domingo, 31 de enero de 2016

DIALOGO TEOLÓGICO

DIALOGO  TEOLÓGICO

Se dieron las peculiares circunstancias en las que se encontraron dos viejos amigos en el andén de la estación ferroviaria, Sócrates el intelectual, el pensador frío, matemático y calculador quien esperaba su tren con dirección al norte y Saúl que se dirigía al sur, un joven entusiasta, emotivo, sentimental, tradicional, sencillo y comprometido con sus ideales. Ambos debían pasar largas horas de espera para sus respectivas salidas, por lo que decidieron sentarse a conversar en la cafetería de la terminal.

Sócrates cursaba el doctorado de Física, Saúl tomaba una maestría en la Universidad Pontificia; así que sus puntos de vista eran opuestos ontológicamente; como era de suponer la plática se centró en la existencia de dios. El pensamiento dual Cartesiano y magistralmente expuesto por Shakespeare en su “ser o no ser” trascendía ahora a la pregunta: ¿Existe dios? Y como consecuencia ¿Tiene sentido el universo?

Saúl, sabiendo la reticencia a la fe que siempre había caracterizado a Sócrates, inició el diálogo con la siguiente serie de aseveraciones:

-Te pierdes del placer de amar a dios, allá tú, es tu libre elección; pero te aconsejo que lo consideres, embellecerías tu existencia con la adoración al ser supremo, creador del universo; de lo contrario la vida pierde sentido, sin dios no hay razón de vivir; mientras sientas ese temor de dios, estarás iluminado, serás bendito, hallarás paz en tu corazón a pesar de las adversidades a las que nos enfrentamos todos, una fuerza interior te apoyará, levantará tu ánimo sin exigirte nada, la devoción a dios es el sagrado tesoro de un gozo incomparable, superior a cualquier otro.

Tocaba ahora el turno de hablar a Sócrates, quien raspando la garganta empezó con las siguientes palabras:

-Reconozco que conviene creer en un dios creador, un ser que califica, juzga, premia y castiga el actuar del hombre en la vida; pero creo que es un escape al enigma fundamental de nuestra existencia, un fácil artificio para huir del absoluto abandono del hombre y del temor de aceptar nuestra deriva; eso entristecería a cientos de millones de personas en el mundo, gente que se aferra a sus creencias, ya que de otro modo no soportaría la soledad en la que nos encontramos todos. Se que es difícil encararlo, ya que podría llegar a la angustiosa y deprimente desesperación para los creyentes que toda su vida han estado bajo la égida de sus respectivas religiones, atados a las doctrinas teocráticas de las iglesias, donde permanecen encadenados con fuertes grilletes que les brindan seguridad.

Luego habló Saúl, diciendo:

El universo existe con propósito, opera bajo estrictas leyes que lo rigen, la naturaleza no está desbocada, no es caótica, existe una voluntad inmanente que provoca los procesos evolutivos y controla la dinámica de los astros.  Los fenómenos no pueden ser espontáneos, obedecen a un impulso original que echó andar la existencia y el ser humano como la excelsa manifestación de la vida, la culminación más acabada de la creación y en perspectiva de su perfeccionamiento como obra cumbre.-

Pasó ahora la voz a Sócrates, quien habló de esta manera:

- Primero fueron deidades que representaban los poderosos y catastróficos elementos naturales: el rayo, el mar, el viento, la lluvia, la fertilidad, etc. también el dios sol, la diosa luna, las constelaciones estelares, dando pie al nacimiento de la astrología, que mediante los signos del zodiaco rigen el horóscopo correspondiente a cada signo; el dios del fuego, la diosa de la sabiduría, el dios de la embriaguez, la diosa de la belleza, el de la guerra, el de la caza; muchos de ellos exigiendo sacrificios y holocaustos verdaderamente descabellados.  Dentro del proceso evolutivo humano y en todas las culturas, el hombre al no comprender los fenómenos naturales, tradicionalmente ha recurrido a explicarlas a través de las deidades, mismas que irán conformando el cúmulo de creencias, ritos y doctrinas propias de cada una de las religiones. Si hoy no logramos entender los múltiples misterios que nos rodean, menos lo podrían explicar en remotos pasados tiempos.  El temor que ejerce para todo ser vivo, la amenaza de perder la vida , invita al ruego a esas divinidades imaginarias para buscar su protección, su ayuda y la mejoría en todos los órdenes, buscando denodadamente su intervención para facilitar la solución de los problemas que la existencia misma plantea.-

