sábado, 13 de julio de 2019

EL DIOS DEL MAL


EL DIOS DEL MAL


Dios está enojado porque dejé de creer en él, rabioso extendió su brazo en señal de amenaza y dijo: todo lo perdono, los crímenes, los abusos, las mentiras, las torturas, las vejaciones, los robos, las estafas, las traiciones, las ofensas, las más deleznables crueldades, las más abyectas infamias, las más cobardes perversiones ¡todo! menos que me niegues, eso ¡no! el castigo que merece tu falta de fe, lo empezarás a pagar desde ¡hoy!
Pero Dios, le respondí, si no te veo ni te oigo, cómo demonios voy a creer en ti, si te he pedido, te he suplicado, te he orado, te he sacrificado y ofrendado mil holocaustos, tu silencio sepulcral ha sido la respuesta ¿cómo exiges que crea en ti?
Tú no existes más que en el horror de los hombres a la muerte; lo peor de ti, Dios, es que solo has estado presente en los libros, en las palabras, en las intenciones, en los sagrarios, en las hostias, en los púlpitos, en los corazones y en las mentes de miles de millones de rebaños de creyentes incautos, víctimas del pavor a la muerte.
Te inventaron acompañado de otros entes tan diabólicos y fantásticos como los habitantes del olimpo, saliste de las entrañas de un cráter en erupción, de la fuerza de un tsunami, de la violencia de un terremoto, de la virulencia de la peste y en occidente  has derrotado a todos los demás dioses, los desplazaste, te sentaste en tu trono despótico como amo, señor y tirano de los hombres, mordiendo las consciencias, irrumpiendo en el amor legítimo entre mujeres y hombres, negando la felicidad prístina que exige la auténtica libertad, sometiendo la voluntad de los humanos a tus caprichos insensatos.   
No soy yo, me dijo, son las creencias, la ingenuidad y cobardía, lo que ha hecho tanto mal, no existo ni nunca lo he hecho más que en la superstición de los pueblos primitivos y timoratos que, amedrentados por brujos, astrólogos, alquimistas y sacerdotes, se han sacrificado a la sinrazón.
Luego agregó: Como no crees en mí, como no me temes ni me amas sobre todas las cosas, así como tampoco reconoces que soy tu creador, ni confías en la vida eterna, donde estarías sentado adorándome a mi diestra ¡vete al diablo!
Sigue sin creer en mí, prometo no aparecérteme jamás y luego que hayas muerto, tu pena ¡será no verme!
¡Uy! Qué miedo, tú como idea, solo deja de amenazar y me doy por ¡bien servido!

1 comentario:

  1. Pues el autor quiere agregar una modificación importante: Lo numinoso, lo sagrado, lo inenarrable, lo misterioso, lo mágico, lo que está más allá de las explicaciones, existe.

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