martes, 19 de septiembre de 2017

EL LIBRO

EL LIBRO
Tiene sed de preguntas, las baraja con la esperanza de hallar, al menos,  alguna clave, tal vez una pequeña pista que le oriente, hacia dónde mirar.
Quería abrir una nueva lectura que le revelara los secretos escondidos del surgimiento del mundo, ahí encontrar las huellas de la iluminación definitiva, en algún escrito estaría la claridad buscada, que pusiera punto final a su angustia existencial y saciara su hambre de entendimiento.
Tantas cosas en el camino que no tenían sentido, que iban apareciendo como racimos de ponzoñosas dudas, que atormentaban su estar.
Ningún por qué, ningún cómo, ningún cuándo, ningún dónde podrían haberlo librado de la ignorancia que invadía su juicio.
Buscaba la piedra filosofal en cada rincón de su inteligencia, confiado que esta vez sí llegaría jubiloso a destapar el baúl repleto de perlas de sabiduría; pero aquellos tesoros anhelados se desmoronaban al contacto de sus dedos.
La página que sigue quizá esconda ese párrafo milagroso y escupa su verdad sin escatima, una línea que contenga la frase resolutiva, que por fin complete las sombras, con la figura incontrovertible, de la última realidad.
Se acaba el libro, las hojas pasan de derecha a izquierda y no revelan más que nuevas especulaciones y viejas conjeturas, nada que cimbre de verdad.
¿Qué lees? - me dijo el anciano – Le enseñé el tomo que cargaba entre las manos, lo miró con sorna y al cabo de un momento, me dijo: son palabras que se las lleva el tiempo, letras que vuelan con el viento. Si no sabes lo que buscas, ¿cómo esperas respuestas?-
-Ahora que todavía estoy vivo- le dije -  quiero encontrar no sé qué, no sé cómo, no sé dónde ni sé cuándo y de muerto ¡ya ni llorar es bueno! 
-Vive cada instante, gózalo, porque no sabes si sea el último de tu vida, come esta manzana y siente su sabor, que no hay mejor conocimiento que saber alegrar el espíritu con sencillez, sin depender de escrito alguno y el anciano se llevó mi libro.     

  

LOS JUECES

LOS  JUECES
Cómo es que dicen conocerte, saber cómo eres, cómo estás, cómo piensas, cómo sientes (?) Te clasifican, te ponen en un anaquel, con la etiqueta con la que te identifican y ahí quedas cristalizado, por la subjetiva opinión de uno de los jueces  que abundan, todo alrededor.
Te analizaron someramente, te compararon con el modelo perfecto que tienen como entelequia y saliste perdiendo, te falta mucho, casi todo para asemejarte a tal paradigma.
Quedaste no solo reprobado, sino además descalificado y podría ser que hasta desterrado. Deberías haber sido un ejemplo; pero cada vez que te quieren elevar  al pedestal donde lo ideal se yergue, te desplomas, para confundirte con el polvo.
Es inútil que te levanten de tal caída, de nada serviría que te invitaran una vez más, fracasarán en el intento y tú lo sabes; pero te obligan, te tienen encasillado.
¡Ah! Quieres escapar por la ventana, salir sigiloso por atrás, porque tú no eres “ese”, ese “así” petrificado, congelado en un eterno témpano, ese que quieren los jueces que deberías ser;  ese “así” es fijo, inamovible, una constante que ni disfrazado podrías con ella. Te ven desde allá, de fuera de ti; tú estás acá solo, dentro de ti, ves desde tu interior “en vivo” para afuera; los demás te pueden ver, tú no, eres la única persona en el mundo incapaz de hacerlo.
Pero tú sientes, tú percibes,  actúas e interactúas en consecuencia con la voluntad de los otros, de los demás,  a veces de la greña, a veces de la mano.
El mismo error tú cometes, sin querer eres también otro juez, porque clasificas, comparas, juzgas, etiquetas y encasillas; los tienes como paquetes generalizados. Aquí colocas unos, acá otros y allá a los demás. Las realidades cambiantes no son ni observadas en su movimiento ni en su aceleración ni en su freno. Son percibidas como paralizadas en el aparador, las has convertido en bizarro maniquí y el hombre de carne y hueso ya corrió, ya se fue adelante, ya se quedó o simplemente tomó otra ruta.

Rota la comunicación, se perdió la empatía, ¿dónde quedaste, dónde vas, dónde van? Así el mundo está repleto de seres que son lo que no eran y lo que eran ya no son. 

SOLIPSISMOPOLIS

SOLIPSISMOPOLIS
En esa tierra el único que existía era yo, todo lo demás era puro cuento, nadie había, los otros eran invento mío.
Quería escapar de la soledad que me acorralaba, buscaba en el horizonte alguna señal, quizá alguien por ahí rezagado, pero no; revisé hasta bajo las piedras, tal vez quedaran algunos perdidos en las arenas o alguien extraviado en las barrancas, pero nada!

Solipsismo Polis debe ser aquí, un mundo producto de mi imaginación, un espejismo de mi legendario aislamiento. -¿Quién anda ahí?- tal vez el eco de mi desesperado grito responda con un lamento apagado. Tendré que prender las luces del campamento para perderme como siempre.   

PERDIDO

PERDIDO

Estoy seguro  que cuando  me compares, Llorarás lo que has tirado; pero no me recuerdes, borra los besos que te di, todos, no guardes uno, en tu memoria.
Borra los sueños entrelazados, las caricias, las ilusiones compartidas. Olvida las tardes que pasamos juntos,  a la orilla del mar, los suspiros con el bosque, las risas en la selva, las lágrimas del río. No te acuerdes de aquellos momentos en que fuimos uno.
Te sigo amando como siempre, no puedo dejar de hacerlo, quedé embrujado, algo me hiciste, algo me diste cuando fuiste mía.

Mágico hechizo que me tiene cautivo en la cárcel de tu recuerdo, estoy perdido.   

LAS TINIEBLAS

LAS TINIEBLAS

Atrapados en un callejón sin salida, metidos en una trampa mortal, encerrados en un absurdo mundo lleno de entuertos contradictorios, sin esperanza real, sin horizonte alguno, ahí estábamos todos.
Reinaba el oscurantismo, la ceguera mental como epidemia crónica degenerativa, tropezando unos con otros, a tientas sobrevivíamos en aquel pantano en tinieblas.
Todos haciendo olas, agitando escupitajos, revolviendo heces, soltando liendres, resbalando inmundicias en un coctel execrable.
-¡Ahí está la salida!- el tuerto abrió su ojo, vio la luz, brilló la esperanza en su corazón, tomó aire en profundo suspiro y eufórico, emitió un grito fantástico tal, que cimbró al mundo entero, un alarido que sacudió las cuerdas de los tímpanos más sordos y que como eco fractálico, fue resonando a través de los campos.

Pero le apagaron el ojo de un guamazo y el mundo volvió a las tinieblas.

lunes, 21 de agosto de 2017

LA COPA VACÍA


Me hubiera gustado ser un fiel creyente de algún Dios magnánimo, espléndido y cariñoso; rezarle agradecido, rendirle alabanzas y homenajes con regocijo, festejar su existencia con lazos de infinita admiración y eterno reconocimiento ante su grandeza inconmensurable y recibir sus bendiciones en cascada.
Un Dios que vigilara la justicia y la perfección de las criaturas y el sano equilibrio de las fuerzas naturales, un Dios que alentara la vida en la tierra, que armonizara la conducta de los hombres, que llenara las almas de alegría y de salud los cuerpos, que guiara nuestros esfuerzos a la concordia.
No me sirve el Dios consolador de penas, ni el que alivia enfermedades, ni el que hace triunfar a los exitosos ni fracasar a los perdedores; ni el Dios que impone su voluntad sobre los hombres, tampoco que auxilie en los problemas cotidianos, que salve de castigos, ni que exija sufrimientos para ganar premios.
Nunca me ha interesado un Dios que intervenga en auxilio de sus creyentes en momentos de crisis, ni ese que se apiada de ruegos inútiles, que demanda sacrificios, que exige sometimiento de la razón y que es ávido de amor. Jamás ese dios que juzga, amenaza, condena y excluye a muchos y prefiere unos cuantos.
Escojo un Dios a modo del hombre libre, tan solo un catalizador de la existencia, un paliativo refrescante que nos llene de energía y optimismo, un Dios discreto y silencioso, sin religiones ni iglesias, sin párrocos ni obispos, sin templos llorones, ni viejos rosarios ni pilas bautismales;  un Dios sin ritos y sin dogmas, sin doctrinas ni confesiones.

