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No me puedo fugar de su magnetismo, ni escapar de sus redes,
quisiera ahuyentarme con solo apagarla, más me perseguiría a donde quiera que
fuere, sé que me espera atenta, si no aquí, será allá en la tienda, en el
cajero, no me suelta ni yo a ella, me hice dependiente, en cierta forma me
tiene capturado, preso en los barrotes de la tecnología, sabe más de mí que mi
madre y ahí está, dispuesta a abrirse y dejar al intruso penetrar y recorrer
sus vertientes, sus escondites, su magia, sus deleites, sus consejos, sus
conocimientos.
Si no fuera por ella, otro sería mi mundo, ella llena los
vacíos, es sabia, maestra, interesante; pero es muy exigente, muy demandante y celosa;
no le gusta que me distraiga con libros, con gente, con actividades en las que
no esté ella de por medio; es posesiva, me tiene atado, ligado, amarrado,
sometido.
Creí que era yo su dueño, pero me engañaba, ella se apoderó
de mí. Me di cuenta que había perdido no solo la batalla sino la guerra, me
habían derrotado sin siquiera conocer a mi enemigo. No había cobrado
consciencia del dominio que ella ejercía
en mí, poco a poco, vino creciendo mi adicción, ya entonces controlaba mi
agenda, mi horario, dictaba mis deberes, decidía que iba a hacer, yo cumplía
sin chistar, me convirtió en su esclavo, un criado fiel bajo su sombra y a su
servicio, me volví un adepto a su amo.
Todo el tiempo interviene con mi anuencia en mi intimidad,
le endosé mi voluntad con los ojos cerrados, dada la confianza que da la fe ciega,
firmé un cheque en blanco al portador. Le había confesado todos mis secretos sin
reserva: mis gustos, preferencias, debilidades, tendencias, fortalezas,
recuerdos, pensamientos, vicios, temores, desviaciones, aciertos, errores,
locuras; todo lo tiene ella a la mano, al portador, mis actas, mis
credenciales, mi identidad, yo mismo repetido infinitas veces.
¿Había vendido mi alma al diablo? No lo sé, fui sincero,
vertí en su biblioteca hasta lo que ya olvidé, ahí quedó mi historia, mis penas
y fatigas, mi amores y mis decepciones, mis argumentos, mis defensas, la huella
de mi paso por este mundo.
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