martes, 1 de junio de 2021

CON LA PLUMA DESENVAINADA

 

CON LA PLUMA DESENVAINADA

Con la pluma desenvainada me dispongo a escribir lo primero que salte en mi mente enferma de dolor, de resentimiento y de locura.

No responsabilizo a nadie, ni a dios ni la suerte ni al destino, por mi desgracia.

Lleno  de rabia me hinco ante las piedras de los montes, pues no hay nada otro a quien reclamar ni implorar claridad y cordura.

No, ya no quiero excusas ni explicaciones, para qué bálsamos y consuelos; quiero fuego, relámpagos y truenos que conmigo despotriquen contra la taciturna indiferencia del universo.

La vida se ha declarado víctima de una macabra broma, el tiempo como un verdugo sin escrúpulos, el mundo que recibe toda clase de escupitajos de los más soeces engendros del demonio.

Me he reducido a condición ya ni de bacteria, no merezco siquiera ser una partícula de polvo, el cosmos me quedó holgado.

Los Animales de cualquier tamaño en su temblor lleno de inocencia avanzan hacia su último adiós con la misma prisa con la que arribaron,  sin jamás enterarse de a qué vinieron.  

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