lunes, 15 de septiembre de 2014

SERVIDUMBRE HUMANA



SERVIDUMBRE  HUMANA

Lógico y sensato fuese que quien requiere cuidados y medicamentos es el enfermo, aquel que cojea requiere muletas o bastón, el paralítico una silla de ruedas, el herido ambulancia, el abandonado consuelo, el solitario compañía, el rechazado bienvenida, el incomprendido paciencia, el deprimido aliento, el necesitado auxilio.

Ahí donde hay desorden, suciedad, descompostura, abandono; se necesita con urgencia, inteligente acción para arreglar tanto desperfecto; donde hay escasez y miseria, ahí habría que poner atención y acción para remediar el caos.

La economía debiera operar de manera compensatoria, a fin de restablecer el equilibrio, la simetría; sin embargo nuestro orgulloso sistema, tiende a favorecer al privilegiado y hundir al necesitado; a quien le sobra le da mucho más y al que carece de todo le quita aún lo que no tiene.

Irracional y absurdo es que los países pobres expulsen su mano de obra, su fuerza de trabajo, su juventud, su talento ahí donde se requiere con urgencia su presencia, su potencia, su creatividad; no obstante emigran hacia las áreas de opulencia, a las regiones ricas donde no hacen falta, donde van en calidad de esclavos, a sufrir vejaciones, discriminación, desprecio y explotación inmisericorde.

El hombre sano, fuerte, potente, musculoso, bien alimentado, exuberante, no necesita médico, ni alivio; no requiere atención ni premios, ni ayuda; pero ahí van los miserables a servirle, a ponerse a sus pies, a intentar  imitarle en su plenitud.

Así los pueblos centroamericanos y latinoamericanos en general, acuden encimados en la “bestia” abandonando sus tierras, sus mujeres, sus hijos, sus familias, también sus basureros, aquellos lugares a los que urge atención, limpieza, acomodo, orden, arreglo; para trasladarse a los países donde hay abundancia, orden, pulcritud y perfección.

Lo mismo ocurre en la relación de los pueblos africanos con Europa, de los lugares de miseria hacia los de opulencia, donde serán vituperados, perseguidos, capturados y repatriados.

¿Dónde se necesita acción y trabajo? ¿Dónde hace falta actividad?. ¿Donde todo está bien, levantado, concluido, satisfecho? o ¿Donde todo está derruido, tirado, mugroso, caído?    ¡Nuestra economía es absurda!  

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