viernes, 11 de enero de 2013


LA REPUBLICA

Platón lo explica con claridad en su diálogo “La República” al comparar y equiparar al hombre con la sociedad a la que pertenece. El individuo como célula fundamental del estado.

La ley de la hologramología, evidente en la información genética, contenida en el ADN de la célula, permite que de la parte se integre el todo.

La semilla contiene toda la información necesaria para generar la planta.
Así, afirma Platón, el hombre contiene la información de su sociedad, la parte y el todo se corresponden estrecha y mutuamente. Aceptando esto, tenemos que lo que ocurre en el individuo sucede en la escala de lo social.

Un hombre que padece cierta alteración en su homeostasis, equivale a una consecuencia provocada por indeterminada causa. Presenta un padecimiento, una enfermedad. Cuando intentamos un diagnóstico de su estado de salud, percibimos a través de indicadores que su cuerpo refleja alteraciones en su armonía, que debiera obedecer parámetros normales.

Así, con el termómetro medimos la temperatura, con el baumanómetro la presión sanguínea, con los rayos x observamos el interior del cuerpo, con el microscopio podemos ver la composición de las biopsias, de la sangre, de la orina, de las heces fecales, de la saliva, la mucosa, etc. Contamos además con sofisticadas técnicas de investigación analítica, como tomografía computarizada,  ultrasonido, resonancia magnética, etc.

Diagnosticada así la enfermedad, podemos paliar sus consecuencias, haciendo que el cuerpo aparente recuperar su normal des-equilibrio, pero una vez pasado el efecto de estas enmiendas, remiendos, parches o remedios efímeros; los síntomas volverán a presentarse y la enfermedad se manifestará con el mismo o mayor rigor.

Solo yendo a las causas que provocaron estos efectos, se logran eliminar las enfermedades; en el individuo generalmente los motivos que producen los padecimientos se encuentran en el ámbito de lo psicológico, por lo que es aconsejable buscar también por ahí, la solución del problema. Traumas, frustraciones, angustias, presiones sociales, fracasos, derrotas, impresiones fuertes, debilitan y hacen inseguro el camino de la persona, son causa de dolencias y disfunciones somáticas.

Lo primero que se ve afectado en el individuo es su sistema inmunológico, las defensas se abaten, es decir los leucocitos o glóbulos blancos, los linfocitos pertenecientes al sistema linfático, también. Desde luego que no  todas las causas de las enfermedades tienen su origen en el área psicológica, puesto que también intervienen factores hereditarios, intoxicaciones involuntarias, accidentes, etc.

El mismo desgaste entrópico puede devenir en enfermedad, es normal en la vida del hombre que con la edad la vitalidad disminuya, periódicamente se hacen presentes: epidemias de gripe, dengue, paludismo, influenza, diarreas; tifoidea y otras infecciones constantemente acechan a los organismos vivos.

Existen enfermedades que no son fáciles de aliviar, como sí lo son relativamente las anteriores, a base de antibióticos, éstas son trastornos muchos más complejos, que involucran el funcionamiento general de la persona.

Son las llamadas enfermedades auto inmunes, como la esclerosis múltiple, el SIDA, el lupus, el cáncer, la artritis reumatoide y otras más.  Hay también las que se caracterizan por una deficiencia en el funcionamiento de un órgano, como la diabetes, donde las células beta del páncreas suspenden a elaboración de insulina, hormona indispensable para la generación de energía en las mitocondrias celulares.

Regresando a Platón y su teoría holográmica entre la parte y el todo, es posible deducir que así como es en el individuo es en su sociedad.

Diagnóstico Social

La sociedad al igual que el individuo, padece trastornos que se manifiestan en síntomas de desbalance homeostático, conforme al criterio platónico del paralelismo entre ciudadano y estado.

Las enfermedades de la sociedad se hacen evidentes en un análisis medianamente aplicado a nuestra realidad histórico clínica: terrorismo, proliferación de grupos criminales organizados en carteles, producción, tráfico y distribución de drogas “deliberadamente prohibidas”, delitos de toda índole como: asesinatos, secuestros, violaciones, torturas, asaltos, robos, extorsiones, violencia en general.

Otro tipo de enfermedades que padece la sociedad son: pobreza con todas sus caras, como: hambre, desnutrición, ignorancia, suciedad, debilidad;  concentración de la riqueza, pésima justicia, corrupción en todos los niveles e impunidad; estas última debemos catalogarlas como enfermedades sociales auto inmunes, las más nefastas, ya que siendo órganos pertenecientes al sistema de defensa del estado, atacan a la sociedad, la traicionan.

Sistemas

Se entiende por sistema a un conjunto complejo de elementos que inter actúan. De acuerdo a esta definición tanto el individuo como la sociedad son sistemas que funcionan como tales. Para comprender sus mecanismos, es necesario conocer la relación existente entre sus elementos, que a su vez son subsistemas. No hay entonces, nada completamente aislado, las sociedades son interdependientes dentro de un sistema global.

