domingo, 11 de octubre de 2020

LA VIDA

 

LA VIDA

Pareciera que todo vuelve, que el tiempo es circular, que los días son los mismos, que se estancaron las semanas, que la monotonía es imperturbable, que nada hay nuevo bajo el sol, que todo sigue exactamente igual.

Pareciera que las etapas se suceden en automático, que una detrás de la otra en orden repetitivo, sale el sol y luego se oculta de manera cadenciosa e imperturbable, como una rueda que gira y gira, como una esfera que da vueltas y vueltas para recuperar su posición sin alterarse.

Vueltas y vueltas al redondel enfadoso de un despertar tras otro, de un acostarse y dormir eterno e intermitente, sin pausas ni descanso, un tedio que se sostiene, que se queda, que se estanca con una lentitud desesperante.

Pero al cabo de los muchos atardeceres, algo insólito ha ocurrido sin darnos cuenta, hubo mutaciones, hubo cambios, hubo transformaciones, la entrada quedó allá en lontananza, en el comienzo de una vida que transcurrió inadvertida para quien la disfruta y la padece.

Allá quedó la niñez, desapareció la inocencia infantil,  para dejar lugar a la atrevida pubertad, que después se doblega al ante el rayo de la indómita juventud, que centellea como un látigo en la bruma, sin darse cuenta que se agota, con la entrada de la madurez que pisa fuerte sin voltear hasta que topa con la vejez, que al fin de la cumbre canta y llora a la vida que se escapara mañana.

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