lunes, 18 de mayo de 2020

APAGÓN


APAGÓN

Aquel amigo altanero, alevoso, iracundo, colérico, avaro, codicioso, espléndido, noble, incongruente, vicioso, zángano, timorato, generoso y contradictorio; un puñado de virtudes y defectos en extraña mezcla,  ¡agoniza!

Mucha melancolía embarga el alma al verlo caer de su pedestal de cartón, ofrecía siempre brindis de amistad del que muchos se aprovechaban, casa de puertas abiertas, refugio de soledades, ha partido para siempre el reflejo de quien fue referencia anecdótica de estrambóticas andanzas.

Vaquero de feria, jinete de palo, héroe de carpa, marchante de pueblo, paliacate doblado, uña de gancho, extractor nasal, flema raspada, baba escurrida, humareda flameada, muchacho entrañable, joven decrépito, botas de aserrín, pantalla continua, anarquía extrema, basura de adorno, sabio modesto, fibra suculenta, adiós queridísimo amigo.

Compañero de campaña, aventurero perdido, bolos de arroz, junta de veredas, sillón roto, lento y violento, saliva de azúcar, sal de las tardes, dueño de nada, tiempo tardado, desperdicio de saludos.

Félix, el que casi iba a,  el que nunca llegó a, el por poco, el ya mero, el auténtico, el caprichoso, el que siempre estaba ahí, el que esperaba la llegada de los visitantes, el de memoria prodigiosa, el de las frases extravagantes, el antes di que existo, el del andar perdonando vidas, eso que ni qué.

Se apagó paulatinamente con silencioso lamento, pidió pista, descanse en paz.        



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