Calmado y pensativo, Saúl tomó la palabra para decir:

-Dios es lo que da sentido no solo a la vida sino a la existencia completa del universo, la vida humana pierde todo significado sin la acción previa de algo que queda fuera de nuestra comprensión mundana, algo que es eterno y causa del ser; es evidente que la exacta coincidencia del infinito número de variables físicas y químicas del mundo material no es mera espontánea casualidad, sino que obedece a un orden específico, donde cualquier mínima modificación, hubiera dado un resultado distinto a la vida, la consciencia nunca hubiese aparecido.-

Sócrates tomó la palabra y habló así:

-El papel que han representado las religiones en la vida de los pueblos, ha dado pie a las normas que regulan la primitiva conducta de los hombres, caracterizada por su barbarie y por la irresponsabilidad de sus naturales instintos; es el primer pacto social surgido para facilitar la cada vez más compleja convivencia entre los miembros de la tribu, para proteger al clan y establecer una organización funcional, para dividir el trabajo y mejorar su vida; pero en contraste, permitieron  la validación de la mentira como factor de amalgama social, el poder, las  jerarquías, el juicio, la condena y el temor a los dioses enfurecidos o al dios iracundo sediento de sangre y sacrificios. El dios inventado exige sumisión absoluta y arrebata la libertad de criterio,  prohíbe el albedrío independiente, castrando así la voluntad humana de reflexionar sin ataduras.-

Con una sonrisa amable en los labios y mirando fijamente a su amigo, Saúl dijo:

- Cada religión de cada pueblo intenta imponer  una conducta sana entre sus miembros, una moral que de ser seguida, logrará la armonía social y ejercerá un castigo a quien en flagrancia viole la ley y en su consciencia genera una mancha que deberá expiar mediante penitencia, evitando así la injusticia, al menos es su afán inmediato. 
Dios diseñó las condiciones  a las que tuvo que adaptarse el universo, las leyes gravitacionales, la termodinámica, la velocidad de la luz, las fuerzas electromagnéticas, las fuerzas nucleares, las que rigen la materia en general; todas obedecen patrones determinados, no son caóticas; esto prueba sobradamente la existencia de algo infinitamente superior que sale del alcance, hasta de la más fantasiosa imaginación.-

Después de haber dado un sorbo a su café, Sócrates agregó:

-Si dios está sometido a ciertas condiciones, querría decir que tiene que respetar determinados principios y leyes ajenas a su “omnipotencia”, es decir no puede salirse de parámetros impuestos ¿por él mismo, como creador? O bien, puede modificar a su arbitrio las normas del universo.

El cosmos parece estar sujeto a leyes fijas, que no se están moviendo erráticamente, lo que equivaldría a que dios habría impuesto las condiciones en como se desempeña el universo y hasta ahí quedaría su papel y no el estar atendiendo súplicas de los hombres ni interviniendo en sus vidas ni en sus diarios menesteres, así como tampoco exigiendo ser idolatrado, adorado y amado por sobre todas las cosas.  

Visto así, como una voluntad y potencia inconmensurable y la infinita distancia que nos separaría de esa deidad  ¿Qué caso tendrían las múltiples religiones que han invadido, confundido y conflagrado al hombre hasta hoy día? Sé de personas que hablan con dios, de otros a los que les aparecen otras deidades divinas como: ángeles, arcángeles, querubines, vírgenes y santos, hay quien asegura haber testimoniado milagros inexplicables y les envidio, tal vez sea por la fe que tienen; pero compadezco su inocencia, no soportarían la decepción de verse engañados por uno de los múltiples mitos; no obstante si esto los hace mejores seres humanos, es absolutamente respetable.-

Saúl miró el reloj, todavía había tiempo para su replica, así que cruzando los brazos, expresó:

Un dios así tan lejano como ausente, tan distante como indiferente a las cuitas humanas personales, no tiene siquiera objeto considerarlo; dios que no se inmiscuye en el destino ni en el estar de los hombres, pierde todo significado; yo me refiero a dios como la divinidad a la que se le puede invocar, rezar, pedir consuelo, suplicar, elevar plegarias, consultar; un dios que escucha, que atiende a su pueblo, que interviene en la vida de sus criaturas, que hace justicia, que oye ruegos, que premia y castiga conforme a sus mandamientos. Que brinda esperanza, que da sentido a la vida, un dios con el que los hombres pueden tender puentes de comunicación, que llena nuestros corazones de confianza; de nada me sirve creer en un dios que espera después de la muerte, lo quiero aquí y ahora, que me haga caso, que sienta su existencia y su constante presencia hoy,  eso se consigue solo con la fe que tú no has tenido.-

Se levantaron los dos amigos de la mesa, ya anunciaban sus salidas, se despidieron con un fuerte abrazo y pensativos cada uno cogió su rumbo.            



                                        

martes, 26 de enero de 2016

MIL VIDAS

MIL  VIDAS

Vivimos mil vidas, cada personaje de cada novela se incrusta en la lectura, cada actor de una obra de teatro se vuelve real en la mente atenta del espectador, cada protagonista de la película que vemos se convierte en nosotros al momento.
Nos identificamos con héroes, mártires, villanos, verdugos, sicarios, policías, ladrones, mandatarios, esclavos, rameras, proxenetas, jugadores o  transeúntes que cruzan indiferentes la pantalla.
Sus voces rebotan como insistente eco en el cerebro, hablamos con su voz, sufrimos con su dolor, nos reventamos con su angustia; nos transportamos al mundo de la ficción, donde éste parece un refugio donde olvidamos nuestras propias cadenas, la asfixiante rutina cotidiana. Las amas de casa huyen en las telenovelas a mundos ficticios donde dejan de ser lo que no quisieran perpetuar.
Hemos sido vaqueros, boxeares, corredores, luchadores, jugadores, porteros y defensas; andamos en busca de nuevas experiencias que nos digan algo valioso y trascendental. Ahí vamos saltando de sujeto en sujeto, pero fuertemente atados a nuestra propia suerte, embarrados hasta el cuello del misterio de la vida que nos tocó encarnar.
Al acabar la función, al terminar el libro, al apagar la televisión nos espera con los brazos abiertos nuestra realidad de la que no escapamos sino por unos minutos, los personajes en los que nos disfrazamos se han apagado; se encienden las luces del cine, del teatro; la última página de la novela se ha cerrado, hemos resucitado en nuestra soledad, allí donde guardamos celosamente secretos tan celosamente que los estamos olvidando.
La única vida que efectivamente nos corresponde nos ha rescatado nuevamente de la fantasía, pero aquellos personajes han quedado grabados en la memoria hasta que la memoria se atrofie o se apague.      


lunes, 25 de enero de 2016

EL PLANETA NINFTH

EL PLANETA NINFTH

Mientras atravesábamos el Anillo de Oort rezaba y me encomendaba a Dios para llegar sanos y salvos a nuestro destino, nuestra nave intergaláctica viajaba a 12.780 años luz por hora, pronto arribaríamos a Ninfth, el planeta donde se celebraría el congreso de mil mundos, convocado por la Confraternidad de las Divinidades Cósmicas Eternas.
Yo solo soy el vocero representante de nuestra Vía Láctea, hemos permanecido comunicados con la Gerencia de Ninfth, planeta que visité en su pasada interglaciación que, a decir verdad, me dejó un raro sabor de boca.
Los valores de esa civilización siguen siendo para mí extraños, tal vez para ustedes también, ya que algunos principios no solo son diferentes sino rígidamente opuestos; por ejemplo, allá la mentira es cualidad muy valorada y respetada por los ninfthenses, la pasan fabricando historias inverosímiles emanadas de su fértil imaginación, sus fábulas no tienen límite, constantemente crean fantasías que se concretan mágicamente en el acto, para luego desvanecerse al cabo de un tiempo, dependiendo de la fuerza del autor.
Una de las características que más me ha llamado la atención y además ha dejado atónitos a todos los tripulantes de nuestra nave, es que cada ninfthense tiene un dios particular, cada quien crea su propia deidad a imagen y semejanza de su personal capricho, lo más enigmático es que el dios se concretiza, materializándose con los atributos que el creyente le adjudica, quedando formado de acuerdo al diseño de cada profeta.
Así los individuos crean su dios personal de acuerdo a su preferencia y conveniencia, todos les otorgan el máximo poder según fuerza de que se disponga, en consecuencia existen dioses de todo tipo y tan numerosos como habitantes tiene Ninfth; hay enormes dioses con orejas gigantes, otros ciegos, miopes, sordos; otros son pequeños y lampiños, algunos toman forma de animal, con grandes colmillos y largas colas; otras son diosas seductoras capaces de cautivar al más renuente de los escépticos, las hay también diosas como brujas montadas en escobas que cruzan el estrellado firmamento, manchado con las humaredas de los volcanes que aún rugen.

