El MANZANO
La
corriente favorable para detonar nuestro desarrollo económico y llevar a México
a las grandes ligas internacionales, donde solo los colosos industriales miden
sus potencias, está aquí ahora y nuestros extraordinarios políticos lo saben, abordarán con astucia esta
magnífica oportunidad que la historia nos presenta.
Loa
grandes capitales ya se preparan para hacer llegar cuantiosas inversiones, para
la realización de magnos proyectos energéticos en el sector petrolero y
eléctrico, como ya también es el minero.
Las
empresas más importantes del mundo vendrán a colaborar con nuestro pueblo,
fielmente representado por el gobierno mexicano; démosles la bienvenida, están
por arribar nuestros flamantes socios, los que harán de nuestra patria una
nación de primer mundo; brindémosles todas las facilidades a nuestro alcance,
hagámonos a un lado, apartemos de su entrada obstáculos y estorbos legaloides.
Modifiquemos
nuestra Constitución, para que ésta no
sea una traba jurídica al perfecto funcionamiento de las compañías extranjeras
que nos harán el favor de incrementar el PIB, corporativos que nos dejarán
buenas comisiones, gracias a la
apertura y entrada de estas fabulosas
petroleras.
Dejemos
que se instalen libremente, cumpliendo con lo establecido en convenios
internacionales signados por nuestros ilustres mandatarios, tratados concebidos
para ayudarnos a salir de nuestro endémico retraso
Quitémonos
del camino y contemplemos en respetuoso silencio como escarban, como perforan, como
extraen y como se llevan lo que nosotros
no pudimos siquiera localizar.
Estemos
listos eso sí, pendientes cuando nos llamen a seguir sus instrucciones, cuando
haya que realizar el trabajo rudo y sucio, cuando haya que cargar, barrer,
limpiar, acomodar, apretar tuercas, ensamblar tubos o poner ladrillos.
Luego
podremos comprar las baratijas que nos
vendan derivadas de la petroquímica que será bien manejada por estos altruistas
extranjeros, siempre dispuestos a auxiliar a los países subdesarrollados como
el nuestro.
Seamos
optimistas y veamos con buenos ojos las reformas propuesta por el hermano
vecino del norte, ellos sí saben lo que hacen, ya se verá en unos años como si
era posible extraer más riqueza de nuestro subsuelo.
Nosotros
somos un pueblo profundamente corrupto, incapaz de salir adelante por propio pie, somos ineptos y haraganes, inútiles y buenos para
nada, nos lo han remachado hasta el cansancio ya no necesitan recordárnoslo
más; pero eso sí muy dignos y soberanos; el nacionalismo no da de comer, nos
dicen.
Seamos
realistas, con las nuevas reformas anunciadas por el joven analfabeta y casi
autista, a la cabeza del gobierno, nos vamos a beneficiar los mexicanos, aunque
sea poco.
Metafóricamente
hablando es como si tuviéramos un árbol lleno de manzanas, la fruta de abajo la
consumimos, no contamos con escalera para subir por las de arriba; nuestro buen
vecino al vernos frustrados en este apuro, no solo nos ofrece la escalera, sino
que además subirá por ella y por las ramas, para bajar hasta la última de las
manzanas; no contento con su gentileza, nos facilitará las cáscaras y los
gabazos; pero aún hay más, después promete nos venderá mermelada envasada a
crédito.
Es
inexplicable cómo todavía haya quien no vea en estas reformas la derrama de
beneficios que traerá la inversión extranjera directa, son esos espíritus
siempre opositores que, sin conocimiento, a todo dicen que no.
No
podemos substraernos a la espléndida globalización en la que estas
corporaciones llevan la batuta del mundo, movámonos al ritmo del norte, aceptemos
nuestra inferioridad y cuando todas nuestras reservas de hidrocarburos las
hayan agotado, quizá nos dejen en paz.
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