EL ALMA ERRANTE
Quiero vivir
le suplicaba al Destino una alma errante, pero sin pasar por todos los avatares
que el tiempo dispone desde la concepción hasta la muerte, tampoco quiero
transitar ni por la sufrida niñez ni por la juventud sin equilibrio y menos por
la responsabilidad del adulto, nunca por la triste soledad de la vejez.
Quiero tan
solo tomar una cápsula donde se resuma toda la experiencia de un solo golpe y
no poco a poco y lentamente como lo han hecho desde siempre los pobres seres
humanos.
El Destino
sacó de una bolsa un concentrado de la vida extendiéndolo al alma errante: toma
toda la vida en un solo instante.
El alma
errante la tragó sin contemplaciones y agradecida se perdió entre la bruma.
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