Un Dios que no espera tu muerte con la espada desenvainada porque no lo amaste suficiente, un Dios que ríe con tu sonrisa y que se llena de contento con tu paso         

ASÍ SE LA PASABAN .

    (En Depretlán, al Este de la Isla)

Extraña religión aquella, la que imperaba en esos lejanos parajes, doctrina de sacrificios perennes, de constantes castigos, de renuncias forzadas y enormes prohibiciones.
Cuentan que desde la cúpula de aquella milenaria tradición epicúrea, emanaban como lava volcánica las más horrendas amenazas. La felicidad era el peor de todos los pecados y por consecuencia lo que apuntaba hacia conseguirla, era condenable. Dionisios era un ejemplo,  Ay! De aquél que se riera, la menor sonrisa era objeto de sanción y cualquier carcajada era tomada como un desafío al mismísimo Dios.
Todo placer, merecía sentencia entre las llamas; el goce, la perdición de la esperanza; lo podía constatar Baco,  el disfrute era ya estar en la antesala del infierno; lo decía Afrodita, el deleite era considerado como una aberración; descansar ameritaba tortura.
Todo tipo de regocijo estaba proscrito, cualquier chispa de alegría era delito, todo síntoma de entusiasmo era de inmediato reprimido con violencia; Saludar era, denigrante; ser cortés, repugnante; ser atento, degradante; ser amable, era ser cobarde y hasta ser cariñoso era insultante.
Por eso en esos lares todos andaban serios, mal encarados, hoscos, tristes, cabizbajos, silenciosos, eran cumplidores de las tradiciones y de las leyes, les remordía la conciencia estar alegres y en los escasos momentos que por descuido, eran felices, llegaba el arrepentimiento a morder la conciencia ya enajenada.     

lunes, 7 de agosto de 2017

LA TRISTEZA.


Habíamos caminado desde la madrugada, cuando la oscuridad nos encerraba en un camino que a tientas y tropezones recorríamos casi sin rumbo; después de horas que me parecieron años, el día despertaba bostezando muy despacio.
-¿Falta mucho?- me preguntó Valentina, no supe responderle, era la primera vez que yo andaba esas veredas olvidadas, tapizadas de polvo, piedras y hormigueros; unos cuantos matorrales a los lados y la lejanía rodeándonos por todos los puntos cardinales.
Extraños estruendos se oían a los lejos, nos deteníamos como en espera de hallar su causa, abriendo un espacio de silencio por si se repetía; pero solo escuchábamos las chicharras y el viento que soplaba entre las espinas de los nopales y las gobernadoras.
-¿A dónde me llevas?- insistía Valentina cada rato; yo callaba, me limpiaba el sudor y los mocos, con el sombrero en la mano le señalaba “para allá” y continuábamos avanzando por aquellas interminables laderas.
Ya al medio día, el calor era insufrible, la  sed nos corroía las entrañas, el cansancio hacía mella en nuestros cuerpos, en nuestra moral. Divisamos a la distancia una mojonera que algo nos debía indicar, sentimos una luz en el camino, al acercarnos vimos que tenía un mensaje ya casi indeleble que tradujimos como: “ya falta poco”, decía: “La Tristeza, Poblado próximo” y dos leguas adelante, apareció un anuncio desvencijado que pendía de un mezquite que por ventura nos brindó su escasa sombra y que así rezaba: Rancho “La Tristeza  20 minutos.
Un vuelco al corazón nos hizo sentir tal noticia, comimos unos mezquites,  algunas tunas y proseguimos la marcha con la esperanza de por fin encontrar nuestro destino.
Bajando la colina se veía a lo lejos una ranchería que, conforme trotábamos ansiosos, se aclaraba.


-¡Ya mero llegamos!- exclamó Valentina con una sonrisa de sus resecados labios y en efecto, por fin cruzamos los bordes del despoblado rancho.
Bienvenidos a “La Tristeza” decía una manta rasgada por los aires, parecía una vieja bandera ondeando.  Me dije, en este rancho no hay postes ni alambres columpiando encima de las calles, pues estas además no existen. Algunas ruinas de adobe se diseminaban en torno a un molino de viento, cuya única aspa  se movía como una manecilla temblorosa.
Valentina me miró con cara de reproche -¿A dónde me has traído? Aquí no hay nadie, no hay nada, ni siquiera un pozo, un aguaje, una noria-
-No te agüites, -le dije,- vamos a echarnos a descansar y desde entonces nos quedamos dormidos y no pretendemos despertar nunca jamás.       


sábado, 22 de julio de 2017

RESULTADOS DE UNA ENCUESTA

RESULTADOS DE UNA ENCUESTA

Una reciente encuesta reveló que Dios si existe, el consenso fue apabullante, a tal pregunta los fieles feligreses respondieron afirmativamente casi por unanimidad; salvo uno que otro descabellado que prefirió no opinar por temor a ser excomulgado.
Las preguntas del cuestionario versaban en dos corrientes a saber, la primera llanamente se redactó así: 1-     ¿Dios existe?    (Si)  o  (No) 
                           2-      ¿Por qué sí  o  por qué no?   Explique.
El universo de los encuestados se reducía a parroquianos que domingo a domingo asisten a los servicios religiosos de su comunidad mezcladas con transeúntes ocasionales que por ahí circulaban.
Las razones de quienes respondieron afirmativamente oscilaban entre:
-Hasta la pregunta es necia. Si no creyera que existe dios,  no vendría a la iglesia. Lo dice la Biblia. Todo el mundo lo sabe. No tendría sentido nada. Alguien tuvo que crear el universo. Al rezar, siento que me escucha. Hace muchos milagros. Ni modo que no exista.  Y es obvio.
Quienes respondieron de modo negativo argüían así: No hay evidencias, es producto de la ignorancia, es solo superstición primitiva, es invento de la imaginación humana, un anhelo paranoico, método de las religiones para controlar a las masas.
Por la gran mayoría de votos obtenida en la encuesta se llega a la conclusión inequívoca de la existencia de Dios, por lo que se ha declarado universal y oficialmente que Dios es materialmente imposible e inaudito que no exista; Que no se presente con nosotros ni se manifieste, es otra cosa.


MALA FAMA

MALA  FAMA

¿Qué había hecho, de qué le acusaban, de qué lo culpaban, por qué lo perseguían como a una fiera rabiosa?- Todos en el pueblo se lo preguntaban.
-¡Ya lo aprehendieron! Empezaba el rumor, pronto se apagaba, no era él, ¡falsa alarma!-
-¡Bueno!- relinchaban en las cantinas: si ya lo espiaban noche y día ¿Cómo se les fue?-
En los congales de la zona se comentaba entre las doncellas -¿Quién es él?  A la mejor lo conozco y sin saber me entregado a sus obscenidades- reía alegre la Magdalena-
-Que lo atrapen y me lo traigan- cantaba con burla la Celestina, la ramera más famosa de la zona.
-¿Dónde andará? – Se decían en secreto las meseras de los antros- Ofrecen recompensa a quien lo delate - rugían los taxistas.
- ¡Allá va!- señalaban los transeúntes y se encendían en balde las sirenas de patrullas y julias por las calles, derrapando en las esquinas, pero fracasaban en su intento de captura.
A una joven taibolera de no malos bigotes,  la obligaron a confesar mediante tortura, soltó la verdad, nunca fue su amante, ni siquiera lo conocía, a los siete días la dejaron salir del reclusorio.
-Algún día le daremos alcance- bramaba el Gobernador, el padre desde el púlpito rogaba a gritos a Dios, que lo perdonara, que tuviera compasión de aquella descarriada alma.
-¡Misericordia! – al unísono se escuchaban las voces de los coros de catedral, todas las ancianas rosario en mano repetían una y mil veces la letanía, se golpeaban el pecho con infinita devoción y lágrimas maternales de sus espantados ojos chorreaban.

Yo tumbado en esta fosa, acabando mi último temblor me pregunté: Pues -¿qué hice? Nunca lo sabré, soy solo ya un cadáver.       

