¿DEMOCRACIA MEXICANA?
La legendaria y
tradicional injerencia e intromisión del gobierno de USA en México es
innegable, ha sido desde que esa nación se independizó de Inglaterra en el
Siglo XVIII y la sumisión de los gobiernos mexicanos, ha quedado grabada en los
anales de la historia.
La máxima, América para
los americanos o la famosa Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, siguen con vigencia reinando al sur del río
Bravo. El despojo de más de la mitad de nuestro territorio, (Tratados de
Guadalupe – Hidalgo) es una afrenta que no termina de cicatrizar en muchos de
los patriotas genuinos mexicanos, a quienes duele la arrogante conducta de los
gobiernos de USA. Recordemos que su bandera ondeó en el Palacio Nacional en
1848.
Traigamos a la memoria la
famosa carta del Secretario de Estado de USA. Richard Lansing que en 1924
contesta, a la pregunta de la conveniencia de poner a un Presidente
estadounidense en México, lo siguiente:
“México es un país
extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo
hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la
Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a
la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes
mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el
esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en
el respeto del liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores
competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes
y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados
Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán
mejor y más radicalmente que nosotros”.
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En congruencia con esta corriente
política, los subsiguientes gobiernos
mexicanos, han continuado con el plan a largo plazo; en estos aciagos tiempos
de traición y servilismo de quienes se dicen nuestros gobernantes, el
entreguismo traidor no cesa.
Desde Santa Anna, pasando por los tratados de Mc’Lane- Ocampo en
1859, la indirecta intervención de USA
en la Revolución Mexicana, facilitando armamento a una u otra facción, según
sus intereses, arropando el golpe de estado de Victoriano Huerta y luego
ayudando a Carranza para destituir al usurpador y así secularmente, todos
nuestros gobiernos, antes de empezar su gestión, han sido aprobados por
Washington.
México ha abierto sus venas como lo explica
Eduardo Galeano y la inversión extranjera ha invadido nuestro país de acuerdo a
esas doctrinas avasalladoras, dictadas desde USA. La penetración silenciosa no
se ha detenido, a todo lo largo del Siglo XX se fortaleció la dependencia hacia
el vecino del norte; el que fuéramos un país autosuficiente, con súper habit
alimentario, hasta los 70`s, no era conveniente para el imperio, habría que
hacerlo dependiente en esta vital rama económica y con su eficiente estrategia
bursátil, ordenó por áreas geográficas, qué materias primas debería producir
cada región de nuestra Latinoamérica: sólo café, coco, plátano, mango, cobre,
estaño, oro, gas, petróleo, etc. con el objeto de bajar los precios de estas
materias y condenar a los países a una dependencia eterna, para su
dominio.
La consecuencia de esta maquiavélica
estrategia fue que se dejaron de cultivar muchos productos agrícolas, que
completaban la dieta de los pueblos, para consagrarse a la exclusiva producción
para un mercado globalizado. Las
dictaduras de América Latina se fortalecieron con el aval y beneplácito de USA,
todo aquel movimiento subversivo nacionalista, fue aplastado por izquierdista,
rojo o comunista.
El tiro de gracia lo dio USA a través de Miguel de La Madrid, que con su equipo de pupilos tecnócratas
sodomitas, ex alumnos de las Universidades Estadounidenses referidas por
Lansing, siguieron las instrucciones del neoliberalismo. Dio la puntilla al
agro mexicano el TLC. La abyecta
privatización efectuada por el Carlos Salinas de las empresas paraestatales,
penetradas por una deliberada corrupción; los aberrantes crímenes sucedidos, entre estas
sórdidas mafias homosexuales, casi acaban con la patria.
Tienen el descaro de atosigarnos todo el
día con slogans que intentan convencer, que la grandeza de un país, se mide por
la participación de su gente; invitando a la población a votar, cuando sabemos
que el dedazo sigue con la misma virulencia y que el pueblo continúa sin ser
tomado en cuenta para nada.
En las últimas elecciones para la
Presidencia de la República llegó el Vicepresidente de USA, Joe Bayden, para
entrevistarse con los candidatos, los tres acudieron muy bien arreglados a la
entrevista con el gran elector, para ver que ofrecían cada uno de ellos; se
inclinó por Peña. El dispendio de la
parafernalia electorera para legitimar al régimen seleccionado, fue el epílogo.
En todos los medios, noticieros y programas
se habla sin excepción del desarrollo económico y de las reformas que el país
“necesita” para atraer las inversiones extranjeras que nos harán crecer,
objetivo axiomático que debemos y tenemos que perseguir sin excusas.
Cuando la clase política que se ha
apoderado de las decisiones trascendentes de México, usa su firma para entregar al capital
extranjero la riqueza nacional, es hora que el pueblo soberano aplique el Art.
39.- constitucional que reza: La soberanía nacional reside esencial y
originalmente en el pueblo. Todo poder dimana del pueblo y se instituye para
beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de
alterar o modificar la forma de su gobierno.
La independencia de los poderes es otro
pendiente que toca arreglar. Ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación el
pueblo representado, no por diputados y senadores, sino con ciudadanos comunes,
demanda ante el supremos tribunal de la nación, el delito que cometen en su
nombre, entregando los bienes que no son de su propiedad, rematando tierras,
vendiendo costas, concediendo explotaciones mineras, cediendo lo que no es de
ellos, traicionando el espíritu de la Carta magna.
Ahora se proponen entregar el resto, la
riqueza petrolera sin tener derecho a hacerlo, por lo que es urgente acudir
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y demandar a estos políticos por
usurpación de derechos, como también nulificar todos los tratados, convenios y
contratos que se han hecho con los bienes de nuestra patria.
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