lunes, 7 de diciembre de 2020

MNEMOTROFIA

 

MNEMOTROFIA

Había acumulado en su memoria millones de datos, títulos, nombres, apellidos, cifras, eventos y toda clase de información científica; ecuaciones, fórmulas químicas y físicas, sustancias, elementos, marcas, el etcétera era interminable; sabía que ahí estaban o al menos que ahí estuvieron, quizá sin etiqueta, sin acomodo, dispersos, sin clasificación, sabía que habían entrado en su bodega de recuerdos, pero ahora ya no los hallaba, estaban perdidos y en un maremágnum enredados. No podía siquiera seguirles la huella desde alguna consola que le indujera a encontrarlos.

Había leído cantidad de artículos, capítulos enteros, libros completos, volúmenes enormes de historia y de muchas materias, resúmenes, escritos, textos trascendentes de los más importantes autores, de los más egregios filósofos; el problema era ahora, cómo encontrarlos en aquel desordenado cúmulo de comunicados.

A veces los necesitaba con urgencia, pero no respondían a sus reclamos, huían como espantados cuando los evocaba, apellidos antes tan familiarizados con su acervo cultural, se escondían en los sitios más recónditos de su cerebro.

Entre aquel montón de conceptos, definiciones, explicaciones y descripciones extraviadas se debatían inútilmente con el olvido, era como un pescador que intentaba con anzuelo sin carnada esperar que picara ese refrán, esa abstracción, esas palabras que algún día había guardado y ahora no llegaban a sus labios.

Con frecuencia, cuando había pasado la urgencia, de pronto aparecían los datos, confirmando que siempre habían estado en aquel inventario de confusiones.  ¿Cómo corregir ese almacén de información? Era como si hubiese encargado al olvido la gerencia de la biblioteca que yacía en su cabeza.

Recurrió a métodos de rescate de la memoria, siguió los consejos de los expertos, limpio los estantes de basura, intentó catálogos cronológicos, pero los huecos seguían surgiendo, hasta que optó por callar, por dejar que aquello se asentara y barrer la información, al fin – se dijo – todo quedará perdido, cuando no vuelva a despertar.     

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