragos de su antigüedad, ni hablar del cuello que
parecía una catarata de piel colapsada.
Mentía cuando le preguntaban su edad, falseaba su nacimiento
que había ocurrido ha muchos inviernos, falsificó sus actas, recurrió a todo
tipo de recetas para prolongar su lejana juventud, ida en el siglo pasado,
probó todas las pócimas recomendadas por los esteticistas, bebió brebajes
hechizados por las brujas más famosas del oriente, se sometió a las más
espeluznantes cirugías plásticas, tomó medicamentos prohibidos, recurrió a la
alquimia, consultó a los adivinos, se presentó en el Vaticano, hizo todo
posible por sobrevivir, se hacia el sano cuando estaba solo, en cuanto
veía una víctima, empezaban sus quejumbres; cronos continuaba dejando su impronta en
aquel esqueleto viviente.
repleto de dolores, visitó médicos de todos los continentes
y ramas; intentó todas las dietas, guardó reposo suficiente para recuperar la
energía perdida, hasta dejó de lamentarse de sus rígidas articulaciones,
ahora ya no podía levantarse, quedó como petrificado en su lecho de siempre, en
una noche de otoño.
Todo fue inútil, al fin murió, descanse en paz.