Mundialización

El acelerado proceso de globalización experimentado por nuestra civilización, tiende a unificar los subsistemas dispersos y someterlos a uno solo, en términos económicos, culturales y políticos. De facto, este fenómeno de mundialización tiene sus inicios en tiempos remotos, en los cinco continentes. El afán de dominio y conquista por parte de los diferentes imperios regionales, ha sido característico de nuestra historia.

Hoy en día casi la totalidad de los pueblos de la tierra, mantienen relaciones entre sí, el sistema monetario internacional deja sentir su hegemonía en todo el planeta, el sistema económico capitalista neoliberal, promovido por el consenso de Washington, cubre a la humanidad entera.

Un sistema basado en perseguir como objetivo primordial las ganancias financieras, la utilidad bursátil, el beneficio monetario, la especulación mercantil y por lo tanto, fomentando el consumismo, la incitación a la demanda, exaltando la competencia, fustigando los mercados mediante la publicidad, etc. Dejando de lado al ser humano de carne y hueso y a su dignidad, al que tiene nombre y apellido, al ciudadano en general.

Este pensamiento es causa de muchos de los males que padece la sociedad humana. Enfermedades del planeta, como el calentamiento mundial, la contaminación atmosférica; la de aguas de ríos, lagos, freática y de los mares, los desechos tóxicos acumulados en los enormes basureros urbanos, la deforestación, la depredación de la naturaleza en general; provocadas todas por el afán de lucro, requisito sin ecua non del sistema que nos rige internacionalmente.

Percepción

Los elementos y los subsistemas se van enlazando en relaciones jerárquicas hasta formar el sistema que abarca la totalidad, así que no podemos aislar por completo ningún componente, ningún subsistema de la fórmula que les eslabona con el todo.

Regionalizando y aterrizando las cosas en nuestro medio inmediato, podemos concluir que todas las instituciones, consejos, secretarías, congresos, poderes, etc. están amarrados y unidos a una jerarquía real y a otra aparente.

El sistema manipula al pueblo y lo hace, apoyado a través de los medios masivos de información, manteniéndole el mayor tiempo posible como pasivo espectador de torneos y campeonatos deportivos interminables que se van encadenando sin tregua, para concentrar la atención en ellos, fomentar el consumismo, promover la enajenación, distraerlos de su papel de ciudadanos responsables de su soberanía.

Causas

Enfocando la atención hacia el origen de las enfermedades sociales antes enunciadas, para primero detectarlas, luego evaluarlas y posteriormente destruirlas; no solo para modificarlas o reformarlas; debemos extirparlas de raíz para que no regresen, de lo contrario solo es el equivalente a un paliativo, es como cambiar de autoridades sin modificar radicalmente el sistema.

Existe un común denominador que enlaza las causas de los males sociales ya diagnosticados; es el poder que representa la riqueza, la superioridad, las propiedades, la soberbia, la vanidad, el mando y la hegemonía sobre aquellos que, lo único que poseen es su fuerza de trabajo.

Existen evidencias que prueban que cúpulas sociales han creado y fomentado históricamente, ciertas enfermedades para inducir de modo artificial la demanda de ciertos medicamentos, para beneficio de los laboratorios que las producen. Provocar males pata vender los remedios.

Instigar antagonismos entre pueblos, azuzar los nacionalismos chovinistas para generar guerras y comercializar armas para ambos bandos.  Previo a la Primera Guerra Mundial y anticipándose a que las clases proletarias se unieran en la Internacional Socialista, se fomento el jingoísmo o patrioterismo exacerbado, para disponer a los pueblos a las luchas por la defensa de las naciones burguesas.

Critica

Investigaciones sobre lo que, al carácter del hombre, hace la industrialización, sea del signo que sea, reflejan la enajenación humana. El efecto que la presión contemporánea ejerce sobre la salud mental de las personas que viven a ella sometidas, es devastador.  El hombre es un producto de la organización social, la necesidad de identidad es tan vital e imperativa, que el individuo no podría estar sano, si no pudiese satisfacerla al menos parcialmente.

La identificación con una estructura orientadora, con un esquema ideológico e incluso con una creencia en algo sobrenatural que dé sentido a la existencia, es aprovechada por el sistema, para la manipulación inconsciente  La salud mental se caracteriza por el desarrollo de la objetividad y la razón; el sujeto alienado es incapaz de soportar el peso de la libertad y la independencia, intenta huir hacia ataduras artificiales que le dan sensación de pertenencia, de arraigo y vinculación.

El Capitalismo enferma, crea hostilidad y recelos que convierten al hombre en un instrumento de uso y explotación, que lo priva de sentimiento de sí mismo, lo convierte en una autómata. El hombre de hoy está condenado a ser un neurótico a causa de la constante frustración de sus instintos inhibidos por la sociedad.