Siempre les ha parecido estrafalario que nosotros tengamos un solo dios, para ellos es inconcebible. ¿Un dios general? No nos cabe en la cabeza, afirman y cuando se les explicó que nuestro dios es de todo el universo incluyendo su planeta, se echaron a reír, desde entonces no han parado.   
POLOS

Uno tiene amplia cultura, un vasto conocimiento en variados temas, ha leído cientos de libros de todos los géneros literarios, sabe de historia, de economía,  de filosofía, de psicología, de sociología, de biología, de física, de química, de artes plásticas, de música clásica y hasta de astronomía; su memoria está cargada de información: datos, cifras, fórmulas, leyes, nombres, estadísticas y proporciones; es un hombre ilustrado, una enciclopedia ambulante, pero cuando requiere apoyar su discurso en esa información, esta no aparece en la pantalla de su mente, se extravía en una especie de laberinto cerebral, en el instante que llama a la información, ésta se rehúsa,  ocultándose en lo más recóndito de su memoria, los transmisores se bloquean, los datos solicitados no llegan con la oportunidad debida.  Cuando toca el turno de hablar, se traba, las puertas de su biblioteca interna se cierran para no abrirse, sino hasta que ya no es necesario. 
El otro no sabe tanto, su información es escasa y no es profunda, pero la encuentra fácilmente, siempre la tiene a la mano, presta para complementar sus ideas e ilustrar su discurso, la agilidad de su mente es asombrosa, su lenguaje fluye con prístina claridad; tiene en su habla, la palabra exacta y precisa, aprovecha lo que conoce con admirable facilidad, las ideas le brotan como de una fuente cristalina a la que tiene fácil acceso.
¿Qué le sucede a uno y qué al otro?
Uno es nervioso, ansioso, medroso, inseguro; de poco le sirve su sapiencia, se bloquea con asombrosa facilidad, su memoria se niega, se cierra con candado, los datos solicitados se han perdido en una maraña, se han extraviado en un laberinto insondable, no hay lámpara que ilumine los sótanos tenebrosos de la infinita memoria,  el silencio y la oscuridad son totales, el vigilante enviado trastabilla, se tropieza, cae al fondo húmedo y frío.
Los temblores lo asaltan, lo invade la pena, un escalofrío lo recorre de arriba abajo, sabe que todos se dan cuenta, les sorprendió que un erudito se tambaleara de esa forma, no podía ni tragar saliva, hubiera querido gritar, salir berreando, desaparecer del escenario y del mundo, no haber nacido.
El otro es sereno, parece apacible, inalterable, impertérrito, no demuestra ansiedad, se muestra seguro, conoce sus alcances y limitaciones; dispone su actitud, se detiene, se eleva por encima de sus interlocutores; sabe lo que habla, lo que dice y lo que expresa; entiende lo que explica, tiene a la mano fresca la información, como si estuviera esperándole para saltar en su camino, no juega a las escondidas con él, está adiestrada, además guardada con orden en el pequeño almacén que le sirve para recordar.
Para el uno la paloma se asusta cuando quiere cogerla, entonces vuela, se aleja hasta perderse en el horizonte, por más granos que le aviente y semillas que le ofrezca no regresará hasta que baje a posarse en el viejo armario cuando el uno duerma, tal vez al despertar retome el vuelo, todo depende de la insistencia.

Sobre el otro revolotean colibrís, canarios, alondras, pericos, gorriones y palomitas; los tiene que andar espantando con un sombrero.    

