martes, 16 de septiembre de 2014

EXPRESS



EXPRESS

Me plasmé en las palabras, dejé mis inquietudes en los textos; las letras fueron la herramienta con la que dibujé mis ser; practiqué el ensayo, intenté el poema, exploré el cuento, me atreví con el drama y la comedia e incursioné en la novela. 

Reconocí mi mediocridad en medio de genios que esparcieron su talento en mis lecturas, así hablé con dramaturgos extraordinarios, con poetas sublimes, con novelistas fantásticos, con cuentistas universales, con filósofos excelsos; también con editorialistas, corresponsales, periodistas y reporteros calificados.

Vivos y muertos sin distinción, personajes que atraviesan al tiempo con su obra, tal como una espada que raja la tela que separa el ayer del mañana, así su pensamiento trascendió las fronteras de la historia, como sus versos cruzaron la barrera de la muerte.  

Gigantes de la literatura que elevaron sus ideas por encima de los siglos, algunos de sus relatos han pasado los límites de los milenios; como la música de los grandes maestros, como el son de legendarios pueblos o el baile de arcaicas tribus.

Qué decir de las esculturas que arrancan en los museos los secretos encuentros con los dioses, monumentos y mausoleos donde bailan ninfas y  centauros al ritmo de la cítara, ahí las brigadas del Olimpo festejan con las hadas las delicias de la uva, hasta hoy en día.

Celebran arrobadas de inspiración sublime todas las musas, entre ellas me escurro gozando de sus mieles, cuando entre sus senos me recuesto.  Brillo desde ahora por mi ausencia, misma que vendrá tarde o temprano, no importa que mis intentos se desvanezcan pasado mañana, qué importa si el espacio que hoy ocupo, se vacíe en la nada fabulosa.

Aprendí a aplaudir la calidad y la pureza de lo auténtico, supe reconocer lo legítimo de lo usurpado, aprendí a distinguir la trampa y el engaño, supe admirar lo original y valeroso, nada pido, nada exijo, nada demando, nada dejo, ni siquiera un hueco, me voy satisfecho de haber intentado todo, pude dar más, lo sé; lo único que no me perdonaría, sería ser mal agradecido.




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