domingo, 14 de julio de 2019

LOS VERSÁTILES


LOS VERSÁTILES

Los versátiles, los ambiguos, los indefinidos, los convenencieros, los artificiales, los acomodaticios; se amoldan, se prostituyen, cambian, se transforman, se camuflan a las circunstancias.
Son prácticos, se acomodan, pendulean conforme su instinto reptílico les aconseja. Saben huir en el momento adecuado, aparecen en el instante oportuno, se mueven tanto en las sombras como entre los reflectores.
Se iluminan y se apagan como el neón, ahí están siempre, asechando prestos a extender la bífida sea para lamer o para inyectar ponzoña.
Se saben arrastrar, están acostumbrados a besar manos, pies y lo que se ofrezca; son capaces de embarrarse hasta las entrañas, mienten con caravanas, con saludos, con poses, con chascarrillos, con verdades a medias, con desfachatez, con veneno.
Están en los noticieros, en los periódicos, en la radio, en la televisión, en libros y revistas, en internet y en el café, en la iglesia y en la escuela, en la calle y en el trabajo, están por todos lados.    
  

sábado, 13 de julio de 2019

RETROSPECTIVA


RETROSPECTIVA
Empecé contándome chistes, haciéndome bromas, luego me mentía con historias fantásticas, me burlaba de mí mismo, llegué hasta abofetearme frente al espejo.
Me solazaba platicándome aventuras fabulosas que daba por ciertas, me abandonaba en encrucijadas difíciles de discernir, otras veces me interrogaba durante largas horas, en ocasiones despertaba a media noche para desentrañar mis sueños y así transcurrían horas escuchando con atención mis relatos oníricos, en los que yo era el único.
No puedo negar que llegué a reprocharme tantas cosas absurdas que condenaba a los infiernos, insultar mis instintos se hizo en un tiempo mi costumbre, tacharme con insultos, el pan de cada día y en una etapa de mi vida, volqué contra mí el diccionario de ofensas que durante meses había acumulado en mi repertorio, para vaciarlo en una de las etapas más atribuladas de mi tempestuosa vida, en el paso de mi ser por el universo.
Me cansé de todo ello, me permití una tregua, la que intento renovar estos días, un recreo donde pueda reposar mi sistema nervioso, eso que ahora ustedes llaman alma o espíritu, ahí donde pueda retozar sin que la consciencia nada me reclame, sin que nadie me apunte con dedo acusador; porque en última instancia, mis juicios no son otra cosa que el reflejo de los tribunales que desde fuera, me hostigan y persiguen.
                                                   

El EJE DE MI VIDA

El EJE DE MI VIDA
Siempre siguiendo el ritmo ajeno en vez del mío. Estoy conectado a la telaraña neuronal humana, quiéralo o no y en consecuencia a la naturaleza, pasando por todos los seres vivos de la galaxia en la que, de pronto sin mi consentimiento, aparecí.
El contexto en el que estoy inmerso parece insistir en minimizarme, en reducir mi importancia a cero, no eres nada, me dicen, tu insignificancia infinita se pierde en el abismo del vacío; pero me impongo y me planto en el centro del tiempo, aunque me nieguen doctrinas y filosofías, aunque me ninguneen sabios y científicos, sé- por intuición- que la parte contiene al todo, la semilla contiene al árbol.
No somos nada, ni en el universo ni en la historia, tan efímeros como una hoja arrastrada por el viento del otoño, insisten teólogos, epistemólogos y psicólogos.
Pero yo sé que soy el héroe de mi odisea, la estrella de mi película, el principal protagonista de mi tragedia, el paladín de mi aventura, el escritor de mi comedia, sin necesitar ni el aplauso ni el reconocimiento de público alguno.
Soy así el eje donde gira mi vida

EL DIOS DEL MAL


EL DIOS DEL MAL


Dios está enojado porque dejé de creer en él, rabioso extendió su brazo en señal de amenaza y dijo: todo lo perdono, los crímenes, los abusos, las mentiras, las torturas, las vejaciones, los robos, las estafas, las traiciones, las ofensas, las más deleznables crueldades, las más abyectas infamias, las más cobardes perversiones ¡todo! menos que me niegues, eso ¡no! el castigo que merece tu falta de fe, lo empezarás a pagar desde ¡hoy!
Pero Dios, le respondí, si no te veo ni te oigo, cómo demonios voy a creer en ti, si te he pedido, te he suplicado, te he orado, te he sacrificado y ofrendado mil holocaustos, tu silencio sepulcral ha sido la respuesta ¿cómo exiges que crea en ti?
Tú no existes más que en el horror de los hombres a la muerte; lo peor de ti, Dios, es que solo has estado presente en los libros, en las palabras, en las intenciones, en los sagrarios, en las hostias, en los púlpitos, en los corazones y en las mentes de miles de millones de rebaños de creyentes incautos, víctimas del pavor a la muerte.
Te inventaron acompañado de otros entes tan diabólicos y fantásticos como los habitantes del olimpo, saliste de las entrañas de un cráter en erupción, de la fuerza de un tsunami, de la violencia de un terremoto, de la virulencia de la peste y en occidente  has derrotado a todos los demás dioses, los desplazaste, te sentaste en tu trono despótico como amo, señor y tirano de los hombres, mordiendo las consciencias, irrumpiendo en el amor legítimo entre mujeres y hombres, negando la felicidad prístina que exige la auténtica libertad, sometiendo la voluntad de los humanos a tus caprichos insensatos.   
No soy yo, me dijo, son las creencias, la ingenuidad y cobardía, lo que ha hecho tanto mal, no existo ni nunca lo he hecho más que en la superstición de los pueblos primitivos y timoratos que, amedrentados por brujos, astrólogos, alquimistas y sacerdotes, se han sacrificado a la sinrazón.
Luego agregó: Como no crees en mí, como no me temes ni me amas sobre todas las cosas, así como tampoco reconoces que soy tu creador, ni confías en la vida eterna, donde estarías sentado adorándome a mi diestra ¡vete al diablo!
Sigue sin creer en mí, prometo no aparecérteme jamás y luego que hayas muerto, tu pena ¡será no verme!
¡Uy! Qué miedo, tú como idea, solo deja de amenazar y me doy por ¡bien servido!