LUJURIA 

-Traicióname, lo decía en silencio para que no oyera; ella lo presentía y se abandonaba más a los placeres de los sentidos; los escrúpulos los había empeñado desde niña con mecánicos, lecheros, hortelanos, mineros y albañiles; ahí había aprendido tretas y trucos para dar y recibir los goces más abyectos y exquisitos de la carne.
Desde pequeña se había deleitado con las lecturas del Marqués de Sade, Justine era su heroína, los bacanales su afición, a las puertas de su lecho se formaban pescadores y marineros con tufo a langostinos y aguardiente.
Se escabullía entre los muelles en las noches, buscando algún trasnochado cargador que le hiciera el favor de llenarla de cariño; pero era insaciable; su marido siempre al tanto de sus andanzas lo sabía, pues la seguía con enfermizo morbo hasta los rincones más sucios de aquel arrabal.
Disimulando la veía besuquear a los cantineros del lupanar donde hacia su nido todas las noches, fingía no verla, se perdía entre los comensales, que ebrios la llamaban para que viniera a consolar sus apetitos carnales.
Hundido en un rincón se extasiaba con sus risotadas de loca, se concentraba en escuchar sus deliciosos lamentos que le zarandeaban de lujuria. Alzó su mirada, enfocándola en la bruma, una tenue luz iluminó su sensual figura, lo que le provocó un arranque de pasión incontenible.
Afuera llovía, no resistió las ganas de raptarla, de morderle los atrevidos labios y llevarla cargando al tálamo nupcial, que para ella había construido; quería devorarla a besos y succiones hasta dejarla exhausta de placer.
Se adelantó gritando: - ¡Ella, ésa: es mi mujer y ahora mismo me la llevo!
En eso le reventaron una botella de whisky en la cabeza, mírenlo cómo quedó ahí aplastado. 

       

LA RUEDA DE LA FORTUNA

LA RUEDA DE LA FORTUNA

Hubiese querido que su vida fuera una planicie interminable y no los acantilados y precipicios por los que había atravesado su camino.
Se había elevado extendiendo sus alas hasta la cúspide de la gloria, para luego caer a los abismos del infierno; intermitente subía y bajaba entre los avatares del destino; cuando ya acariciaba su realización triunfal, se desplomaba a las profundidades de la desesperación.
Alternaba los extremos, a veces se revolcaba en la más inmunda de las cloacas para renacer en los palacios exuberantes y los banquetes exquisitos de las cortes de príncipes y reyes; se había reído con alegría inusitada para luego llorar las pérdidas que le dejaban asolado.
Bajaba y subía a una velocidad impredecible, siempre agitado, apurado, presionado, nervioso; buscaba con ansia serenarse como fuera y con lo que fuera; conservar una media para no padecer esos saltos tan contrastantes.
Cuando la fortuna le sonreía, pensaba que era para siempre, entonces se volvía altanero, arrogante y presumido; pero después la suerte le cambiaba la vida para rendirlo y humillarlo, así se transformaba y parecía sencillo, amable, modesto, recatado y comprensivo.
Sin embargo el caprichoso destino lo regresaba a la palestra de la importancia, el dinero a raudales lo convertía de nuevo en un odioso ricachón y repetía las mismas andanzas de petulancia, ambición y soberbia; ahí se anclaba su avaricia y voracidad; pero la vida como una tómbola da vueltas y las sombras no tardaban en atraparlo, llegaban las desgracias eslabonadas prendiéndolo del cogote para arrojarlo a la miseria y automáticamente cambiaba su vanidosa personalidad en bondadosa humildad.
No aprendía las lecciones que el tiempo intentaba enseñarle; - ¿Por qué? – Se preguntaba- ¿No puedo lograr estabilidad en la opulencia, por qué mi dependencia de los bienes materiales? La próxima vez que me llegue la bonanza, seré como siempre he sido cuando la desgracia me abraza.
Así se quedó esperando por el resto de sus días, lleno de deudas, de demandas, de insultos, de desprecios, por eso se ahorcó en la rama de ese abedul, ese que se ve allá lejos.   



LA RAZÓN PURA

 LA  RAZÓN  PURA

En la compleja relación entre los seres humanos surgen de manera continua desavenencias, conflictos y multitud de problemas de toda índole.  Cada cabeza es un mundo, hay tantos puntos de vista distintos como habitantes en el planeta; cada quien interpreta la realidad desde su trinchera; tratándose de grupos y congregaciones ideológicas sucede lo mismo, cada fracción se aferra su creencia, a su corriente religiosa; lo que equivale a descalificar a las otras confesiones.
Durante la convivencia, es normal e inevitable que haya roses y choques entre individuos, grupos y sociedades; cada uno escudado en sus prejuicios, intentando imponer su criterio, de acuerdo a sus canones parciales.
Los bandos en conflicto tratarán cada cual de resolver la cuestión a su modo; los pueblos y las naciones defenderán a capa y espada sus posiciones, las diferentes religiones – inamovibles por convicciones heredadas de su tradición – no dan a torcer su brazo, se niegan a renunciar a sus peculiares doctrinas dogmáticas. 
En ese tenor, no es posible llegar a un consenso, a un acuerdo armónico; dejando como única alternativa: el encono y la violencia; la guerra y el terrorismo.
Solo existe algo que es denominador común a los más disímbolos entendimientos humanos: La razón, la lógica pura, la objetividad, la sensatez, el sentido común.
El pensamiento libre de todo sometimiento a la sinrazón de lo reduccionista, como los son los nacionalismos, las religiones, las ideologías; todo aquello que aparta, que divide, que separa a los hombres.
La mirada debe centrarse en el hombre nuevo, el universal, el preocupado y ocupado en la salvaguarda del planeta, en el encuentro de la armonía a través de la razón sin intervención de ningún sectarismo reduccionista.

El mundo vigente corre aceleradamente hacia el colapso, solo la razón podrá salvarlo. El capitalismo con todas sus instituciones y la religión con todos sus absurdos, son enemigos mortales de la razón.  

EL MILENIO PASADO

 EL MILENIO PASADO

No encajo ya en esta época, tiempo de transición como siempre, en el que casi todo me es ajeno, la magia de antaño ha sido suplantada por la revolución tecnológica, los brujos por los celulares, las leyendas por las tabletas, los conjuros por el lenguaje cibernético, los brebajes por la Pepsi, los talismanes por los androides, los fetiches por las marcas, los disfraces por el tatuaje, los corridos por el regué y así este milenio me parece extraño.
Ya no hay adivinanzas ni crucigramas, los niños no juegan canicas ni balero, adiós al trompo, a las escondidas, ya ni encantados y menos la víbora de la mar; antaño nos agarrábamos a parque, liga o ligazo, ahora jugar gocha;  los videojuegos han invadido su atención por completo, todo se reduce a la pantalla de los dispositivos electrónicos que se multiplican como plaga; la letra palmer pasó a la prehistoria, hoy solo saben pulsar teclas, en los exámenes no se desarrollan temas, en la actualidad se seleccionan opciones, no más películas de los vaqueros del oeste, ahora solo transformers y robots; las artistas tan hermosas de antaño hoy son chicas en Cuernavaca; en el lenguaje, lo a todo mecate hoy es chido; las tortas de Goyo son hamburguesas de Mc. Donalds, las aguas de fruta son Fantas, la nata de antes hoy es yogurt, el chicle Canbuble hoy es Trident, la ropa Rinbros se llama Fruit & Loom. Las muchachas hoy son las chicas y entre ellas se dicen buey. 
Las nuevas generaciones invaden todos los territorios ofrecidos por las corporaciones trasnacionales que las absorben enteras, las obligan a acoplarse a sus modelos; los libros fueron relegados en los armarios, ahora reinan las Lap Tops, los cines se llaman salas, los paseos tours; todos quieren hablar inglés, imitar a los gringos, consumir como ellos, ser del primer mundo o al menos aparentar serlo.
No cabe duda que soy de la primera mitad del siglo XX del Milenio que se fue y no me hallo, como decían las rancheras al llegar a la ciudad.       

EL LOCO


EL  LOCO
Siempre estaba ansioso, como tratando de recordar algo muy importante que había olvidado, se cogía los pelos e intentaba encontrar ¿dónde, cuándo y cómo había perdido qué?  ¿Sería algo o todo? Tenía que adivinarlo, evocando a los fantasmas que revoloteaban en su perturbada mente.
Cerrando sus puños, furioso apretaba las mandíbulas, hurgando en su estúpido cerebro que no servía para maldita la cosa.
Se paseaba de un lado a otro dando grandes zancadas que retumbaban en el edificio entero, enormes gotas de mohína escurrían de su acongojado rostro dibujado de grietas y pliegues de cualquier profundidad.
De súbito todo le dio vueltas, el techo se le vino encima, las paredes lo aplastaron, quedó medio asfixiado bajo la alfombra de su cuarto; se acordó de la metamorfosis de Kafka, se vio tenazas en lugar de brazos.
-Ahora si ya estoy completamente loco – se alegró de haber perdido el control de su existencia, se abandonó por entero y empezó a arrastrase entre la basura.      


