viernes, 27 de marzo de 2020

JAQUE MATE COVID 19


JAQUE MATE COVID 19

Nos asustaba lo gigantesco, lo monstruoso, lo enorme, lo poderoso como un terremoto, lo brutal como un tsunami, lo estruendoso como la erupción de un volcán, lo catastrófico de un diluvio, lo fatal de un gran aerolito; pero ninguna de esas contingencias nos obligó a ocultarnos en nuestras casas.  
Fue una insignificancia casi imperceptible, un diminuto ser que es poco más que nada, invisible y ligero; pero letal como la mordedura de una cobra, mortal como los colmillos del león, peligroso como el coletazo de un lagarto, venenoso como la picadura de un escorpión rojo.
Las ciudades y los pueblos suspenden su cotidiano bullicio, las tiendas bajan sus cortinas de acero, los carros permanecen estacionados, las escuelas cierran sus puertas, los niños ya no alborotan los barrios con sus gritos y juegos del recreo, la poca gente que deambula enmascarada y triste por las solitarias calles, lo hace como escondiendo un misterio.
La urbe se ha vaciado, parece dormir un sueño apabullante, lleno de melancolía, esporádicamente escapan rumores confusos de los aposentos en los que se guardan temerosas las mujeres, reclamando por las condiciones en las que deben padecer el hacinamiento forzoso, dentro del hogar se tienen que soportar las tensiones familiares de la estrecha convivencia obligatoria que nos ha impuesto este minúsculo ser, salido del infierno y que nos tiene en jaque mate.    

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