DOS CARAS
Es más
peligroso el enemigo cobarde, el camuflageado, aquel que se cubre con la
máscara de la bondad, pero que lleva el puñal oculto para asestarlo cuando
menos esperas, ese que te adula con loables verbos, ese que te halaga con
frases que te seducen a confiar en su “sinceridad”.
Ese que te
sonríe con hipócrita rostro de complacencia, ese que con una mano te da y en la
otra guarda el veneno para luego; desconfía de aquel que con facilidad te
abraza con el cuerpo, pero te maldice con el alma en silencio, ese que dice
servirte y quererte con insistencia y dulces palabras, pero en el fondo te
tiende la trampa, no te fíes de su boca lisonjera, apártate de sus falsas
caricias, aléjate de sus consejos, desconfía de sus caravanas, no tomes en
cuenta sus alabanzas.
Duda de ese
que te dice verdades mezcladas de mentiras, te da un postre envenenado, te
presenta cosas bellas adornadas con flores, nobles sílabas pronuncian sus
labios, pero detrás soslaya su odio, su envidia y su desprecio por ti, jamás
destapara ni su vileza ni su ruindad, su lengua es una estafa.
Preferible
un enemigo abierto, directo, declarado; que una alimaña de esos que tienen dos
caras.
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