PROTAGONITIS



PROTAGONITIS

Nada podía aplacar su imperiosa necesidad de reconocimiento, se había vuelto una compulsión, su infierno había sido el rechazo sentido en su historia, buscaba denodadamente aceptación de su persona, de su yo, de su ego, ya eso era ganancia.
Perseguía la fama, el halago, la alabanza, el aplauso, los seguidores y su fidelidad, los admiradores y su lealtad, buscaba que lo amaran sin cortapisas, que lo quisieran sin condiciones; para ello tendría que triunfar, tener éxito, ganar en un mundo de competencia constante, habría que concursar en el mercado de talentos, ahí se tendría que disparar su genialidad escondida.
Debía justificar su vida, alguna misión grande le tenía reservado el destino, no era  aceptable ser un mediocre cualquiera, tenía que llamar la atención del mundo y gritar: Mírenme aquí estoy en carne y hueso, entonces escatimar a discreción sus autógrafos.
Necesitaba abrazos, caricias, besos, estrechos acercamientos, tan apretados como fuese posible; le urgían caravanas, cortesías, gratitudes, entregas y regalos. Requería apoyos, consideraciones, asistentes, anfitriones, licencias, permisos, perdones y pagos.
Pero ¿Cómo provocar admiración? Había que demostrar por todos los medios su valía, el anonimato era una pesadilla intolerable para su ego, su vanidad no podía ser pisoteada, ni su orgullo aplastado por la indiferencia, debía hacer hasta lo imposible por moldear su prestigio, mismo que tendría que trascender hasta los confines del mundo. Siempre el primero, el ganador, el campeón, el elegido, el favorecido, el premiado, que nadie lo dudara; forzosamente debía sobresalir, estar favorablemente en la boca y en la mira de la opinión pública, ser tema de conversación en restaurantes, clubs, cafés y hogares; tal como se habla de próceres, héroes, artistas y genios; no merecía menos.
Ser opacado era su peor vergüenza, un castigo insoportable, perder tendría que estar descartado, nunca debía pasar desapercibido, jamás se contentaría siendo un segundón, un auxiliar o un ayudante, esa sería la peor desgracia.
Agigantar su importancia personal era el camino de la fama anhelada, inflar su personalidad, adornar su presencia, superar su insignificancia, maquillar su carácter, mutar, camuflagear su estilo, disfrazar su miseria, metamorfosear su medianía, dejar de ser sí mismo.
Solo años más tarde, cuando la vida lo había destruido, cuando los sufrimientos lo habían embargado, cuando la experiencia le había demacrado el alma, se dio cuenta que la base de su desgracia, había sido precisamente su afán protagónico y el no renunciar a su importancia personal.    


           

viernes, 8 de enero de 2016

LOS NIÑOS

LOS  NIÑOS

Es común y general que la sociedad en su cotidiano hablar equiparen a los retardados mentales con la infancia; por ejemplo dicen: ya creciste, deja de comportarte como niño o bien: pareces niño haciendo y diciendo tanta tontería.

El niño sano está muy lejos de ser un deficiente mental; al contrario, los niños son geniales, con la inteligencia despertando aceleradamente  – aunque no están plenamente desarrollados y son naturalmente inmaduros - presentan una lucidez y una vivacidad fantástica, su frescura y pureza de juicio están por encima de la mente del adulto, contaminada con prejuicios y distorsionada por traumas y dogmas.

La mente infantil es pura y está cargada con un potencial enorme, dispuesto a trabajar si las condiciones externas lo permiten, no hay virus que haya infectado su memoria, las conexiones cerebrales son nuevas, sus neurotransmisores, los conductos, válvulas, órganos, glándulas y articulaciones funcionan óptimamente.

Poco a poco se les va deformando, inhibiendo, reprimiendo, torciendo, inclinando, obstaculizando, hasta hacerlos igualmente necios y cerrados como los adultos.


Es por eso tan necesario amarlos, respetarlos, estudiarlos, cuidarlos y aprehender de ellos con la delicadeza que merecen, su creatividad late con potencia extraordinaria que si logra canalizarla, contribuirá seguramente a construir un mejor mundo en el futuro.    

REBOTES MENTALES

REBOTES  MENTALES

Estancado, como rebotando eternamente dentro de pensamientos tortuosos, ahí estoy atascado, resbalando una y otra vez en ese pantano de dolor, que no es otra cosa que una nimiedad sin importancia.

