martes, 16 de septiembre de 2014

EL ABANDONADO



EL  ABANDONADO  

Antes de dar prefiere recibir, que le amen primero y después compensará los cariños que le entreguen;  le duele entregar, le puede donar, su deleite es ser querido, su sueño ser preferido.

Le urgen manifestaciones de afecto,  exige en silencio ser consentido, busca a toda costa  ser aceptado, quiere amor gratuito, anhela aparecer en los sueños de doncellas, mozas, meseras, azafatas y cortesanas;  ser perseguido por hadas y princesas, colegialas y cabareteras, vírgenes y prostitutas, vedetes, edecanes y divas; no se entrega sin saberse deseado, se hartó de perder su corazón entre las piernas de mil sirenas.

Busca aprobación, se crece a los halagos, se ensoberbece con las sonrisas, siempre el centro, el foco de atención, el vértice donde coinciden todas las miradas, ahí estar, ahí permanecer; quiere ser objeto de caricias, de besos, de abrazos, como condición para entregarse al amor reciproco.

Quiere verse admitido con todos sus vicios y defectos, siendo incapaz de tolerar los de los otros; prefiere ser admirado que reconocer cualidades ajenas, tiene hambre de amor, infinita sed de cariño; pero es incapaz de dar un solo beso limpio, desinteresado y primigenio.

Así anda de calle en calle, buscando por bosques y desiertos quien lo quiera, lo admire, lo alabe, lo acaricie, le de placer; nunca dá nada sino recibe primero, se reserva para no perder una sola gota de sí, se siente tan pobre y tan vacío, tan seco y miserable, que prefiere retraerse en su madriguera y llorar su soledad.

Observa con avidez alrededor, intenta adivinar ¿Quién puso su mirada en él? ¿Quién en silencio lo observaba enamorada? -¡Nadie! Nunca hubo quien distrajera su atención para fijarla en su rostro suplicante.

Sueña- a veces -que es amado, que es el ídolo de multitudes, que lo tienen como ícono en un altar de héroes, guía de masas, adonis de fanáticas que lo siguen a todos lados, sueña ser el salvador de las abandonadas, el guardián de las olvidadas, la inspiración de Dulcineas y Julietas, el antojo de Lucrecias y Ninfas, el pecado de Magdalenas y Sandras; pero se resiste a despojarse del orgullo,  incapaz de amar sin ser amado, de besar sin ser besado, no sabe querer sin primero ser querido.

Por eso vive  desintegrándose en esa cueva, ¡solo y abandonado!        

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