EL AMOR


EL AMOR
El amor es lo más cercano a la locura, pasión que expone a los amantes a la desgracia; es  la gloria y el infierno entrelazados en una luz o en una llamarada.
-¿Por qué lo buscas con ese apetito desenfrenado? ¿Qué no sabes el peligro que corres al caer víctima de su tiranía?- 
-¡Es que estoy loco! - me decía – Quiero sufrir ese dolor que se ahoga aquí en el pecho, padecer esa sensación que hierbe en la boca del estómago cada vez que se acerca y ese rubor que me embriaga cada vez que la veo, deseo abandonarme entre sus besos, entrelazarme en sus brazos, sumergirme en su cuerpo sin escrúpulo alguno-.
- Sabes del riesgo que ello significa, aléjate, escóndete de cupido, su venenoso dardo es más letal que la mordida de una cobra-
-Aun así, quiero entregarme a esa mujer sin reservas ni condiciones-
-Pero es como arrojarte por la borda a la deriva, en medio de la tempestad en el océano.-    
-Es que la veo en sueños, no quiero jamás apartarme de su encanto, ni un instante alejarme de su corpiño, disfruto de su majestuosa presencia como si ella fuese mágico tesoro, quiero respirar su vaho, comer su aliento, beber sus jugos, mezclarme en su sangre, revolverme en sus entrañas, perderme entre sus muslos-.
- Si estás loco- le dije- ¿quién es ella, dónde la conociste, a qué se dedica, dónde vive? Es sólo una ilusión tuya –
- No, no la he inventado, la he visto aparecer entre el gentío, me mira, me sonríe, me llama con sus labios de coral –
- Mientes, es solo tu imaginación, esa mujer no tiene ni nombre, es solo una ilusión de tu soledad-
-Te equivocas, mírala, allá va, me voy con ella, para siempre jamás –
Y se fue perdiendo en medio del tumulto, nunca supe si la alcanzó, no lo he vuelto a ver.



  


viernes, 30 de junio de 2017

CHANTAJE ESPIRITUAL

CHANTAJE ESPIRITUAL

-Solo si crees en dios, tu alma será inmortal; dios es inmortal y transmite la inmortalidad a sus seguidores, ni siquiera te atrevas a dudarlo en secreto, dios te observa siempre, sabe lo que sientes, lo que piensas, lo que deseas; cuidado con esas ideas apócrifas, alerta con tus dudas, son imperdonables, a dios no se le escapa una-.
-Más vale que te la lleves rezando, jamás olvides dar tu diezmo a la iglesia, pobre de ti si  reniegas de tu fe, antes debes fortalecerla con sacrificios a toda hora-.
-Dios solo te pide humildad, resignación, agradecimiento, fidelidad y enorme sometimiento y tu amor hacia él; a cambio te dará la vida eterna en el cielo, contemplando su gloria y permitiendo que lo veneres y lo adores por los siglos de los siglos-.
-Tu alma continuará sin tiempo que transcurra, sin apuros ni presiones, sin esperanzas ni decepciones, existirás para siempre en el cielo acompañado de arcángeles, querubines, santos y beatos haciendo sonar sus instrumentos-.
-Así me decía aquel sacerdote, mientras sus ojos de lujuria recorrían mi cuerpo de niño; pero yo no quiero ser eterno,- le dije;- yo nunca he visto a dios, solo creo en lo que veo y usted es un pederasta depravado.
-¡Blasfemas!-  me contestó, Si no crees en él, hagas lo que hagas de tu vida, irás a parar al infierno tan temido-

-¡Maldito viejo!, lo escupí y salí pitando.     

ATEA

ATEA

-Si dios existe, es perverso- me dijo la mujer - permite tanto dolor y tristeza para la gran mayoría de la gente, es además sádico y carece de misericordia, es ególatra y tirano, exige adoración ciega e incondicional, demanda sacrificios, amenaza con condena eterna para quienes no lo amen sobre todas las cosas-
-Nos atemoriza, nos tiene en jaque permanente, nos vigila día y noche, está pendiente de cualquier desviación de nuestra atención hacia otros objetivos que no sea dios, es absolutamente absurdo-
-Sí, en efecto; si existe, debe ser un ente muy cruel, le dije-
-Por eso no puedo creer en ese disparate, supuestamente ningún ser superior y creador de todo lo que existe, podría ser tan infame como para acicatear tanto sufrimiento humano;  su dios es vengativo, fomenta el crimen, es xenófobo y discrimina según cada religión- afirmó-.
-Quienes en eso creen, viven para salvarse, temerosos de su ira y esperando perdón y clemencia; pierden su libertad, se encadenan a las iglesias para hacerse esclavos y servidores; se pierden entre mentiras arrastradas hace milenios, por ellas matan-siguió diciendo-.
-A los creyentes los hacen sentir culpas, pecadores que habrán de buscar arrepentimiento y como premio de su sometimiento emocional: el cielo, la gloria al lado del dios- me dijo-.
-Sobreviven amagados con el infierno, en caso de disentir de los ministros de cualquier culto; los pobres fieles, son los primeros en negarse a pensar y ver por sí mismos, son malvadamente manipulados, incapaces de quitarse la venda de los ojos.-
-Por eso soy atea- me confesó-


LOS DIOSES

LOS DIOSES

Atravesando aquel idílico paraje, apuraba el paso, a fin que la tarde no terminara cayéndome encima como noche ante el temor de la aparición de los dioses que, según la tradición, habían amenazado desde tiempos inmemoriales a los transeúntes que se atrevían a cruzar el edén, lleno de misteriosos senderos.
De pronto sentí una sombra que seguía al viento, después algunos extraños resplandores que emergían intermitentes detrás de las exuberantes plantas que forraban todo alrededor.
Me sentí observado por miradas ocultas en la penumbra, luego perseguido por unos cascos que retumbaban cada vez más cerca; me detuve en el arroyo para aplacar la sed de  mi fatiga y en el remanso vislumbré la figura reflejada de un dios, me aterroricé quedando paralizado de impotencia, agaché la testa con los ojos cerrados esperando ser decapitado por la ira de la deidad; pero nada sucedió, yo temblaba de pánico, con voz entrecortada exclamé - ¿Quién anda Allí?-

Apareció un dios esplendoroso frente a mí, luego otra rara deidad a su izquierda y una exquisita diosa a su derecha; creí que me señalarían con el índice acusador y me arrojarían una sentencia irrevocable por mi tradicional herejía; pero se miraron, se atacaron de risa y cuando se doblaban, salí destapado.   

domingo, 28 de mayo de 2017

EL INMORTAL

EL INMORTAL

Era inmortal, lo presumía, se sentía distinto, tal vez superior, él no sabía morir, no tenía por qué morir y jamás moriría.
-¿Cómo lo había conseguido?- se preguntaban los hortelanos de la región--¿Por qué el tiempo no le transcurre?- comentaban intrigados los gambusinos.
 -Quisiera que esto ya hubiese pasado, que ya fuera el futuro en el que ya no existo. Buscaba por donde podía la manera de revertir el inmortal conjuro, generaciones iban y venían y él seguía impávido, testigo del paso de los siglos; esto tenía que acabar algún día.
Preguntando llegó a la ermita de los brujos, ancianos seniles y decrépitos que evitaban la muerte hasta donde sus pócimas inmundas se los permitían, ahí pernoctaban la vida entre diarreas, vómitos, gusanos, moscas y otras excrecencias.
El inmortal entró en medio de telarañas y el crujir de las bisagras enmohecidas de aquella oxidada compuerta que abría el tétrico sótano, donde el aire pútrido destilaba horror.
-¿Qué edad tendrán estas calacas moribundas, estos fantasmas disfrazados, estos esqueletos descarnados, estos cadáveres quejumbrosos?-   
Era una masa indescriptible esparcida en la lúgubre penumbra, en un rincón se retorcían los estertores de aquellas momias que se negaban a morir, de ahí nacía un hedor nauseabundo e insoportable que dejó atónito al inmortal.    
El creía estar intacto, nunca quiso verse reflejado ni en los charcos, evitaba los espejos y los cristales, la antigüedad se le veía en cada pliegue, en cada poro.
Ya quería morir, la merecía después de tanto peregrinar por lo siglos de los siglos.
-¿Quién merece la muerte, quién el merecedor de tan preciado tesoro, quién merece estar muerto?- Levante la mano quien se sienta merecedor del descanso eterno- El inmortal suplicante alzó el brazo y escuchó.
¿Por qué tanto miedo? ¿Qué no se han cansado de vida? ¿Es que no creen ya merecer descanso? La vida cansa, es fatiga, carga, pena, karma; también infinita dicha, alegría,  gusto, sabor y amor.
Si no te has cansado, vive hasta que te canses y entonces muere. De morir nunca te cansas, lo has hecho una y otra vez.

