PREJUICIOS (Del PRIAN)
¡Hemos de
demostrar a como dé lugar que nuestro odio al enemigo está muy bien
fundamentado, la contundencia de las pruebas es irrelevante ya que en este
caso, el fin justifica los medios. La
maldad de nuestro enemigo a someter y vencer, queda así fuera de duda; a quien
anteponemos, para denigrarle, toda clase de calumnias para condenarle, aunque
ello suponga tergiversar la razón lógica, si es que alguien saliere en su
defensa, para eso hay trucos y sofismas engañosos, que utilizaremos contra la
imagen de nuestro enemigo, sea este un líder o una corriente ideológica, buscaremos,
hallaremos e inventaremos vicios y defectos de todo tipo para descalificarle.
La meta es
destruir al enemigo a quien consideraremos incapaz y perjudicial para nuestros
intereses, habremos de desprestigiarle por todos los medios lícitos e ilícitos,
a nuestro alcance.
A este enemigo,
blanco de nuestra repulsa y virtual víctima de nuestro juicio, no daremos
tregua para su condena, ningún argumento en su defensa será tolerado, sin
misericordia le atacaremos, sin piedad lo destruiremos, haciendo uso de
cualquier maquiavélica estrategia para doblegarlo.
Recurriremos
a toda clase de artimañas para reunir potencia en su contra, usaremos tácticas
para provocar división en sus filas, herirlo en sus partes más débiles, nos
atreveremos a tergiversar circunstancias, haremos uso de falsos testimonios, de
falsas banderas, recurriremos al chantaje, a la mentira y al crimen si es
necesario, para hacer acusaciones y señalamientos, con tal de dañar al objetivo
de nuestro odio legendario.
Jamás
daremos nuestro brazo a torcer, no tendremos contemplaciones, ninguna
tolerancia, nunca mermaremos nuestro feroz ataque hacia su figura, no
descansaremos hasta hacerle morder el polvo en su derrota, lo denigraremos
hasta la ignominia, más le valdrá no haber nacido y nosotros estaremos
celebrando al verlo sucumbir bajo nuestra bota despótica!
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