Pero me solazo revolcándome en esa miseria de recuerdos inicuos, ahí estoy contemplando mis miserias, regodeándome en el sufrimiento padecido, invocando a los fantasmas del ayer.

¿Qué no puedo reventar los lazos que me atan a esa bizarra estupidez que  a mi alma ofende? -  Deja eso que hiciste mal, sepulta el error, no permitas que la pena te pesque con el anzuelo del recuerdo, que la vergüenza te ancle y te impida vivir lo que eres ahora, no te dejes arrastrar por esas pequeñeces que te desvían de donde hoy estás. 

Esas molestias tocan mi puerta, insisten por la ventana, escandalizan en la azotea, gimen y lloran por mi arrepentimiento, reclaman mi amargura, son bestias infernales que me chupan la alegría, intentan con éxito que siga cargando mi cruz y vaya roncando mi calvario.

-No les abras la puerta, cancela su intromisión, prohíbeles irrumpir en tu ser, no dejes que esas aberraciones absorban tu atención ni te desvíen del foco de tu interés;
-
Esos remansos del pasado me esclavizan, me mutilan, me agrian la existencia.

-Vé a  los animales, ellos borran con asombrosa facilidad sus traumas, siguen de inmediato adelante con su vida, no se quedan rebotando una y otra vez en aquellas escenas bochornosas como las que pasaste, esos momentos desesperantes y molestos, esas ofensas tan hirientes, esos difíciles ratos que sigues alimentando con la ayuda de tu memoria, ocupándola en rabias y rencores.        

-Aprende a cortar por lo sano, no remaches con lo mismo, dale y dale con aquellos suplicios vergonzosos, suspende la recreación de las injurias a que fuiste sometido, borra esas ofensas que sentiste y que quizá te hicieron, deja en el polvo del olvido esos desprecios de los que te sentiste víctima.


-Destroza esos odios, pulveriza esos rencores, no te castigues, no te azotes; antes bien, prémiate con una enorme sonrisa interior, que las carcajadas resuenen en cada una de las células de tu cuerpo, tu salud será agradecida.   

POBRES DIOSES

POBRES  DIOSES
¿Qué sería de los dioses, sin los hombres?
Cuánta aburrición padecerían si no hubiera a quien amenazar, a quien condenar, a quien exigir ciega fidelidad, a quien hacer promesas, a quien hacer creer en milagros, a quien pedir cuentas de sus pecados, a quien culpar, a quien prohibir el libre albedrio y la libertad de pensamiento.
Pobres dioses si no hubiese quien les sacrificara holocaustos, si  no hubiera quien les rezara, les rogara, les implorara, les temiera y les agradeciera.
Pobres dioses si no hubiese quien creyera en ellos, si solo  hubiera rocas insensibles girando en el espacio, obedeciendo ciegas a leyes físicas  inquebrantables, si solo hubiese gases y explosiones cósmicas produciéndose en el espacio sin fin.
Que tedio el de los dioses si solo existieran animales salvajes, que en su inocencia, solo oyen las voces instintivas de su naturaleza;  no hubiese siquiera, quien los maldijera, los olvidara o por éllos ¡asesinara!
Pobres dioses, teniéndose que contentar con monótonos movimientos y reacciones automáticas elementales de protones, neutrones, electrones y demás partículas subatómicas.    
Nadie les rendiría culto, nunca hubiesen nacido los mitos, jamás les hubieran construido ni altares, ni templos, ni sagrarios, ni iglesias, ni catedrales donde  les veneraran.  

¿Qué sería de los hombres, sin los dioses?
                                                                               ¡Dichosos! Dijo el ateo.




REMEMBRANZAS



Remembranzas

Trato de evocar la imagen de tu recuerdo, cuando eras joven, fresca, bella y radiante; pero tu borrosa figura se diluye entre la neblina del olvido.
Hoy veo tu rostro decrépito y gastado, sin correspondencia alguna con el brillo enorme que veía en tus ahora apagados ojos de los tiempos idos.
Así me verás a mí, con la diferencia que no estaré transformado, porque sigo siendo el mismo hombre repugnante que siempre he sido.