¡Mejor ahí muere! 

NADAKEDA

NADAKEDA

Nadakeda era su nombre, venía del oriente todavía lejano, tierras inhóspitas para los europeos; decían que era muy milagroso, su fama se extendió por toda el Asia, la gente le seguía, los leprosos, los sifilíticos, los tísicos, los tuberculosos, los sidosos; puros menesterosos traía tras de sí.
Buscaban alivio para sus dolencias, sus sufrimientos, su hambre, su dolor, su abandono y soledad.
Nadakeda huía despavorido de aquella chusma de perdedores que le imploraban milagros a él, que no sabía qué era eso.
-¡Nadakeda! Por favor no nos abandones, condúcenos a tu reino, llévanos contigo, allá donde cuelgan deliciosos manjares de los ciruelos, miel escurriendo de los magueyes y vino corriendo en los arroyos.
Nadakeda desesperado y tropezándose con las piedras negaba con la melena y murmuraba para sí -¡Déjenme en paz, hijos del averno!-
-Alíviame estos tumores que están fermentando -gritaba una anciana – quítame las hernias - vomitaba un viejo- cálmame los nervios -escupía una señora - suspéndeme el mareo -susurraba un joven y así todos le exigían la cura milagrosa, lo acosaban desde todos los rincones.
Fatigado llegó por fin al pozo sin fin y ahí se arrojó el Mago Nadakeda, para nunca saber nada de sus seguidores.   


domingo, 21 de mayo de 2017

MÁXIMAS UTILIDADES

MÁXIMAS UTILIDADES

El sistema programado en la economía de aquel azul planeta, operaba autónomo; las generaciones se sucedían siglo tras siglo y el sistema continuaba afianzando su primordial principio, del que se derivaban las demás variables: Máximas utilidades como instrucción básica, al más ¡bajo costo!
Desatar la feroz competencia entre los hombres, el ciudadano visto como un contrincante, el otro como adversario, el vecino como estorbo, el amigo como rival, el compañero como competidor.
El mundo de los negocios nos convierte en vendedores, en marchantes, en comisionistas, en clientes; nos deshumaniza; nos hace fingir que vas a dar un servicio o entregar un bien, cuando en realidad estás actuando, lo que quieres es tu ganancia. Cada quien va por lo suyo, fingiendo un papel.
Eran algunas de las consecuencias derivadas del principio fundamental que había incidido en la resonancia histórica que dominaba la mente de los habitantes del azul planeta.
El sistema funcionaba independientemente de la voluntad de los habitantes, formidables y veloces computadoras efectuaban toda clase de movimientos bursátiles e informáticos a su capricho, sin la posibilidad siquiera de consultar con los afectados.
Los robots cibernéticos elegían presidentes y líderes, los más convenientes para que jamás decayera el auge de su principio básico fundamental: Máximas utilidades
En el logro de este objetivo ¡se vale todo! Está tan arraigado en lo más profundo del inconsciente que cristalizó, se naturalizó, se hizo sentido común.  La masa crítica que responde a este fundamento es casi el cien por ciento.


sábado, 21 de enero de 2017

REFLEXIONES

REFLEXIONES

Aunque la vida fuese eterna renunciaría, no porque no me encante y me llene de dicha ni porque de ella quiera escapar, no porque no me embriague de admiración y asombro con el mundo; solo diré que es suficiente, que ya basta.
No quiero que me sea arrebatada en un descuido, como cuando a un niño le quitan el dulce del que disfruta.
Quiero entregarla serenamente y con alegría; ya satisfecho, devolverla al dueño, al que me la ha prestado para hacer este espléndido y fugaz recorrido.
Estoy en la avanzada, haciendo fila en la hilera de la tercera edad a la que nunca pensé arribar, la vida es una prenda maravillosa, que me fue otorgada gratuitamente, sin haberla solicitado nunca, siempre la considere ajena, un regalo inmerecido, el pase para existir en este vergel.
Regreso el traje; sí, algo deteriorado por el natural desgaste del uso rudo, algo cansado, raspado, arrugado,  golpeado y lesionado de tanto andar por los extenuantes caminos de la vida.
Sé que se desintegrará el equipo que me fue entregado flamante, sé que se empezará a pudrir en el acto mismo en que deje de latir mi corazón y sea suspendida la aportación de oxígeno a todas y cada una de miles de millones de células que componen mis tejidos orgánicos, se harán polvo, nunca dejaron de serlo.
Aquí continuarán los fierros, los ladrillos, el cemento, el plástico y el vidrio; quizá por un largo tiempo, pero al fin también sucumbirán al cabo de los años.
Los egoístas recuerdos se disiparán entre nubes de olvido, las ideas intentarán resucitar de entre las cenizas por boca de los profetas, si son de utilidad.
La noche suplantará al día y el mañana aparecerá en el horizonte como siempre, nosotros habremos cumplido nuestro paseo y eso nadie nos lo quita.   

  

EL MUNDO IMPREDECIBLE

EL MUNDO IMPREDECIBLE

Sabíamos lo que iba a suceder cada instante, cada minuto, cada hora, cada día, cada semana, cada estación, cada año, cada siglo, cada milenio.
Continuaría saliendo el sol por el oriente y ocultándose al poniente, el norte siempre estaría allá y el sur allí.  Los árboles seguirían moviendo sus ramas al ritmo del viento de la tarde, las hojas cayendo en el otoño, la nieve desprendida en copos tapizaría el suelo, la lluvia mojaría calles y campos en verano, las flores despertarían en primavera para regalarnos su fragancia y sus colores.
Los hombres seguirían con su frenético afán de enriquecerse, las mujeres pariendo y amamantando sus crías, las ciudades con sus ruidos y su humo palpitarían con su ajetreo cotidiano.
Creímos que todo seguiría igual, nunca esperamos que algo fuera a interrumpir nuestro letargo, pensábamos que nada cambiaría, que era la monotonía lenta universal la que nos mecía favoreciéndonos, que el tiempo era parejo en su acontecer, todo sucedía aplastante en una especie de rutina perenne,  que era un constante tedio de la eterna rueda.
La repetición cíclica infalible, lo que subía bajaba, lo que iba regresaba, la dualidad infinita devolvía lo ido, la fortuna girando para devorarse como ouroboro.
Finalmente nos dimos cuenta que la realidad era cambiante, que va modificándose de manera casi imperceptible para nuestros limitados sentidos y la modificación es lo único constante, el mundo se transforma a la par del universo, para sorprendernos, para sacudirnos, para despertar del letargo en que nos estuvimos petrificados.

Una nueva realidad nos apunta, nos amenaza, nos promete, nos convida a jugar con ella, más difícil, más complicada, más incómoda, más desafiante, más cruda; pero nos abre las puertas hacia el mundo nuevo, donde debemos desplegar toda la furia, el talento y el genio tanto tiempo adormecido.    