La sociedad y la economía deberían existir para el hombre y no éste para ellas. El sistema convierte al individuo en un apéndice suyo. El mercado es la base de la formación de las relaciones humanas en la sociedad capitalista. En esta rebatiña por el éxito, se destruyen las reglas de la solidaridad humana y se enaltece la competencia, ahora convertida en  competitividad, en donde solo el más astuto gana y todos los demás pierden. Aquí, toda actividad tiene como objetivo final la máxima ganancia posible, es la única lógica que impera.

Ser utilizado, ser usado, es ser empleado para fines ajenos, para el logro del  objetivo del patrón, que es la más grande ganancia posible. El capitalista manda, aprovecha a la persona que, lo único de que dispone es su fuerza vital, su destreza constructiva.

Las cosas están por encima del hombre. Consumir desaforadamente para satisfacer necesidades artificiales, estimuladas por nuestra actual economía.
El gigantesco estado y el sistema económico ya no están controlados por el hombre ¿funcionan por sí mismos?  Lo defienden sus abanderados neoliberales como a un sagrado monolito, pero sabemos que atrás, está la mano siniestra que mece la cuna, la Reserva Federal.  

La relación del hombre con sus semejantes, es la de máquinas vivientes que se utilizan recíprocamente, el individuo no se mueve por solidaridad sino por intereses egoístas, como el sistema del que es un ínfimo engranaje.

La finalidad del estudiante, del desempleado es venderse a buen precio en el mercado de trabajo, ganar aprobación y evitar el rechazo, no sentirse distinto a los demás, el individuo renuncia a sí mismo, para convertirse en parte del rebaño.

El trabajo convertido en  un medio para ganar dinero y no una actividad humana con sentido en sí misma. Medios y fines confundidos.

La Democracia nace viciada de origen, puesto que la sociedad tiene enormes desigualdades de ingresos y posibilidades entre sus miembros, por eso, el sufragio universal no resuelve los problemas que plantea este ideal político. ¿Cómo pueden las personas expresar “su voluntad” si no tienen convicciones propias, si son autómatas enajenados, cuyos gustos, opiniones y preferencias son manipuladas y condicionadas por los grandes medios masivos de información?

Usan la televisión para promover personalidades políticas, lo mismo que para anunciar una pasta de dientes, lo que importa son los resultados de las votaciones. Mediante la insistente  e incesante repetición de una consigna, evitan la argumentación reflexiva y el despertar crítico de la gente, haciendo que los esclavos amen su servidumbre.

La Democracia no puede funcionar en una sociedad alienada, porque en esas condiciones el individuo no tiene ni convicciones propias ni voluntad, solo opiniones reflejas, aversiones, preferencias inducidas y prejuicios irreflexivos.

Propuesta

La creciente dificultad para ganarse la vida, absorbe cada vez más a las masas en preocupaciones materiales inmediatas y hace que lo demás temas parezcan sombras.

La finalidad de la vida es el despliegue de las potencias creadoras del hombre; la finalidad de la historia, es la transformación de la sociedad, en un estado gobernado por la verdad y la justicia.

El primer acto de desobediencia, fue el primer acto de libertad, el hombre tiene que darse nacimiento a sí mismo, su total humanización. La sociedad sin clases, gobernada por la razón y la fraternidad será el comienzo de un mundo nuevo. La falta de fe en el hombre, permitió que el autoritarismo indujera a las masas a crear fetiches, ídolos y dioses.

Hacer creer al trabajador que el es también dueño, empresario activo y participante en el sistema capitalista, es una estrategia maquiavélica para confundir la propiedad de un anafre, una bicicleta o un montón de cachivaches con la de los grandes magnates poseedores de riqueza ofensiva que desquicia toda sensatez.

La energía física del hombre se ha convertido en una mercancía, en una cosa, para actuar consecuentemente en este régimen neoliberal capitalista, el hombre tiene que obedecer, adaptarse a una organización sometida a una rutina enajenante. Una de las formas de sufrimiento mental, es el tedio, el no saber qué hacer ni de sí mismo ni de su vida. El miedo a morir de hambre hace aceptar todas las condiciones, por indignas que sean.

El sentimiento de infelicidad y disgusto en el trabajo, no puede ser reprimido, así lo evidencia la experiencia psicoanalítica.

En el capitalismo, la finalidad del hombre se reduce a tener éxito, venderse en el mercado del modo más provechoso posible, la felicidad se identifica con el consumo de mercancías más nuevas y mejores.

¿El hombre ha muerto? Debe impedirse que el móvil de la ganancia oriente la producción en direcciones socialmente perjudiciales. La burocracia  tiene poca iniciativa, es su carácter mecánico, de ella no podemos esperar nada; por todo lo anterior es urgente implementar formas internacionales de cooperación y planificación económica, modelos justos de colaboración e integración universales, todos vamos en la misma nave.               
 

            
  



          
                 

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