INMORTALIDAD
En busca de
la inmortalidad se desplazaba aquella barca, las turbulentas aguas la sacudían
peligrosamente, pero ellos no perdían la esperanza de encontrar al fin de su
aventura, lo que les había prometido su dios.
Nunca
perecerán – les había dicho – si se someten dócilmente a los designios de la
divinidad, remad con vehemencia les gritaba el profeta, a través de su voz se manifestaba el señor.
Es una isla
les decía el profeta, ahí no morirán, existirán por toda la eternidad; se fundirán las estrellas, colapsarán las
galaxias, todo el universo se perderá en el infinito, pero ustedes seguirán
para siempre.
¿Continuaremos
remando? – preguntó Matías, cuando una ola lo arrebató de la barca, sumergiéndolo
en un torbellino.
No dudéis,
les dijo el profeta y no dejéis de remar que muy pronto veremos las costas de
la inmortalidad donde les esperan más sacrificios, más sufrimientos.
Fue entonces
cuando Andrés y Macario se arrojaron a las tormentosas aguas que ya salpicaban los
rostros compungidos de los demás tripulantes que ya exhaustos, dejaron de
remar.