viernes, 13 de enero de 2017

MUNDO EN ORDEN

MUNDO EN ORDEN

-¿Por qué urge ordenar el mundo?-
- Es un hecho que el desorden y la incongruencia que imperan en el mundo, nos están llevando al caos, a la destrucción, como lo plantea la Teoría de Olduvai de Richard C. Duncan.
El desorden lo hemos heredado de las miles de generaciones que nos han antecedido, hemos llegado al umbral crítico y ahora toca pagar las facturas de la cadena de errores e irresponsabilidades propias de la barbarie primitiva, con todas sus consecuencias.    
Gran parte de nuestra creatividad la hemos invertido en la destrucción, los grandes avances en ciencia y tecnología han sido desviados hacia la industria armamentista, nos hemos desenvuelto en un arraigado contexto de desconfianza; lo que debiera ser herramientas, lo hemos convertido en armas cada vez más letales. 
La infraestructura económica que sostiene al hombre en este clima de incertidumbre por el futuro, no funciona como sistema inteligente que resuelva la supervivencia armónica de la humanidad.
El capitalismo en el que estamos inmersos, se fundamenta en el afán de lucro, la máxima ganancia, la especulación; lo que impide tomar distancia y ver el fenómeno completo, de manera holística y no reduccionista como cada parte lo ve desde su trinchera.
Los acontecimientos que han sucedido y siguen sucediendo, nos demuestran que en el Siglo XX se produjeron dos guerras mundiales que dejaron millones de muertos, heridos y víctimas, además de conflictos revolucionarios y políticos con su respectiva cuota de sangre y sufrimiento; hasta el día hoy no han cesado los conflictos regionales con graves consecuencias para el mundo.
Los grandes logros científicos y los avances tecnológicos nos han llevado a terrenos electrónicos asombrosos; pero las amenazas de la guerra y la violencia, siguen pendiendo de la humanidad como la espada de Damocles.
Es necesario que el hombre como un todo, como ser universal, habitante de un planeta paradisíaco, se detenga un momento a reflexionar sobre su destino como especie dotada de conciencia y reconsidere su convivencia a largo plazo en la tierra, sus actividades armonizadas en una sinfonía única, que busque su preservación en los tiempos por venir.
No debemos prepararnos para la guerra, toda esa energía y eficiencia humana que se canaliza hacia la violencia, debe re-direccionarse hacia la paz y la concordia, la cooperación y la colaboración, aunque suene utópico; de lo contrario, vamos hacia el suicidio de nuestra civilización.
Sabemos perfectamente los daños que causan algunas de nuestras actividades y las intensificamos por inercia histórica;  en vez de limpiar y aliviar nuestro hermoso planeta, cada vez lo ensuciamos y enfermamos más.
Conocemos que los combustibles fósiles son causa principal del deterioro ambiental y continuamos expandiendo la industria automotriz con motores de combustión interna, como consecuencia proliferan sin medida vehículos por todo el orbe, las grandes ciudades se plagan de coches, convirtiéndolas en estacionamientos enormes, donde el hombre se ahoga en humo.
Seguimos transformando en páramos bosques y selvas, envenenamos las tierras con desechos tóxicos, acumulamos miles de millones de toneladas métricas de desperdicios y basura en los campos antes fértiles, arrojamos a ríos, lagunas y mares empaques, plásticos y sustancias que tardan siglos en degradarse, cometemos una serie interminable de errores que provocarán la inminente catástrofe que ya se avecina.
Hay voces que gritan advirtiendo el peligro que significa este consumismo desenfrenado del que respira el capital y continuamos acelerando la carrera hacia caos.
Nos dicen que debemos dejar de emitir gases, frenar el crecimiento demográfico, parar la proliferación de la ganadería, principal emisor de metano; nos advierten del inminente agotamiento de los recursos energéticos, del debilitamiento de la capa de ozono, del calentamiento mundial, del derretimiento de los polos y no obstante la actividad económica sigue viento en popa, abriendo más fábricas de automóviles, con toda su secuela.
La industria armamentista es de las prometedoras comercialmente, progresa con nuevas tecnologías cada vez más letales e infames.
¿Qué es lo que nos impide llegar a la edad adulta como humanidad, para comportarnos inteligentemente de manera holística, es decir como conjunto de seres humanos sensatos y obrar como unidad y no como egoístas individualidades?        
 

                       


sábado, 7 de enero de 2017

QUIETO EN LA MUERTE

QUIETO EN LA MUERTE

Tenía tanto miedo de morir como de dejar de vivir, no quería respirar más que lo estrictamente indispensable, no moverse, no gastar su energía, no esforzarse, no fuera siendo que se lastimara, no exponerse a los aires ni al sol ni al polvo ni al calor ni al frío ni a los agentes patógenos, debía protegerse de las epidemias, por eso se quedaba quieto, quieto.
Renunció a todo riesgo, no volvería a ser feliz ni a gozar de alegrías, jamás regresaría a fumar, nunca tomar una copa, dormiría como un lirón, solo comería frutas y verduras frescas, crudas y desinfectadas, jamás volvería a probar carnitas, pozole, menudo, gorditas ni chicharrón; protegería su garganta, su pecho y sus articulaciones, al igual que su vista, dejaría entonces de leer y ver pantallas, mantendría los ojos casi cerrados para conservarlos nuevos, se sometería a la más rigurosa disciplina para no arriesgar su salud.
Le asustaban todas las enfermedades, el solo imaginar la pobreza le provocaba urticaria; ahora sobrevivía enredado en sus cobijas para que la intemperie no lo rozara, alejaba los malos pensamientos concupiscentes, rechazaba las tentaciones eróticas de las que había sido esclavo, de hoy en adelante el arrepentimiento sería su guía, nunca regresaría a esos placeres de los que había sido preso.
No volvería a pecar, ni a blasfemar ni insultar ni criticar, aceptaría con abnegación y en absoluto silencio todo lo que sucediera, no replicaría, obedecería sin parpadear y solo haría lo estrictamente correcto, sería impecable, no daría un solo motivo para ser reprendido, nadie le podría llamar la atención, actuaría con absoluto sigilo, pasaría inadvertido, no lo podrían señalar por mínima que fuese la falta, jamás cometería una.
No se arriesgaría a ningún peligro, ya no subiría a ningún vehículo, ni confiaría en nadie ni en nada, huiría de los problemas, no se enteraría más de tragedias y conflagraciones, tampoco de erupciones, temblores ni tormentas, el sol no volvería a quemar con sus rayos su piel ni el viento a llenarlo de tierra.


Le angustiaba ser atropellado, por eso se guardó herméticamente en su alcoba, le atormentaba ir al campo donde podía ser embestido por alguna res o devorado por la serpiente, el coyote o la zorra; sentía pavor con los perros, cuando los oía a lo lejos ladrar, se le desorbitaban de miedo los ojos, podía ser mordido y contagiado de rabia; le atemorizaban ratas, ratones y gatos, por eso no salía ni a la esquina.
Odiaba los insectos, moscas y cucarachas; le daban asco las lagartijas y los  tordos náuseas, hormigas y avispas pavor, por eso se enconchaba pálido tiritando en su catre.  Era alérgico al polen de rosas, claveles y tulipanes, todas las flores le provocaban dolor y tristeza, se deprimía con canarios, pericos, colibrís y mariposas, todo le hacía daño.
Quería vacunarse contra todo, en el fondo reconocía que se estaba yendo. Aferrado en su delirio, suplicaba un minuto más de agonía, pero no, el tiempo se extinguía, el miedo lo penetraba ¿Qué traía en su conciencia?
¿Qué no se habían ya olvidado sus robos, sus abusos, sus fraudes, sus delitos, sus crueldades, sus crímenes? ¿Qué no había ya pagado sus culpas? ¿Acaso sus donaciones a las mejores causas no contaban? Había pedido perdón en silencio a las viudas, a los huérfanos, a los heridos e inválidos que había mandado torturar, había regalado al obispo canastas pletóricas de buenos vinos y de dulces. ¿Por qué no se apiadaban con él ahora los dioses? Dejándolo vivir siquiera unos minutos más.
Abría los ojos, para repeler la muerte que lo chupaba, lo jalaba, se lo comía.               
Ya no hay prisa - le dijeron voces celestiales-, ya no hay apuro, nada que hacer; si nada debes y nada te deben, descansa en paz - y se quedó muerto, como dormido.           


ESOTERISMO

ESOTERISMO

Hay algo “más allá”, oculto entre los misterios insondables, premoniciones, profecías, secretos escondidos, los dioses atentos, Hermes Trimegisto, las pirámides, los jeroglíficos, las profecías, los templos sagrados de los Esenios, los mamotretos escondidos, los rollos del mar muerto, los significados de las estelas grabadas en la cantera de ruinas de remotas y desconocidas civilizaciones; dragones, unicornios, el minotauro, el cancerbero, el demonio y bajo la tierra los reptílicos seres alienígenas.

El firmamento pleno de ovnis, ufos, platos, luces extraterrestres; brujos, hechiceras y chamanes azuzando el fuego con delantales y sombreros; más allá, la danza desenfrenada de los concheros, saltando al son de las chispas, los tambores y el caracol.

Se desplazan los horóscopos vaticinando gracias y desgarres, el zodiaco prende la noche de constelaciones anunciando los signos fatales, los milagros están a la orden del día, las curanderas preparan pócimas y brebajes para todo encantamiento; ungüentos, pomadas, cataplasmas y jarabes se recetan a discreción; amuletos y talismanes de la suerte alejan  los espíritus perversos.

Guijas, oráculos y tarots se consultan sin descanso, la palma de la mano tiene líneas que hablan del porvenir, los residuos del café recitan dulces ilusiones. Los vaticinios no se equivocan. Cuerpos etéreos, auras y aureolas resplandecen al lado de las bolas de cristal que todo adivinan, las cartas predicen los sucesos. Velas y veladoras son encendidas entre sombras parpadeantes, inciensos de mirra y pacholí, impregnan con delicioso aroma la atmósfera fantasmal que rodea el altar de sacrificios.

