LAS CULPAS
Responsabilizar
de nuestras penurias y desgracias a otros es un hábito generalizado desde mucho
tiempo atrás; Los Protocolos de los Sabios de Sión son un ejemplo de esto; los
Illuminati, el Club Bilderberg, los Skull & Bones, los famosos Masones, la
Iglesia Católica con sus numerosas facciones como los Jesuitas, el Opus Dei, el
Yunque y cantidad de otras organizaciones sospechosas de fraguar en sus
entrañas la esclavitud y el sometimiento de la humanidad completa.
Culpar a una
conspiración subterránea de alienígenas reptilianos, extraterrestres que
habitan en recónditos escondrijos y montañas de la Antártida; total, es como
señalar y acusar a cierto tipo de personajes que generación tras generación se
han heredado el derecho de sojuzgar al ser humano en beneficio de sus egoístas
intereses.
Alguien
tiene que ser el causante de plagas, pandemias, pestes y cataclismos por todo
el mundo, desde remotos tiempos.
Los chivos expiatorios
abundan, si no éste, aquél; cualquiera menos nosotros, rechazamos toda
responsabilidad sobre nuestras espaldas, apuntamos a la mala suerte, al
infortunio, a la fatalidad; el plan es sacudir nuestros errores y nuestras
faltas, sin hacer una retrospección, un vernos sin prejuicio en el espejo y
descubrir ahí los defectos que siempre nos ocultamos, bajo el velo de la
inocencia, para poder lamentarnos.
Pero solo desprendiéndonos
de esa máscara, veremos al héroe que todos llevamos muy adentro.
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