lunes, 15 de septiembre de 2014

¿DEMOCRACIA MEXICANA?



¿DEMOCRACIA  MEXICANA?

La legendaria y tradicional injerencia e intromisión del gobierno de USA en México es innegable, ha sido desde que esa nación se independizó de Inglaterra en el Siglo XVIII y la sumisión de los gobiernos mexicanos, ha quedado grabada en los anales de la historia.

La máxima, América para los americanos o la famosa Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto,  siguen con vigencia reinando al sur del río Bravo. El despojo de más de la mitad de nuestro territorio, (Tratados de Guadalupe – Hidalgo) es una afrenta que no termina de cicatrizar en muchos de los patriotas genuinos mexicanos, a quienes duele la arrogante conducta de los gobiernos de USA. Recordemos que su bandera ondeó en el Palacio Nacional en 1848.

Traigamos a la memoria la famosa carta del Secretario de Estado de USA. Richard Lansing que en 1924 contesta, a la pregunta de la conveniencia de poner a un Presidente estadounidense en México, lo siguiente:


“México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”.

En congruencia con esta corriente política,  los subsiguientes gobiernos mexicanos, han continuado con el plan a largo plazo; en estos aciagos tiempos de traición y servilismo de quienes se dicen nuestros gobernantes, el entreguismo traidor no cesa.

Desde  Santa Anna,  pasando por los tratados de Mc’Lane- Ocampo en 1859, la  indirecta intervención de USA en la Revolución Mexicana, facilitando armamento a una u otra facción, según sus intereses, arropando el golpe de estado de Victoriano Huerta y luego ayudando a Carranza para destituir al usurpador y así secularmente, todos nuestros gobiernos, antes de empezar su gestión, han sido aprobados por Washington.

México ha abierto sus venas como lo explica Eduardo Galeano y la inversión extranjera ha invadido nuestro país de acuerdo a esas doctrinas avasalladoras, dictadas desde USA. La penetración silenciosa no se ha detenido, a todo lo largo del Siglo XX se fortaleció la dependencia hacia el vecino del norte; el que fuéramos un país autosuficiente, con súper habit alimentario, hasta los 70`s,   no era conveniente para el imperio, habría que hacerlo dependiente en esta vital rama económica y con su eficiente estrategia bursátil, ordenó por áreas geográficas, qué materias primas debería producir cada región de nuestra Latinoamérica: sólo café, coco, plátano, mango, cobre, estaño, oro, gas, petróleo, etc. con el objeto de bajar los precios de estas materias y condenar a los países a una dependencia eterna, para su dominio.    

La consecuencia de esta maquiavélica estrategia fue que se dejaron de cultivar muchos productos agrícolas, que completaban la dieta de los pueblos, para consagrarse a la exclusiva producción para un mercado globalizado.  Las dictaduras de América Latina se fortalecieron con el aval y beneplácito de USA, todo aquel movimiento subversivo nacionalista, fue aplastado por izquierdista, rojo o comunista.

El tiro de gracia lo dio USA  a través de Miguel de La Madrid,  que con su equipo de pupilos tecnócratas sodomitas, ex alumnos de las Universidades Estadounidenses referidas por Lansing, siguieron las instrucciones del neoliberalismo. Dio la puntilla al agro mexicano  el TLC. La abyecta privatización efectuada por el Carlos Salinas de las empresas paraestatales, penetradas por una deliberada corrupción;  los aberrantes crímenes sucedidos, entre estas sórdidas mafias homosexuales, casi acaban con la patria.

Tienen el descaro de atosigarnos todo el día con slogans que intentan convencer, que la grandeza de un país, se mide por la participación de su gente; invitando a la población a votar, cuando sabemos que el dedazo sigue con la misma virulencia y que el pueblo continúa sin ser tomado en cuenta para nada.

En las últimas elecciones para la Presidencia de la República llegó el Vicepresidente de USA, Joe Bayden, para entrevistarse con los candidatos, los tres acudieron muy bien arreglados a la entrevista con el gran elector, para ver que ofrecían cada uno de ellos; se inclinó por Peña.  El dispendio de la parafernalia electorera para legitimar al régimen seleccionado, fue el epílogo.

En todos los medios, noticieros y programas se habla sin excepción del desarrollo económico y de las reformas que el país “necesita” para atraer las inversiones extranjeras que nos harán crecer, objetivo axiomático que debemos y tenemos que perseguir sin excusas.

Cuando la clase política que se ha apoderado de las decisiones trascendentes de México,  usa su firma para entregar al capital extranjero la riqueza nacional, es hora que el pueblo soberano aplique el Art. 39.- constitucional que reza: La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.      

La independencia de los poderes es otro pendiente que toca arreglar. Ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación el pueblo representado, no por diputados y senadores, sino con ciudadanos comunes, demanda ante el supremos tribunal de la nación, el delito que cometen en su nombre, entregando los bienes que no son de su propiedad, rematando tierras, vendiendo costas, concediendo explotaciones mineras, cediendo lo que no es de ellos, traicionando el espíritu de la Carta magna.

Ahora se proponen entregar el resto, la riqueza petrolera sin tener derecho a hacerlo, por lo que es urgente acudir ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y demandar a estos políticos por usurpación de derechos, como también nulificar todos los tratados, convenios y contratos que se han hecho con los bienes de nuestra patria.    

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