martes, 3 de marzo de 2020

LA SOBRA



LA SOBRA

Luego de descuartizado,  voraces carroñeros empezaron a arrebatarse el contenido de aquel infeliz.
-Me quedo con el alma gritó el más viejo, ya llevo su inconsciente gruñó el flaco, yo tengo su memoria sonrió el loco; me adueño de su espíritu, rugió un rufián; para mí su consciencia y se la llevó entre las patas el carnicero; yo sus viseras, dijo un comerciante; el esqueleto para mí, escupió la enfermera; yo aparto la calavera aulló el vecino; déjenme algo, vomitó su compañero, toma su mente y haz con ella lo que quieras, cantó el gordo.
Nada quedó de aquel cadáver en el salón de autopsias clandestinas, salvo la sangre coagulada que había salpicado las paredes del tétrico recinto.
-¿Quién fue este sujeto? Preguntó el Director del nosocomio. Era un delincuente, acaso un migrante indocumentado o quizá un menesteroso.
-Era un desconocido, un excluido, nadie lo reclamará, no era nadie, era alguien que sobraba, replicó al asistente.


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