EXISTENCIA
Qué más da si nunca existí, de todas maneras siempre estuve condenado
a morir, ya nada me extraña que un día de estos resulta que todo fue falso, una
simple ilusión abstracta que se mece en la nada, quizá lo mejor sea por fin
descansar en paz.
A cada momento se ha estado aproximando el fin de la vida y
el comienzo de la muerte, destino de todo lo viviente, ¿no es acaso un absurdo?
El temor a dejar de existir corroe al hombre, todo ¿para qué?
Un verdadero sin sentido, el tiempo corre sin jamás detener su torrente de
instantes que, como en catarata permanente va perforando la realidad en orden
cronológico.
Si miro hacia atrás, nada ha quedado, los hechos se fueron
en el hoyo negro del pasado, solo los libros escritos guardarán por un leve
tiempo la historia taladrada con efímeros testimonios siempre tendenciosos,
terminarán borrados por el soplo de los vientos del vacío.
Los recuerdos, hechos añicos por el olvido; las certezas,
descuartizadas por la razón; los dioses, sepultados por la ciencia; la fe,
diluida por la filosofía; las religiones, destrozadas por la decepción; y yo solo y abandonado en la incertidumbre del fondo de la nada.
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