Llegan invocados los fantasmas, resucitan sus voces al llamar su regreso las médiums, los poderes ocultos surgen de ultratumba, serpientes y alacranes suben por las piernas, lenguas y colmillos enseñan las fauces abiertas bajo las cruces, el canto del búho y el aullido del lobo penetran el silencio, cortándolo con filo de guillotina.

Changó, vomita lebras y culebras, la locura hace su aparición con el ritmo del vudú, las profecías se cristalizan, las adivinanzas se cumplen, los destinos se verifican, las premoniciones se ejecutan, las corazonadas estremecen; nada queda sin determinar, nada qué comprender, solo observar,  porque todo fue predicho por las escrituras sagradas redactadas en el más allá.                 


ANSIA DE SABER

ANSIA  DE  SABER

No, no se consolaba con tan solo una débil explicación, quería conocer el fondo de las cosas, las razones de los fenómenos, agotaría toda su potencia en la indagación de motivos y causas.
Siempre, desde niño se interesó en desentrañar los misterios que le traían asoleado, su curiosidad era inagotable y generalmente insatisfecha.
Quería entender todo, absolutamente todo, no había nada que cayera fuera de su interés, menos las frivolidades y las apariencias fútiles; anhelaba comprender qué fuerzas ocultas provocaban las reacciones físicas y químicas, deseaba saber los orígenes de todo cuanto hay, buscaba siempre, investigaba, analizaba concienzudamente en el laboratorio, en el centro astronómico, por micro y por telescopio.
Apenas había sacado una conclusión más o menos válida, cuando otro fenómeno escapaba de la ley descubierta, los contextos evolucionaban hacia regiones inimaginables.
-¿Por qué, por qué?- se preguntaba una y otra vez,-¿Qué misterio se esconde detrás de las cosas todas?-
Así pasaba los años, persiguiendo verdades incólumes, así conoció que no hay leyes eternas, se dio cuenta al final de sus días que el principal misterio al que se enfrenta un hombre es a sí mismo.


     

CONTRASTE

CONTRASTE

Le daba miedo el diablo, también los dioses, todos amenazan a cual más; era temeroso, se cimbraba de pánico ante cualquier sombra, sufría tremendos escalofríos al acercarse algún insecto, se la pasaba siempre escamado; cuando su hermano reía de gusto al ver a los caimanes retozando en el pantano o se interesaba al ver el festín de los buitres devorando con desenfado la carroña; ellos eran diferentes, casi opuestos.
Siempre asustado en los atardeceres, cuando la penumbra anunciaba la noche y los lobos empezarían sus escalofriantes aullidos, se cubría los ojos con sus temblorosas manos, para luego, empapadas de lágrimas, secarlas en sus ropas; su hermano lleno de vigor le placía acariciar a las bestias y revolcarse con los animales imitando sus rugidos y gemidos.
-¿Por qué siento siempre tanto temor?- se preguntaba gimoteando con exagerada timidez y suspiraba a punto de llanto con la mirada puesta en el cielo, estoy como espantado  y tú- le decía al hermano – ¡como si nada!,  ¿No sientes el peligro que nos acecha constantemente?  Impávido su hermano,  el sereno, se divertía observando el azul del firmamento manchado de blancas nubes, por dentro una balanza equilibraba a su agradecido y dichoso espíritu que, sin condiciones,  había aceptado la realidad que ya  se  despedía.
Su hermano, el triste, se llenaba de melancolía por las mañanas, una tremenda depresión le invadía el pecho al medio día, su corazón palpitaba dolosamente, veía todo espeluznante, un nudo en la garganta le impedía tragar saliva, sus ojos brillaban de angustia, todo porque la puerta se abrió por el viento que en ráfagas corría en medio de la tempestad.
El otro, encantado asomaba la vista al fenómeno meteorológico que azotaba con furia, él se divertía con el ciclópeo espectáculo que provocaba el aire al reventar en las ramas, lo que le brindaba un éxtasis fascinante.
Ambos bajaban por las mismas barrancas, a uno le invadía el pavor, sudaba horror al verse expuesto a ese cúmulo de riesgos que lo ponían catatónico y entonces se desplomaba paralizado, cuando cada uno de sus poros drenaba un miedo indescriptible; el otro bailaba cantando sobre los riscos de aquel hermoso acantilado.
Sombras y luces, lágrimas y risas, uno sangre venosa, el otro arterial. Uno tenía fobia a la oscuridad, miedo al silencio, se asustaba con los cuervos, lo ponían nervioso los fantasmas que decía rondaban por el barrio y la infinidad de seres que amenazaban adentrarse en la finca que habitaban, monstruos de siete cabezas y largas lenguas de fuego acechaban en cada sombra, quedaba aturdido de tanto demonio  que se aparecía a su rededor, en las noches escuchaba lamentos detrás de las paredes, aullidos bajo el piso, ronquidos dentro de los armarios, era inseguro y friolento.
¿Por qué temblaba? ¿Por qué él vivía con esa congoja que le recorría el pecho? Sentía que lo vigilaban, mil ojos espías lo observaban obstinadamente, escuchaban sus pensamientos, le arrebataban su intimidad, se introducían en sus sueños para someterlo, para ponerlo contra las cuerdas, se entregaba, se rendía, ya no le quedaba dar alaridos del alma, sabía que nadie lo oía.
Culpaba a los dioses, al mundo, al sol, al polvo y al tiempo; sí, se habían confabulado para hacerle pedazos la vida; en secreto los acusaba de hostigarlo durante todo su peregrinar por aquel  valle de lágrimas, hasta volverlo loco.
Quizá su hermano le había quitado la energía, el coraje, la valentía, la fuerza, la osadía.  Con el desparpajo que le caracterizaba, su hermano había emigrado en busca de aventura en otras tierras, en otros mundos, con otra gente donde los colores brillaban, le había dejado solo en esa su pálida existencia, a ver si así se componía.           

LOS MEDIOCRES

LOS MEDIOCRES

Es casi imposible encontrar hombres congruentes en este complejo mundo en que vivimos, aunque los hay; son personas excepcionales, íntegras, verticales, sólidas, de una sola pieza, admirables.  La congruencia es vivir de acuerdo como se piensa, es practicar lo que se pregona, es no presentar contradicciones entre la práctica y la teoría, es actuar el propio discurso. Hay quienes hablan de rectitud, honestidad, honorabilidad y honradez; lo hacen de dientes para afuera, no lo demuestran con su ejemplo; la pasan criticando furiosamente las desviaciones, las traiciones y las corruptelas de los demás; juzgan implacablemente los abusos de los políticos en el poder, no perdonan a quien se ha salido de la ley; pero ellos mismos se dispensan y justifican, cuando han violado los preceptos que en teoría, defienden.--“No me quedaba otra”- argumentan – “tengo obligaciones que atender, una familia que mantener, deberes que cubrir; por eso vendí mi voto, acepté el soborno, negocié la comisión del contrato, serví al gobernador, me acerqué al secretario, busqué al diputado, saludé al presidente, subasté plazas, acudí al convivio donde se reunía la clase política o fui cómplice en malversación de fondos públicos; de todas formas  se iba a hacer, si no yo, cualquier otro lo hubiera hecho” – se excusan – yo solo le detuve la pata a la vaca, jejeje!-
--Las circunstancias me obligan – así dice el sicario -- es mi trabajo – dice el asesino a sueldo – para eso me pagan – pretexta el Ingeniero químico que controla la calidad del Napalm con que incendian las espaldas de los niños del Viet Kong y envenenan los suelos de los pueblos que pretenden liberarse de la opresión.
--Soy empleado, tengo que cumplir con mi deber, vender mis servicios a las empresas petroleras extranjeras que están llegando a explorar y perforar en busca de los yacimientos minerales y energéticos que esconde la Huasteca y Wirikuta, debo hacerlos mis clientes, a eso me dedico; sé que con el fraking se contaminarán los mantos friáticos de la región, que las tierras serán devastadas; pero no tengo opción, así es la vida, no tengo alternativa —arguyen –
Quien obedece, no se equivoca, su conciencia está tranquila, adormecida por el sagrado cumplimiento del deber, ante la fatalidad no hay nada que hacer, ---quien paga manda, todos tenemos precio – se justifican - 

La gran mayoría de los hombres son mediocres, débiles, frágiles, endebles, mequetrefes, desconfiables, susceptibles de traicionar cuando las condiciones obligan, carecen de agallas, de valor, son timoratos a la hora de definir, titubean en las decisiones.   Pero existen hombres enteros, completos, la historia nos muestra algunos ejemplos de heroicas congruencias y en ellos está la esperanza del mundo, los otros no pasan de ser menos que mediocres.  

