CONCLUSIONES
La razón por la que el sistema económico y político prohíbe las
drogas, es porque su consumo, pone en su lugar las ambiciones estimuladas
por el sistema, es decir las paraliza.
El motor de la economía de mercado, es la perenne insatisfacción del público incitada
al consumo
irrestricto, de lo que se ofrece.
Encontrando en estos paraísos mentales el júbilo, el regocijo, la
felicidad y el sosiego tan benéfico para la salud espiritual del hombre, éste
desiste de perseguir los paradigmas que el mercado, mediante la publicidad, le
oferta abierta o subliminalmente, a través de la moda, la televisión, los
anuncios y la imitación.
Los enteógenos son enemigos acérrimos de la industria, del comercio,
de la banca, de la institucionalización de la vida, sometida al incesante
bombardeo mediático.
Los enteógenos dosificados, llenan el vacío interior que abren las
religiones y que no llenan ni oraciones ni amenazas, así como tampoco
satisfactores frívolos y ostentaciones vanas.
El sistema económico ataca la sencillez, su enemigo encarnizado es el
simplismo de una vida rica en armonía interior, concordia con el mundo, vida contemplativa
y natural, que solo quiere disfrutar hedonísticamente del placer de existir.
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