martes, 30 de abril de 2019

DECREPITUD


DECREPITUD

-¿Cómo frenar el tiempo? - Se preguntaba  al ver su reflejo en aquel viejo espejo, - Cómo borrar esas arrugas, esos pliegues colgantes que la fuerza de la gravedad evidenciaba y le afeaban el rostro, antes tan lozano y fresco.
Se embadurnaba de maquillaje las ojeras, se pintaba los párpados de ocre para ver si así podía disimular los años que se lo habían comido, por todos lados la vejez asomaba, patas de gallo, de mula y líneas marcadas en sus labios, delataban los estragos de su antigüedad, ni hablar del cuello que parecía una catarata de piel colapsada.
Mentía cuando le preguntaban su edad, falseaba su nacimiento que había ocurrido ha muchos inviernos, falsificó sus actas, recurrió a todo tipo de recetas para prolongar su lejana juventud, ida en el siglo pasado, probó todas las pócimas recomendadas por los esteticistas, bebió brebajes hechizados por las brujas más famosas del oriente, se sometió a las más espeluznantes cirugías plásticas, tomó medicamentos prohibidos, recurrió a la alquimia, consultó a los adivinos, se presentó en el Vaticano, hizo todo posible por sobrevivir, se hacia el sano cuando estaba solo,  en cuanto veía una víctima, empezaban sus quejumbres; cronos continuaba dejando su impronta en aquel esqueleto viviente.
repleto de dolores, visitó médicos de todos los continentes y ramas; intentó todas las dietas, guardó reposo suficiente para recuperar la energía perdida, hasta  dejó de lamentarse de sus rígidas articulaciones, ahora ya no podía levantarse, quedó como petrificado en su lecho de siempre, en una noche de otoño.
Todo fue inútil, al fin murió, descanse en paz.