EL COLAPSO

EL  COLAPSO

La paulatina pero inminente destrucción de todo, obedece a la 2a.- Ley de la Termodinámica, nuestro sistema solar no es excepción; pero todavía faltan muchos millones de años para que  eso suceda; mientras,  podrían las futuras generaciones humanas convivir en armonía y paz; todo dependerá de nuestra capacidad de inducir la historia por la ruta adecuada para mejor futuro, nosotros ya cruzamos el Rubicón.
La gran mayoría de los expertos en educación, en economía, en comunicación, en publicidad, en ingeniería, en mercadotecnia, en política y sobre todo en finanzas, argumentan y alegan en defensa y apoyo a que la solución de todos los problemas de nuestro atribulado país, radica en una buena educación para las nuevas generaciones.
 Ellos con toda su “buena fe”, sostienen que la Educación debe estar dirigida hacia el crecimiento económico, es decir más producción, más comercio, más servicios, más de todo (infraestructura, consumo, mercados, basureros, tala, contaminación, automóviles, fertilizantes, insecticidas, medicinas, actividad fabril, armas, venenos, todo), para lograrlo – dicen – es indispensable adecuar la educación para hacernos más competitivos en un mundo cada vez más globalizado, tenemos que aumentar la productividad de nuestra mano de obra, para así atraer mayor inversión extranjera; he ahí el secreto, tenemos que ganar a los demás países emergentes en facilidades para los corporativos trasnacionales, que ya enfocan sus baterías financieras hacia las mejores ofertas tercer mundistas, con sus miras centradas en la calidad y cantidad de recursos naturales de sus víctimas, en lo barato de su mano de obra, en la estabilidad social de esos territorios, en los mercados posibles, en lo dócil de sus gobiernos.
La mesa debe estar puesta y para ello es necesario hacer  reformas a las leyes constitucionales, a fin que el arbitraje de las controversias que surjan, se diriman en tribunales internacionales convenientes.  Las escuelas y los planes de estudio para los alumnos, serán diseñadas con el objetivo de que los egresados salgan a insertarse como anillo al dedo, como una pieza troquelada con exacta precisión a la economía en crecimiento ilimitado y depredador;  formar contingentes acríticos, esclavos ejemplares, sujetos adaptables a las condiciones que la globalización exige.
Estos planes llevan irremisiblemente a acelerar las consecuencias que ya sufre el planeta, en cuanto al calentamiento global, la contaminación de aire, agua y suelo, la explotación del hombre, la deshumanización de la vida de la sociedad, la polarización de riqueza y pobreza y especialmente a que prioricen las ganancias económicas de las trasnacionales en perjuicio de la vida del hombre. La felicidad humana ninguna importancia representa frente a la utilidad derivada de la economía en aceleración perenne.
 ¿Qué habrá de hacerse para salvar a la humanidad del colapso que ya algunos vislumbramos,  si no cambiamos radicalmente el rumbo? Creo que precisamente en la educación está la salida, la solución al problema humano: la supervivencia de nuestra especie.  Hemos heredado a través de los eslabones generacionales una serie de paradigmas tan contradictorios como absurdos, los venimos arrastrando hace milenios, no es fácil modificarlos de golpe, pues la inercia histórica nos aplasta y aniquila cualquier esfuerzo individual que se le oponga,  lo peor es que  la inmensa mayoría de los habitantes de este planeta,  desea fervientemente mayor crecimiento a costa de todo.
Se educa para ganar, para triunfar, para ser líderes, para competir, para opacar oponentes, para ser engranes, tornillos o tuercas de la maquinaria que habrá de venir a contratar personal del extranjero; educar para obedecer sin criticar, para someterse sin replicar, para aguantar tensiones, responsabilidades y presiones, para lograr mayores utilidades, para hacer más rentables las empresas; esa es la consigna, es la lógica a seguir, no importa que el mundo se esté colapsando, cada quien a lo suyo, a su especialidad reduccionista.

Únicamente lo que tiene mercado hay que atender, si no hay mercado hay que generar demanda artificial mediante la publicidad y la mercadotecnia, la libre competencia es un mito, los monopolios son la realidad.  Allá en los clubs de golf se juntan a jugar los magnates,  mientras se hacen garras los trabajadores por obtener un puesto en sus fábricas.

Las generaciones que vamos de salida, las que están en tránsito y las nuevas que inician su preparación con los aberrantes paradigmas de siempre, no veremos mas que el paulatino deterioro de las condiciones de vida del planeta entero; la generación en ciernes, los niños que están por nacer y que aún los que todavía no son ni concebidos son la gran oportunidad para la humanidad.


Ellos tendrán que ser educados con valores de solidaridad, de igualdad, sin nacionalismos, sin religiones que enemistan y separan, sin sectarismos, sin clases sociales, sin diferencias de raza o color, sin apego a la propiedad, sin violencia, sin ambiciones materiales, sin competencia entre ellos, sin afán de lucrar, sin abuso, sin mentira, sin egoísmo enfermizo, sin prejuicio de ningún tipo; sino, seremos otra especie en extinción.   

LA PROPIEDAD

LA  PROPIEDAD

Alrededor de la propiedad ha girado el destino del hombre, el dueño es el amo y señor; quien tiene a su nombre  títulos y escrituras es mayormente valorado, nada hay más importante en el mundo.
Tener es el tesoro más preciado, poseer es sagrado: tierras, fincas, animales, fábricas, máquinas, naves, vehículos, bodegas, instalaciones, concesiones, petróleo, minas, armas, obreros, empleados, mujeres ¡poder!
El máximo galardón social, la cumbre del éxito, el reconocimiento público, la admiración y la envidia de los demás; súbditos, séquito, secretarios particulares, auxiliares, asesores, asistentes, siervos, esclavos; se convierten así los propietarios, en dioses de poliuretano.
La propiedad es el eje fundamental de donde nacieron los imperios, las monarquías, las dinastías, las herencias, los descubrimientos, las conquistas, los estados y las guerras. La injusticia ha ido acompañando la apropiación, el fuerte abusando del débil en todas sus diferentes escalas; el concepto abstracto de propiedad abarca tanto al potentado dueño de miles de millones de acciones bursátiles que cotizan en las bolsas más importantes del mundo, como al menesteroso que solo posee las garras que le cubren, quizá con el mismo fervor defienden sus privados intereses, he ahí la paradoja.
La mayoría de los delitos, fraudes, corrupción, crímenes, engaños y  abusos se cometen por tener propiedades,  sean éstas inmuebles, muebles, dinero y/o valores en general.
La propiedad es engañosa, confunde el concepto, desde la señora que solo posee un anafre donde hace gordas, tacos y tlacoyos,  hasta el magnate dueño de minas, fábricas, ferrocarriles, edificios, ranchos, fraccionamientos, compañías de telecomunicaciones, líneas aéreas y acciones bursátiles en múltiples empresas.
Ambos tipos de propietarios defenderán a capa y espada sus derechos y por ningún motivo están dispuestos a renunciar a sus respectivas posesiones; para ambos el socialismo es igual de aberrante y atentatorio a la libertad económica; he ahí otra vez la paradoja.
La distinción entre propiedad personal y propiedad pública es siempre motivo de confusión y polémica.




EL CUIDADOR

EL CUIDADOR

Desde pequeño era alérgico a regaños y reprimendas, nunca aceptó ser corregido, no soportaba acusaciones, ni toleraba ser castigado por nada; por eso huyó, largos años se ausentó de todo, nadie supo que fue de él en aquellos tiempos.
Hasta hoy rehúsa integrarse sanamente a la sociedad, rechaza todas las ofertas de trabajo; se le ha invitado a formar parte de un equipo de ventas de bienes raíces, no acepta; luego se le han ofrecido cantidad de empleos en ventas como agente, no quiere; en seguros, servicios funerarios, automóviles, viajes se niega;  a cada uno los rechaza.
Hace poco se le invitó para oficinista en una ventanilla de una dependencia oficial, el resultado fue el mismo; se le propuso cambacear fino y alegre producto casa por casa, se resistió; también se le planteó como obrero en una línea de producción en una fábrica de la zona industrial, declinó.
Como albañil, vigilante, carnicero o almacenista tampoco; como campesino, mecánico, cobrador, pescador, cargador o jardinero y se burló.

Como promotor de inversiones, tampoco; haciendo tacos, buñuelos o tamales y corrió; finalmente se le conminó a pertenecer a una pirámide multinivel de artículos cosméticos y para el hogar, se excusó. Dice que ni de presidente, lo que le gusta es cuidar coches en la alameda, - es mi vocación y de aquí – dice –  ¡nadie me saca!-