BATALLA MENTAL
Le daban
desconfianza sus pensamientos, quisiera poder controlarlos a su antojo y
conveniencia, pero súbitamente se le dejaban venir como una incontenible
cascada ante la cual quedaba perplejo.
A veces sus
pensamientos eran una delicia para su espíritu, se regodeaba horas enteras en ellos, los disfrutaba enormemente en
aquellas tardes de sosiego, así permanecía retraído gozando esas imágenes
exquisitas, aquellas ideas majestuosas y espectaculares.
Otras vece
sus pensamientos se retorcían a tal grado de sentir vergüenza de sí mismo. ¿Cómo
soy capaz de proponerme semejante aberración? Se preguntaba y así podían seguir
escenas de escándalo que podrían hacer ruborizar hasta a la ramera más depravada,
eventos repugnantes que le hacían pecar en lo más bajo y sentirse como el más miserable y degenerado de
los mortales; quedaba atrapado en esa vorágine tanto tiempo, que le parecían
siglos, antes de apagarse esas funciones de ignominia.
Ya cansado
cerraba su voluntad y dejaba que todo permeara a su consciencia, sentía la
culpa, hubiera querido desahogarse y confesar aquellas grotescas pesadillas y
pedirse perdón por tales atrevimientos.
Luego, todo
cesaba y volvía a la calma, los pensamientos reconfortantes resurgían y se daba
las gracias con una sonrisa.
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